Montevideo, 4 de mayo de 2022 (OPS)-. Delegación de servidores públicos del Ministerio de Salud de Bolivia cumplió una visita a los servicios de salud de la República de Uruguay con el fin de identificar buenas prácticas y replicar éstas en el sistema de salud boliviano, con el fin de fortalecerlo.
“El Estado Plurinacional de Bolivia, en 2019, planteó el desafío de ampliar la cobertura del sistema de salud al 50% de la población que no tenía una protección financiera, este dato representa alrededor de 6 millones de bolivianos y bolivianas”, explicó Rimsky Chavez, consultor nacional en la oficina de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en Bolivia. Para contribuir a ese objetivo, las Representaciones de OPS/OMS en Uruguay y Bolivia organizaron una visita de cooperación técnica entre ambos países.
El intercambio transcurrió del 25 al 30 de abril y tuvo como protagonistas a una delegación de funcionarios y funcionarias jóvenes del Ministerio de Salud y Deportes de Bolivia, que recorrieron centros públicos de salud de los departamentos de Canelones y Montevideo, en donde interactuaron con profesionales y técnicos de la salud, con alcaldes, concejales y usuarios.
Una de las principales experiencias que conocieron fue la del Centro Cívico Salvador Allende, creado por la Intendencia de Canelones en 2008, cuya atención es gestionada por una Unidad Docente Asistencial (UDA) de la Facultad de Medicina de la Universidad de la República en coordinación con la Administración de los Servicios de Salud del Estado (ASSE). También conocieron otros servicios de primer y segundo nivel de Canelones -la policlínica de Nicolich, el centro de salud de Ciudad de la Costa, el centro auxiliar de Pando- el Centro Hospitalario Pereira Rossell (CHPR), en Montevideo.
Tal como explicó Wilson Benia, consultor en Sistemas y Servicios de Salud en Uruguay, la delegación buscó conocer “cómo ha sido el fortalecimiento del primer nivel de atención y de la atención primaria de salud en el marco general del proceso de reforma de salud en Uruguay, qué soportes ha tenido ese fortalecimiento del primer nivel desde el financiamiento hasta la formación de los recursos humanos en salud y cómo ese primer nivel logra ser resolutivo, con un abordaje integral, y cómo asegura la continuidad de la atención en una dinámica de redes con otros niveles de complejidad”.
Asistencia, formación e integralidad
Julio Braida, profesor adjunto de Medicina Familiar y Comunitaria, resumió que “en estos días compartimos el trabajo interinstitucional, la formación de recursos, la experiencia que han tenido con estudiantes y con los docentes, la actividad comunitaria, el rol de los vecinos”. Añadió que intercambiaron acerca del trabajo interinstitucional, interdisciplinario e intersectorial que desarrolla el Centro Cívico Salvador Allende, en la que el sector salud comparte el espacio con instituciones públicas que trabajan con niños, adolescentes y jóvenes, con la Intendencia de Canelones y el municipio.
El fortalecimiento del primer nivel de atención, el nexo con los niveles de mayor complejidad y el desarrollo y el involucramiento de la medicina familiar y comunitaria con la población, fueron algunos de los principales puntos que examinaron los médicos y las médicas visitantes. Esto último fue especialmente destacado por Jessica Yanaje, técnica del programa Salud Familiar, Comunitaria e Intercultural (SAFCI) Mi Salud del departamento boliviano de Potosí.
Al conocer la experiencia uruguaya, Jenny Salguero, médica comunitaria del Bono Juana Azurduy, resaltó que el primer nivel de atención en Uruguay incluye especialidades, algo que no ocurre en Bolivia, y señaló, además, que “estos especialistas trabajan de manera interrelacionada con la salud familiar y comunitaria”.
Norma Rocío Saravia Miranda, encargada de especialistas del programa SAFCI de Bolivia observó la integración de esta especialidad en todos los niveles del sistema de salud. “La presencia de estos recursos tan importantes le dan otra visión a la salud, una visión que en realidad es más de familia”, dijo, y agregó que hacen “un abordaje familiar” que “le brinda una integralidad a la atención”.
Saravia es parte de la primera generación de la especialidad de Medicina Familiar y Comunitaria, egresó en 2010; desde entonces, dijo que se ha hecho “un trabajo de implementación” de la especialidad, a través de “un proceso de lucha” y “de reconocimiento” pero que “todavía tropezamos con que no es muy valorado en Bolivia en el sistema de salud”, a diferencia de lo que ocurre en Uruguay. A partir de la experiencia uruguaya, Saravia anunció que trabajará para proponer cambios, como reformular las currículas de pregrado de las universidades para que los profesionales en formación “tengan una mirada más direccionada a lo que es una atención primaria en salud, cosa que no hay”, y para que las especialidades –inclusive la SAFCI- se orienten a un manejo integral.
Articulación entre niveles
En el CHPR, centro de referencia de ginecología, obstetricia y neonatología, la delegación boliviana completó la visión de cómo funciona la referencia y contrarreferencia de pacientes entre el primer y el tercer nivel de atención. Tal como explicó la directora general del centro, Victoria Lafluf, el CHPR apuesta a que cada persona pueda continuar atendiéndose en el primer nivel de atención, con el apoyo de equipos multidisciplinarios del centro. Como ejemplo de esto, los profesionales conocieron el Nodo de Ultratelesonografía, un proyecto a través del cual desde un lugar distante un profesional que no es especializado en ginecología puede generar una interconsulta con un especialista a nivel hospitalario a través de un canal digital, y resolver, así, un problema de salud sin la necesidad de que la usuaria sea trasladada al hospital; detalló Lafluf.
Ernesto Camilo Lima, responsable nacional de Telesalud en Bolivia, valoró la contribución del Nodo de Ultratelesonografía en la democratización del acceso a la salud: “este servicio de ecografía móvil ha facilitado hacer el primer control por ecografía a mujeres que no han podido llegar a sus servicios de salud”, expresó. En comparación con Uruguay, dijo que las características de Bolivia -como tener 12 millones de habitantes, 36 nacionalidades, una amplia cantidad de lenguas indígenas y una geografía muy diversa- han motivado un mayor desarrollo de la telesalud. No obstante, identificó aciertos en la organización de la telemedicina en la experiencia del CHPR, por ejemplo, el hecho de que los puntos de referencia a los que consultan los ecógrafos móviles estén centralizados en el hospital porque homogeniza la disponibilidad para responder.
En el CHPR se interiorizaron, también, en el funcionamiento de la Unidad de Enlace, en la que un equipo técnico de alto nivel organiza la continuidad de la atención de los pacientes que egresan del hospital y tiende puentes interinstitucionales para articular prestaciones como la asistencia a la escuela o el acceso a la vivienda en caso de que sea necesario, reseñó la pediatra Marie Boulay, del CHPR.
Gestión del sistema de salud
El proceso de transformación que implicó en Uruguay la creación, en 2007, del Sistema Nacional Integrado de Salud, fue uno de los puntos en los que la delegación de Bolivia prestó especial atención.
Clodomiro Cruz, médico de emergencia del Hospital del Sur de El Alto, comentó que el sistema uruguayo y el boliviano tienen algunas semejanzas, como la convivencia del sector público con el sector de la seguridad social y el privado. En esos diferentes planos, Manuel Espejo, coordinador departamental en Potosí del programa de Telesalud, observó algunas ventajas del sistema uruguayo, como la capacidad de rectoría del Ministerio de Salud sobre el sistema privado y sobre el manejo de los recursos en salud en diferentes partes del territorio, puesto que las autonomías de municipios y gobiernos autónomos en Bolivia, termina segmentando la atención. Por otra parte, señaló la ventaja de que el subsector de la seguridad social tenga una fuerte intervención en la atención primaria, como ocurre en Uruguay, puesto que en Bolivia sólo el sector público trabaja en ese sentido.