María Gabriela Vega, directora general de Salud Integral para las Personas con Discapacidad

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María Gabriela Vega nació con una discapacidad fisicomotora llamada artrogriposis, una condición que afecta sus extremidades superiores e inferiores, pero que de ninguna manera ha sido una barrera actitudinal para avanzar hacia el logro de sus objetivos.

A sus 49 años, esta originaria de Rubio, estado Táchira, asegura que ha cumplido parte de su proyecto de vida. “Desde que nací, he recorrido mucho camino, con altos y bajos. Quise salir adelante, estudié, en 1989 me gradué de abogado en la Universidad Católica del Táchira. Me siento satisfecha por todos los roles que ha cumplido en la vida: estudiante, mamá, trabajadora y mujer luchadora”, asegura Vega.

Durante su trayectoria, Vega ha puesto su profesión al servicio de las personas con discapacidad. En 2007, participó en las mesas de trabajo y recorrió el país para escuchar a las personas con discapacidad y crear todo el articulado que dio paso a la Ley para Personas con Discapacidad.

Actualmente es directora general de Salud Integral para las Personas con Discapacidad del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) y afirma que, desde ese espacio, se busca que las personas con discapacidad puedan tener una atención integral en salud verdadera, que se traduzca en vida saludable, en movimiento, en pensamientos tranquilos e inclusión.   

¿De qué manera nacer con una discapacidad ha condicionado su vida?

—Para mi es simplemente una condición tener la discapacidad. Me acuerdo que tengo una discapacidad cuando quiero tomarme un café y no puedo  acercármelo a la boca porque no tengo el pitillo para tomármelo. Cuando tengo que bajar o subir un escalón y me tienen que ayudar. En ese momento es que me acuerdo que tengo una discapacidad. Yo siempre he sido una mujer de mente muy amplia, he tenido un carácter bien duro, porque no es fácil tener la discapacidad. También corrí con la suerte de haber tenido unos padres maravillosos. Siempre tuve el apoyo de mi familia. Considero que para todas las personas con discapacidad es imprescindible el apoyo familiar. A uno sin apoyo familiar se le reducen muchas cosas. En mi caso, pocas veces me acuerdo que tengo la discapacidad.

Lo más importante es superar las barreras actitudinales que podamos tener. Crearse el proyecto de vida y ponerse una meta, e ir cumpliendo cada una de las fases para ver cristalizada la meta.

¿Qué mensaje le daría a las personas que tienen alguna discapacidad?

—Tenemos que dejar un poco el asistencialismo, y sacar a flote las capacidades que tengamos. Que no nos tropiece el andar con la discapacidad que tenemos. Invito a todas las personas a aprovechar la oportunidad de vida, de formación, de salir adelante. Creo que con fuerza de voluntad lo podemos lograr. La discapacidad no nos minimiza para actuar.