OPS y la Fundación Gonzalo Rodriguez realizaron una investigación con base en las publicaciones nacionales e internacionales para determinar el impacto del alcohol en la siniestralidad.
En la investigación se identificaron así 13 publicaciones en revistas arbitradas y cuatro documentos que forman la base de las evidencias encontradas. Entre ellos, un trabajo de revisión de 112 estudios entre 1981 y 1998 vinculados a experimentos con diferentes concentraciones de alcohol en sangre, comprueba que varias de las habilidades necesarias para manejar se alteran con medidas distintas de cero. Asimismo, otro estudio refleja que los conductores bajo efectos del alcohol son más impulsivos y arriesgados y, su capacidad de juicio, vigilancia, tiempo de reacción y control, disminuyen de forma acorde.
Los Estados con normas más restrictivas sobre el consumo de alcohol presentan menores tasas de mortalidad, es la conclusión de un estudio que relaciona los niveles de alcohol y fallecidos por siniestros de tránsito y un índice evaluador de política pública y legislación.
El estudio más reciente cuasiexperimental observó la importancia de la ley de alcohol cero para disminuir la siniestralidad. Fue empleado el “método de control sintético”. Utiliza dos poblaciones: una recibe un tratamiento o intervención (grupo de tratamiento), la otra que no recibe ninguno (placebo o grupo de control), y se comparan los resultados de una intervención antes y después de ocurrida la misma. En este caso, para el grupo de tratamiento se recurrió a Uruguay y como grupo de control a Chile (por ser el país más similar y que desde 2015 tiene un límite de alcohol general de 0.3 g/l como el vigente previamente a la «ley cero» en Uruguay).
Cada siniestro de tránsito en estos países fue asignado mediante las etiquetas geográficas disponibles por regiones. Como una vez realizada la intervención no se tienen datos de qué hubiera pasado en Uruguay en caso de no haberse sancionado la «ley cero», se crean mediante este modelo datos contra fácticos para realizar las comparaciones. Los resultados obtenidos muestran reducciones significativas en los siniestros fatales en Uruguay, en los siguientes 12 (-20,9 %) y 24 meses (-14,1 %) luego de sancionada la Ley (período 2016-17). Para los siniestros con heridos (graves o leves) no hay cambios significativos con la sanción de la ley de alcohol cero.
En Alemania un trabajo sobre los siniestrados con concentración de alcohol en sangre y sobrios, deja de manifiesto que los primeros tuvieron mayor mortalidad antes de ingresar al centro hospitalario. No obstante, un análisis hecho en centros de Canadá refleja una falta de relación entre el nivel de alcohol consumido y la severidad de las lesiones en los accidentes de tránsito. La información elaborada en Uruguay por la Emergencia del Hospital de Clínicas, concluye que «la posibilidad de un trauma severo está dada por el solo hecho de haber tomado alcohol, independientemente de su cantidad». El mismo informe, destaca un posible subregistro en la cantidad de espirometrías positivas en siniestros graves y análisis de alcohol en sangre en siniestros fatales, en consonancia con otras investigaciones internacionales.
Uruguay supera la prevalencia de las Américas en el consumo episódico excesivo de alcohol. Este se define por al menos 5 unidades estándar de bebida por ocasión, al menos una vez al mes. En 2016, en el país el registro fue de 39,7% entre los hombres y un 10,5% entre mujeres; en las Américas, de 35% en hombres y 8,2% en mujeres. Para la OMS un 9,6% de los hombres y un 3,4% de las mujeres en Uruguay presentan un trastorno por uso de alcohol.
De la revisión, surge que el alcohol en cantidades muy inferiores que las requeridas para producir una intoxicación genera efectos fisiológicos y cognitivos. La habilidad para conducir se ve afectada con niveles inferiores a 0,05% y, por lo tanto, no está relacionada con la intoxicación.
El Director General del Ministerio de Salud Pública, Miguel Asqueta, reconoce que Uruguay no logró la meta de disminuir un 30% de la siniestralidad vial ni se obtuvieron avances significativos para alcanzar los Objetivos de Desarrollo Sostenible de reducir a la mitad la mortalidad y las lesiones de tránsito.
Contexto y antecedentes
Uruguay adaptó en el año 2015 la resolución 64/255 de la Asamblea General de Naciones Unidas sobre el mejoramiento de la seguridad vial en el mundo. Ese año fue promulgada la ley que establece para los conductores de vehículos la prohibición de circular con alcohol en sangre. La nueva normativa modificó el artículo 45 de la ley 18.191 del 2007 que marcaba una progresión para disminuir las máximas autorizadas; el límite de 0,8 gramos pasó a 0,3 gramos en sangre, hasta quedar en cero. Y a partir del cambio, Uruguay se posicionó como líder en la región.
En las Américas, se registra el 11% de los fallecimientos ocasionados en el tránsito. Esto es casi 155.000 defunciones anuales y equivale a un 13% de la población del mundo, según los reportes de la Organización Panamericana de la Salud. En tanto, la Organización Mundial de la Salud evidencia que los accidentes de tránsito son la octava causa de muerte en el mundo y la primera entre los jóvenes de 5 a 29 años. En 2019 en Uruguay, fallecieron 422 personas y hubo 25.114 heridos. Una de las principales causas de la siniestralidad es el consumo de alcohol. La OMS estima que durante el período 2013- 2015, entre un 2% y 38% de los siniestros estuvieron vinculados al alcohol.
La Ley de Alcohol Cero no ha impactado negativamente en las ventas de bebidas alcohólicas, ya que entre 2013 y 2019 las ventas de bebidas con alcohol no han descendido.
La Organización Panamericana de la Salud advierte que una eventual modificación de la ley de 19.360 podría resultar en una contravención de la prohibición de regresividad en DD.HH, según el asesor legal en Derechos Humanos en la región, Alejandro Morlachetti.