Buenos Aires, 29 de abril de 2014 (OPS/OMS).- Trabajar en la respuesta a una emergencia representa un enorme desafío. Mucho más, si se trata de un severo conflicto como el que afronta Siria, que lleva ya más de tres años. "Se trata de la mayor tragedia que tuvimos desde la Segunda Guerra Mundial", señala el representante de la OPS/OMS en Argentina, Pier Paolo Balladelli, luego de encabezar una misión durante más de seis meses para liderar el Grupo de Soporte de Emergencia de la Organización Mundial de la Salud, destinado a la ayuda sanitaria de la población de Siria y de sus vecinas Iraq, Líbano, Jordania, Egipto y Turquía.
La experiencia del Dr. Balladelli representa un ejemplo de cooperación entre regiones de la Organización Mundial de la Salud para la respuesta a emergencias. El traslado del representante fue decidido por la Dra Carissa Etienne, directora de OPS, en respuesta a un pedido urgente del director regional de la OMS en Cairo, Dr Ala Din Alwan. Esta iniciativa de apoyo concreto a la situación humanitaria y de salud también contó con el respaldo del ministro de Salud de la Nación, Juan Manzur, y del Gobierno argentino, en un gesto de solidaridad del país frente a las condiciones que atraviesa Medio Oriente a raíz de la crisis, que afectó severamente a más de 12 millones de personas y fue declarada por la OMS como nivel 3 de emergencia, el rango máximo de alerta.
"El Grupo de Soporte de Emergencias es una estructura que se constituye cada vez se necesita enfrentar grandes crisis. Sus funciones consisten en proveer soporte estratégico y técnico a los estados afectados y a otros socios; movilizar expertos en emergencias a los países afectados, liderar las discusiones y comunicaciones internacionales con socios, donantes y medios; encabezar los esfuerzos de movilización de recursos a nivel internacional y gerenciar esos recursos", explica Balladelli.
Desde el grupo también se debe coordinar el trabajo con otras agencias de Naciones Unidas que participan de la respuesta. "En los últimos tres meses de 2013, preparamos las estrategias en salud para 2014 para los países afectados, contemplando planes de otras agencias, de manera de encarar el trabajo de la OMS en coordinación con los ministerios de Sanidad de esa subregión", señala el doctor italiano, quien también fue representante de la Organización en Guatemala, Colombia, Angola y Croacia.
Desde la perspectiva de salud, el grupo aborda dos grandes dimensiones: "uno —analiza Balladelli- es la salud de las personas, afectada por la falta de seguridad, la migración, la mala calidad de higiene y saneamiento, la falta de recursos financieros, la mala alimentación. Muchas personas viven en tiendas o centros colectivos, donde padecen hacinamiento y no hay condiciones higiénicas adecuadas, y a veces aparecen problemas de malnutrición. Esas condiciones, típica de contexto en conflicto, determinan una mayor probabilidad de enfermarse".
"Por el otro lado, desde la OMS y el grupo se atienden los problemas para el acceso a los servicios de salud, tratando de que los sistemas de salud logren brindar la cobertura de salud, superando impedimentos como la falta de recursos, las barreras étnicas, la seguridad afectada por la guerra. En fin, la emergencia requiere todo el apoyo técnico y material para que los servicios conserven la calidad necesaria para enfrentar una cantidad de usuarios mayor a la acostumbrada a raíz de la presencia de refugiados, con el peso financiero que ellos suponen", describe.
"En la emergencia de Siria, incluso, hemos estado buscando reequilibrar la atención de los refugiados y de las comunidades locales, dado que la ayuda ha estado más centrada en los refugiados y la mayor cantidad de demanda puede generar inequidades hacia las poblaciones locales. Esta situación, si no es corregida, puede fortalecer competición y tensiones entre los dos grupos", apunta. Por ese motivo, una de las recomendaciones del Dr. Balladelli consistió en "generar iniciativas de prevención de conflictos a través de la salud, trabajando con los gobiernos locales para crear presupuestos de equidad, asegurar condiciones de provisión de servicios equitativos y evitar la segregación".
Otro de los productos del grupo de soporte está asociado a la construcción de estrategias regionales que puedan crear un puente o transición desde la emergencia al desarrollo, de modo de fortalecer la resiliencia de los sistemas de salud en complemento a la focalizaciñón de acciones directas para los beneficiarios. "Este último ítem suele pensarse para una fase de mediano plazo en una emergencia, pero en una crisis que lleva más de tres años, se corre el riesgo de que los sistemas queden muy rezagados y vulnerables si no se atiende este aspecto", indica.
Desde el grupo, "también apoyamos la generación de información en salud para la implementación de estrategias de acuerdo a las necesidades específicas, y la comunicación externa a los países, mediante boletines y reportes de situación". A su vez, "identificamos los profesionales de organizaciones amigas que podían ser contratados para fortalecer las oficinas de la OMS en los países", subraya.
El equipo de soporte apoyó a los gobiernos además en la compra de medicamentos y vacunas. "A raíz de la reciente epidemia de polio en Siria (octubre de 2013),—cuenta- se han realizado seis campañas de vacunación en Siria, una por mes, y entre tres o cuatro en cada uno de los otros cinco países afectados. Unos 23 millones de niños fueron vacunados en cada una de las campañas. Fue un despliegue muy importante contra un virus casi erradicado, que se alimenta de las guerras, durante las cuales se bajan las cobertura nacionales de inmunización".
"Ayudamos - añade- en algunos aspectos mas técnicos, como el fortalecimiento de la vigilancia de las enfermedades y en el manejo de enfermedades transmisibles y no transmisibles, lo cual significó una oportunidad para trabajar de manera mejorada sobre el uso apropiado de medicamentos y el recetado a través de la referencia de medicamentos genéricos".
Así, la lista de asuntos a atender frente a una crisis de tamaña inmensidad parece ilimitada. De ahí, la relevancia de que una crisis de nivel 3 como ésta u otras que se aproximen cuente con el apoyo firme de otras regiones de la OMS en ayudar solidariamente para una respuesta de calidad. "Es importante que exista un sistema que prevea modalidades para el personal de la OMS que se traslade al lugar de la emergencia, y que incluya un mecanismo para que los expertos de los Estados Miembros puedan participar en este tipo de iniciativas", analiza Balladelli.
El desafío frente a las emergencias es inmenso. Y el compromiso que puede requerir, titánico. Así lo reflejan trabajadores y expertos involucrados en la respuesta a esta crisis. En algunos casos, lamentablemente, lo pagaron con su vida. Este es el caso de más de cien médicos y enfermeras de Siria que murieron en funciones el año pasado.
La crisis en números:
- 2,7 millones de refugiados registrados en los cinco países que lindan con Siria.
- Adicionalmente entre un 10 a un 30 por ciento de refugiados no registrados en estos países.Los refugiados sirios forman actualmente más del 25% de la población de Líbano y más del 13% de la población de Jordania.
- 6,5 millones de personas desplazadas y 9 millones seriamente afectadas en Siria.
- Más de 6.5 billones de dólares es el monto de recursos requeridos para responder a la emergencia de la crisis de Siria, Iraq, Líbano, Jordania, Turquía y Egipto en 2014. Aproximadamente, 2.28 billones para Siria y 4.3 billones para los cinco países lindantes.