Buenos Aires, 5 de agosto de 2010 (OPS/OMS).- En el marco del primer Encuentro de Trabajo Conjunto en Estrategias de Control de la Inocuidad Alimentaria, funcionarios del Ministerio de Salud y responsables de las áreas de bromatología de todas las provincias, con el apoyo de la OPS/OMS, buscan mejorar el control de los alimentos en el país y reducir las enfermedades provocadas por los mismos.
El encuentro, que tuvo lugar el 4 de agosto en la Ciudad de Buenos Aires, estuvo presidido por el secretario de Políticas, Regulación e Institutos, Gabriel Yedlin, el titular de la Anmat, Carlos Chiale; el interventor del Instituto Malbrán, Gustavo Ríos; el director del Instituto Nacional de Alimentos (INAL), Matias De Nicola; y el consultor en Salud Pública Veterinaria de la OPS/OMS, Celso Rodríguez.
"Tenemos que superar la fragmentación que hay en todos los órdenes y potenciar la sinergia entre todas las áreas. No tiene sentido que la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología) regule el vínculo con los países del Mercosur cuando luego los controles de los alimentos los hacen las provincias", explicó Yedlin.
En ese sentido, se planteó la necesidad de una ANMAT federal. "La propuesta es transferir capacidades y recursos en pos de impulsar una ANMAT federal, que mire a las provincias y llegue a la gente, para que ésta se enferme menos", afirmó el secretario. "Tenemos información, programas capacidades y responsablidad de articular para llegar a una mejor salud de los ciudadanos", aseguró.
Chiale también consideró que "trabajar en forma articulada con las provincias y las autoridades del Programa de Fiscalización y Control Bromatológico es uno de los principales objetivos de la gestión".
"Queremos una ANMAT que mire al interior del país. Por eso hay que articular acciones para controlar la inocuidad de los alimentos y generar un sistema nacional armónico, articulado y con resultados", sostuvo Chiale.
De Nicola, del INAL, coincidió y afirmó: "La idea es trabajar en conjunto en pos de la seguridad de los alimentos". Y es que en un país federal, el sistema de vigilancia incluye a muchos organismos. De Nicola señaló también que la composición de los alimentos será tenida en cuenta ya que reducir la cantidad de sal o las grasas trans contribuyen a mejorar la salud de la población.
Por su parte, el consultor de la OPS/OMS sostuvo que una resolución de la OMS, del 20 de mayo de 2010, firmada por 196 países, establece que los Estados incluyan y desarrollen políticas en inocuidad de alimentos, "que sea prioridad nacional". Ocurre que según datos de la Organización Mundial de la Salud, más de tres millones de personas mueren por año en el mundo a causa de enfermedades transmitidas por alimentos (ETA), de los cuales 1,9 millón son niños.
Rodríguez destacó la importancia del control alimentario dado que "la forma de comercialización ha cambiado en los últimos años, los alimentos se mueven, viajan". Además, señaló, "las nuevas enfermedades que surgieron han sido de origen animal" por lo que destacó la necesidad de buenas prácticas en el proceso de producción agropecuaria, de la sanidad animal, de su alimentación, con el fin de controlar los posibles peligros y riesgos.
Según el especialista, los programas de inocuidad de alimentos deben basarse en cinco pilares: Legislación (leyes que controlen), Gestión, Auditoría, Vigilancia/laboratorio, y Capacitación, educación e información. "Argentina tiene mucho potencial y capacidad para coordinar la cadena agroalimentaria y reducir las enfermedades", confió.
En la país, el Síndrome Urémico Hemolítico (SUH), una enfermedad de este tipo que afecta principalmente a los niños, está presente con una prevalencia de aproximadamente 500 casos anuales. Pero también hay otras que surgen de los controles bromatológicos y que tienen origen biológico o químico.
Entre los peligros biológicos, aparecen bacterias como la salmonela, presente en el huevo o la escherichia coli en la carne que puede producirse por la cadena de producción del alimento o por el reservorio animal. Por ejemplo, el intestino de la vaca tiene escherichia coli y puede suceder que por fallas en los controles de los frigoríficos o las auditorías del Estado, la carne vaya arrastrando la bacteria hasta llegar al consumidor.
En químicos, aparecen residuos de plaguicidas, residuos de medicamentos que se utilizan en animales, metales pesados como plomo o arsénico en el agua, que es un tema importante a nivel país y provoca el "hidroarcenicismo", una enfermedad crónica.