Montevideo, 5 de junio de 2020.- En un estudio realizado por UNICEF - UDELAR y que cuenta con el aval de nuestra Organización, se recoge los impactos inmediatos de la aplicación de la rotulación nutricional frontal en Uruguay. 58% de la población cambió su decisión de compra al ver las advertencias.
Las enfermedades no transmisibles relacionadas con una inadecuada alimentación constituyen el principal problema de salud pública. Dos de cada tres uruguayos están en riesgo de sufrir graves consecuencias a propósito de su sobrepeso u obesidad, hipertensión y complicaciones derivadas de alimentarse de forma inadecuada.
El etiquetado nutricional frontal es una de las políticas recomendadas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) para motivar a la población a mejorar la calidad nutricional de los alimentos que consume. En agosto de 2018, Uruguay aprobó la implementación de un sistema de rotulado nutricional basado en advertencias, por medio del Decreto n.° 272/18.
En un estudio realizado en supermercados antes del rotulado frontal ningún participante dio vuelta los productos o leyó la tabla nutricional antes de decidir la compra. En la consulta que se hizo a 10 días de la implementación del decreto, un 77 % de los participantes había visto el rotulado, y un 58 % había cambiado su decisión de compra.
En este sentido, el estudio comprobó que existe una clara diferencia entre las asociaciones que se hacen de distintos productos ultraprocesados cuando tienen etiquetas y cuando no las tienen, lo cual demuestra que el etiquetado contribuye a que el exceso de nutrientes asociados con enfermedades no transmisibles cobre una mayor relevancia en la mente de los consumidores.
Los participantes destacaron que el etiquetado les permiten tomar decisiones informadas y seleccionar productos más saludables para cuidar su salud.
Además, varios se sorprendieron al ver el rotulado en productos que consideraban saludables, indicando que la medida les permitió visualizar que su percepción del producto era incorrecta. Por otra parte, varios participantes indicaron que el rotulado frontal les permitió reflexionar sobre sus hábitos alimentarios y replantearse la forma en la que se alimentan.
Después del etiquetado