Washington DC, 30 de septiembre de 2020 (OPS)- Los países de la región de las Américas han logrado avances considerables en la mejora de la resiliencia de los sistemas de salud desde 2016. Aún así, la pandemia de COVID-19 ha puesto de manifiesto las deficiencias estructurales en los ámbitos de políticas de salud, sociales y económicas que deben ser abordadas para mejorar la equidad, la estabilidad política y social, y crear las condiciones necesarias para apoyar el desarrollo de sistemas de salud sólidos, resolutivos, resilientes y centrados en las personas.
El documento de política (documento CD55/9), que se adoptó en 2016, presenta un marco para notificar los avances en el desarrollo de sistemas de salud resilientes en las Américas. Los sistemas de salud de la Región han afrontado retos y crisis múltiples y sostenidos, derivados de los eventos de salud publica, desastres naturales y disturbios sociopolíticos, entre otras causas.
Según el informe, los sistemas de salud resilientes contribuyen intrínsecamente a la salud individual y colectiva, al bienestar y a mejoras en la equidad mediante un enfoque de todo el gobierno y toda la sociedad, reduciendo la vulnerabilidad de la sociedad a los riesgos de salud a nivel local, nacional e internacional. El Informe destaca que los países han adoptado medidas para abordar los determinantes sociales de la salud con miras a lograr la salud y la equidad en la salud. La Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, adoptada por todos los Estamos Miembros de las Naciones Unidas en 2015, se está traduciendo en políticas y estrategias nacionales y locales.
En el informe también se destacan los avances de la Región durante el período reportado 2016-2019 en la adopción de marcos y estrategias que incluyen acciones para reducir desastres y riesgos, contribuyendo de esa manera a fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud. A febrero del 2020, 33 Estados Miembros y seis territorios estaban dando seguimiento al Plan de acción para la reducción del riesgo de desastres 2016-2021. Diez países y territorios han evaluado el riesgo de emergencias y desastres en el sector de la salud por considerarlo un elemento crucial en la planificación estratégica de riesgos, y 18 países y territorios están actualizando su análisis de amenazas, capacidades y vulnerabilidades.
Además, el informe menciona que los países de la Región hicieron grandes esfuerzos para ampliar y fortalecer sus sistemas de salud, avanzando hacia el acceso universal a la salud y la cobertura universal de salud. Durante el período en análisis 2016-2019, 34 países y territorios elaboraron estrategias, planes, políticas u hojas de ruta en materia de salud para avanzar hacia la salud universal. De este grupo, 26 países incluyeron opciones de política específicas para el financiamiento sanitario con el objeto de atender aspectos de equidad, sostenibilidad y resiliencia.
La Región también registró un aumento del gasto público en salud en los últimos cinco años, de un promedio de 3,8% a 4,2% del producto interno bruto, lo que contribuyó a mejorar el acceso, la equidad y la resiliencia. Invertir en los sistemas de salud es fundamental para lograr la resiliencia, sobre todo en la preparación, porque esto resulta mucho más eficiente que financiar una respuesta a una emergencia después de sucedido el evento. Durante este período, 35 países actualizaron sus estimaciones en la base de datos mundial de la OMS (GHED, por sus siglas en inglés) sobre gasto sanitario. Se ha demostrado en estudios que se llevaron a cabo en 13 países que existen oportunidades de crear un espacio fiscal para la salud, pero que el crecimiento económico por sí solo no es suficiente para producir los recursos que permitan alcanzar las metas de salud.
El informe agrega que, a pesar de los progresos observados, los países siguen afrontando serias dificultades para transformar sus sistemas de salud y mejorar la resiliencia. La segmentación y fragmentación de los sistemas de salud sigue exacerbando las inequidades y los obstáculos al acceso; los gastos de bolsillo en salud siguen siendo altos, sobre todo en medicamentos y tecnologías sanitarias; la cobertura de los servicios de salud sigue siendo baja, en particular en los entornos rurales y periurbanos más pobres; y el personal de salud sigue concentrado en centros urbanos y en entornos de prestación de servicios de salud especializados.
El reporte de la OPS propone ocho acciones para mejorar la resiliencia de los sistemas de salud, considerando el actual contexto por la pandemia COVID-19. Recomienda que los países intensifiquen el cumplimiento de las capacidades básicas según el Reglamento Sanitario Internacional (RSI) integrada dentro de un enfoque más sistémico de fortalecimiento de las funciones esenciales de salud pública y de reducción y mitigación de riesgos.
También, el informe recomienda continuar aumentando la inversión y el gasto público en salud, evaluando el espacio fiscal para la salud y las oportunidades para mejorar la eficiencia, promoviendo el desarrollo de sistemas y servicios de salud resolutivos y adaptativos, y eliminando progresivamente los gastos de bolsillo en el momento de la utilización de los servicios y aumentar la inversión en sistemas de salud y el gasto público en salud.