En agosto de 2019, se recuerda un acontecimiento memorable en la historia moderna de la inmunización en las Américas; se celebran los 25 años de la certificación de la eliminación de la poliomielitis.
La Región de las Américas, en 1994, fue la primera en el mundo en ser certificada. Este logro de los años 90, adquiere relevancia en la actualidad cuando sólo quedan dos países—Paquistán y Afganistán—en donde aún circula el poliovirus salvaje (66 casos en 2019, hasta el 20 de agosto; fuente: OMS).
Hoy en día, sólo uno de los tres tipos de poliovirus salvaje continúa activo y la humanidad se prepara para decir adiós a la polio.
El 24 y 25 de agosto de 1994, reconocidos científicos y expertos que conformaron la Comisión Internacional para la Certificación de la Erradicación de la Poliomielitis (CICEP) informaron oficialmente al Director de la OPS, Dr. Carlyle Guerra de Macedo, y por su intermedio a los Estados Miembros que, finalmente, la transmisión del poliovirus salvaje había sido interrumpida.
El anuncio del comité independiente, presidido por el Dr. Frederick Robbins, tradujo los esfuerzos de cientos de miles de vacunadores, epidemiólogos y personal de laboratorio.
El arduo trabajo técnico del equipo de inmunización de la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), liderado en ese entonces por el Dr. Ciro de Quadros, la voluntad política y los valerosos esfuerzos realizados en cada país sirvieron para que la milenaria enfermedad fuese eliminada y dejara de provocar luto y discapacidad.
Las coberturas de vacunación en niños menores de 1 año pasaron de 25% en 1978 a más de 80% en 1993. Al menos, 8 de cada 10 niños estaban vacunados y gracias a la inmunidad de “rebaño”, conferida por la vacuna Sabin, la protección colectiva estaba garantizada. El virus de la polio salvaje estaba condenado a la extinción.
Una década antes, mayo de 1985, la OPS/OMS había propuesto a los Estados Miembros la meta de interrumpir la transmisión del poliovirus salvaje en las Américas. Por consenso, los países asumieron el compromiso y se promovió sostenidamente la movilización de la población y el involucramiento de socios estratégicos, las iglesias y las sociedades civiles. Por su parte, los organismos de cooperación y las agencias cooperantes multiplicaron sus esfuerzos y entregaron asistencia técnica y movilizaron recursos para contribuir a los esfuerzos extraordinarios de los países de la región.
En agosto de 1994, luego de tres años sin casos en la Américas y sobre la base de los datos obtenidos por un amplio sistema de vigilancia que involucró a más de 20.000 centros que informaban semanalmente casos de parálisis flácida aguda y de miles de muestras de laboratorio analizadas, la Comisión Internacional para la Certificación de la Poliomielitis (CICEP), teniendo en cuenta las pruebas concluyentes presentadas por las comisiones nacionales de certificación, anunció que: ¡La poliomielitis estaba derrotada en las Américas!
Ni uno más
En agosto de 1991, un niño nacido entre las montañas del Departamento de Junín en Perú, fue la última víctima del poliovirus salvaje. Gracias a los esfuerzos colaborativos de los Estados, los organismos comprometidos con la vacunación y la sólida participación de la comunidad, hoy los niños de las Américas tienen garantizado el acceso a vacunas gratuitas, seguras y de calidad. La unión de esfuerzos logró que la vacuna sea desde ese entonces y hasta hoy un bien social, con acceso universal y equitativo para todos.
El legado de los 80 y 90 continua vigente, gracias al trabajo de las nuevas generaciones de trabajadores de salud.