Día Mundial de Lucha contra el Sida

Buenos Aires, 29 de noviembre de 2011 (OPS/OMS).- Actualmente más personas que nunca viven con el VIH, en gran parte debido al mayor acceso al tratamiento. A fines de 2010, aproximadamente 34 millones de personas [31,6 millones—35,2 millones] vivían con el VIH en todo el mundo, un 17% más que en 2001. Esto refleja el continuo gran número de nuevas infecciones por el VIH y una expansión significativa del acceso al tratamiento antirretrovírico, que ha ayudado a reducir las muertes relacionadas con el sida, especialmente en los últimos años, señala el informe 2011 de ONUSIDA.

El número de personas que mueren por causas relacionadas con el sida disminuyó a 1,8 millones [1,6 millones—1,9 millones] en 2010, desde el nivel máximo de 2,2 millones [2,1 millones—2,5 millones] alcanzado a mediados de los años 2000.

Desde 1995, se ha evitado un total de 2,5 millones de muertes en países de ingresos bajos y medianos debido al tratamiento antirretrovírico que se introdujo, según los nuevos cálculos de ONUSIDA. Gran parte de ese éxito proviene de los últimos dos años, cuando se produjo una rápida ampliación del acceso al tratamiento; solo en 2010, se evitaron 700.000 muertes relacionadas con el sida.

La proporción de mujeres que viven con el VIH se ha mantenido estable al 50% en todo el mundo, aunque este grupo de población es más afectado en África subsahariana (59% de todas las personas que viven con el VIH) y el Caribe (53%).

En 2010, hubo 2,7 millones [2,4 millones—2,9 millones] de nuevas infecciones por el VIH, que incluye una cifra estimada de 390.000 [340.000—450.000] niños. Esto representó un 15% menos que en 2001, y un 21% por debajo del número de nuevas infecciones en el nivel máximo de la epidemia en 1997.

El número de personas que se infectan por el VIH sigue en descenso, en algunos países más rápido que en otros. La incidencia del VIH ha caído en 33 países, 22 de los cuales pertenecen a África subsahariana, la región más afectada por la epidemia de sida.

América Latina

En general, las epidemias del VIH en América Latina son estables. Un descenso constante en las nuevas infecciones por el VIH anuales desde 1996 se estabilizó en los primeros años del nuevo milenio y ha permanecido estable desde entonces a 100.000 [73.000-135.000] por año.

El número total de personas que viven con el VIH en esta región sigue en crecimiento. Ese incremento se atribuye parcialmente al aumento en las personas que viven con el VIH y que reciben tratamiento antirretrovírico, lo que ha ayudado a reducir el número de muertes anuales relacionadas con el sida. Más de un tercio (36%) de los adultos que vivían con el VIH en esta región en 2010 eran mujeres.

El número de niños menores de 15 años que viven con el VIH en esta región ha disminuido. Hubo un descenso considerable en las nuevas infecciones por el VIH y las muertes relacionadas con el sida en los niños entre 2001 y 2010.

El declive de la epidemia

La respuesta mundial sin parangón de la última década ha conseguido forzar el declive de la epidemia: la tasa de nuevas infecciones se ha reducido, al igual que el número de muertes relacionadas con el sida, mientras que la cantidad fondos destinados a programas del VIH es mayor que nunca. Los históricos acuerdos políticos, como la Declaración de compromiso en la lucha contra el VIH/SIDA de 2001 o la Declaración política sobre el VIH/SIDA de 2006, que abogaron por el acceso universal a la prevención, el tratamiento, la atención y el apoyo relacionados con el VIH, han tenido una repercusión evidente en la epidemia de sida.

El descenso de las nuevas infecciones por el VIH en todo el mundo se ha visto favorecido por cambios en las conductas de jóvenes, profesionales del sexo y sus clientes, usuarios de drogas inyectables, hombres que tienen relaciones sexuales con hombres y personas transexuales. El acceso a los servicios de prevención del VIH ha capacitado a individuos y comunidades para responder con seriedad a la enfermedad.

Acelerar el descenso de fallecimientos por tuberculosis

Además de mejorar la calidad de vida y mitigar las muertes relacionadas con el sida, actualmente se reconoce que el tratamiento previene la transmisión del VIH al reducir la carga vírica y, por consiguiente, el potencial de transmitir el virus. La combinación del acceso al tratamiento con las opciones de prevención combinada está consiguiendo reducir las nuevas infecciones por el VIH a niveles sin precedentes. En países con una prevalencia en adultos superior al 10% el tratamiento antirretrovírico, acompañado por programas que promueven el cambio de conductas y programas de circuncisión masculina médica, pueden ser la clave para conseguir un descenso rápido de las nuevas infecciones.

Sin tratamiento ni profilaxis, las personas que viven con el VIH corren un riesgo entre 20 y 30 veces mayor que las personas seronegativas de desarrollar a lo largo de su vida tuberculosis activa. En 2010, las personas seropositivas representaban en torno al 13% de todos los nuevos casos de tuberculosis que se produjeron en el mundo, y unas 360.000 fallecieron de tuberculosis relacionada con el VIH.

Desde 2004, el número de personas seropositivas que mueren de tuberculosis ha descendido paulatinamente. Una colaboración más estrecha entre los programas de VIH y tuberculosis puede acelerar este descenso para conseguir el objetivo de reducir a la mitad el número de fallecimientos por tuberculosis relacionada con el VIH para 2015.