La resistencia a los antimicrobianos (RAM), la capacidad de bacterias, virus y hongos de burlar la acción de fármacos diseñados para combatirlos, es una de las diez amenazas de salud pública, tal como lo definió la Organización Mundial de la Salud (OMS) en 2019. Es un problema global y creciente: las estimaciones más modestas le atribuyen a la RAM 700.000 muertes por año en el mundo y, de no mediar cambios, se pronostica que en 2050 la cifra alcanzará a 10 millones de personas y superará la cantidad de fallecimientos por enfermedades como el cáncer, la diabetes, enfermedad diarreica, cólera, sarampión y siniestros de tránsito.
En Uruguay, el Ministerio de Salud Pública (MSP) y el Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca (MGAP) habían desarrollado, en 2018, sus propios planes de acción contra la RAM, pero la OMS recomienda tener planes nacionales bajo el concepto de una salud, es decir, que aborden conjuntamente la salud humana, animal y ambiental. “Todos juntos tenemos que luchar contra la resistencia para poder tener los antibióticos para tratar las infecciones importantes: los que trabajamos en salud humana, los que trabajamos en salud animal, los que trabajamos en sanidad vegetal y en el ambiente”, afirmó Grisel Rodríguez Cuns, consultora nacional de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) en el tema de RAM.
Hacia el plan nacional
Uruguay es uno de los siete países de las Américas que participa en el proyecto “Trabajando juntos para combatir la resistencia a los antimicrobianos” de OPS, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) con el financiamiento de la Unión Europea para implementar planes nacionales de acción contra la RAM. En ese marco, durante 2023 se realizaron cinco talleres con integrantes del MSP, del MGAP y del Ministerio de Ambiente (MA) junto con expertos en diferentes temáticas. “Incluimos también al Ministerio de Educación y Cultura, porque necesitamos educarnos todos en este tema, al de Economía y Finanzas porque tenemos que financiar y hacer sostenible la lucha contra la resistencia y también a la academia y a la sociedad civil, de manera de trabajar juntos para hacer un plan único nacional en el concepto de una salud para el Uruguay”, resumió Rodríguez.
Por parte de la academia participaron docentes de las facultades de Medicina, Química, Veterinaria, Ciencias, Ciencias Sociales, Psicología, Odontología, Enfermería y Comunicación. Además de hacer sesiones plenarias, cada taller conformó grupos interdisciplinarios para discutir cómo adecuar las medidas de acción sugeridas por OMS, OMSA y FAO a las necesidades de Uruguay.
Federico Fernández, referente del proyecto por el MGAP, evaluó que en los talleres se trabajó con profesionales del sector privado y de la academia en torno a cada objetivo vinculado a la salud animal y consideró que “es la manera de tener un plan que sea bien consistente y aceptable por todos”, algo que señaló como necesario para que tenga “viabilidad y sostenibilidad en el tiempo”.
El viernes 24 de noviembre referentes del proyecto, acompañados por los titulares del MSP y del MA, Karina Rando y Robert Bouvier, el subsecretario del MGAP, Ignacio Buffa, y el representante de OPS en Uruguay, Hernán Montenegro, presentaron los avances del Plan de acción nacional contra la RAM en Uruguay. A partir de esos insumos, un grupo de especialistas redactará el primer borrador del plan.
Problemas y soluciones
“Los antibióticos son muy buenos medicamentos, han salvado a la humanidad, pero si los usamos mal nos quedamos sin ellos y estamos como antes de 1940, cuando Alexander Fleming descubrió la penicilina que no había con qué tratar las enfermedades banales”, advirtió Rodríguez.
Tanto Henry Albornoz, referente del proyecto por el MSP, como Rodríguez, afirmaron que en Uruguay ya hay pacientes para los cuales no tienen antibióticos para darles porque las bacterias han generado resistencia contra los fármacos más efectivos. Albornoz dijo que los casos de resistencia “son poco frecuentes” pero apuntó que “han aumentado a lo largo de los años” y que se prevé que la situación empeore hacia 2050. “Estos problemas de la resistencia van a seguir aumentando, porque aparecen mecanismos nuevos y bacterias que incorporan esos mecanismos de resistencia”, comentó, y reparó en que “el desarrollo de nuevos antibióticos para combatir estas bacterias cada vez más resistentes es muy limitado”. Además, indicó que las opciones de antibióticos disponibles en eoss casos “tienen dificultades de uso porque son más toxicas, porque son mucho más costosas o porque tienen otros efectos colaterales”.
El problema excede la salud humana y el ámbito hospitalario. “Tenemos problemas de RAM en salud animal, también en el medio ambiente”, puntualizó Albornoz, y explicó que muchos de los antimicrobianos que se usan en la salud humana y en la producción “terminan yendo al medio ambiente y a las aguas”, por lo que su acción “le puede retornar al humano”. “Esos antibióticos o antimicrobianos liberados al ambiente también están ejerciendo su acción de selección de bacterias resistentes en el medio ambiente; eso lleva al riesgo de que las bacterias resistentes no solo estén en el contexto de las infecciones humanas que vemos adentro de los hospitales sino que, en cierta manera, todos podemos tener la chance de entrar en contacto con ellas”, completó.
A nivel de la salud animal “también hay antibióticos que ya no funcionan”, expresó Fernández. El referente del MGAP señaló, además, que los problemas de inocuidad alimentaria, como la detección de residuos de medicamentos, limitan el acceso a los mercados lo que, a su vez, genera un impacto económico. Fernández describió que en Uruguay predominan los sistemas productivos extensivos, lo que contribuye a que haya menos enfermedades y, por tanto, menos tratamientos. Acotó que en bovinos y ovinos no se usan “como promotores de crecimiento que es en volumen en el mundo donde tiene más peso el uso de antibióticos” y que el MGAP está proponiendo “que se extienda a las demás especies animales”; de esa forma, expresó, “estaríamos minimizando el uso de antibióticos para que queden restringidos a cuando realmente haya que tratar problemas”. Si bien el MGAP está abocado a los animales de producción, Fernández reconoció que es necesario “poner el foco en las mascotas”, porque tienen una convivencia muy cercana con las personas muy cercanas y “hay transmisión de microbiota entre unos y otros”.
Entre las acciones de la población para prevenir la RAM, Albornoz recordó la importancia de vacunarse contra las enfermedades infecciosas, algo que “evita que la persona curse una infección y tenga que recibir antibióticos, con lo cual tiene menos chance de seleccionar en su organismo bacterias resistentes y, a su vez, globalmente, se usan menos antimicrobianos, con lo cual la presión global de selección de resistencia es menor”. Recomendó, además, “mantener las medidas de higiene personal” a través del lavado de manos, así como la higiene de los alimentos y del ambiente. Por último, insistió en que “cuando la persona desarrolla síntomas de una probable infección no tiene que automedicarse con antimicrobianos”, sino que tiene que consultar porque las infecciones pueden ser causadas por virus y no por bacterias. “Muchas veces ese uso de antibióticos que se puede hacer para el dolor de garganta, para el resfrío o para la gripe no está justificado”, advirtió, y recordó que “los profesionales de la salud que están capacitados para definir si hay que usar antimicrobianos o no son los médicos en la salud humana, son los veterinarios en la salud animal, los odontólogos si es un problema de salud que tenga que ver con enfermedades dentales”.
📌 Así fue el lanzamiento en Uruguay 🇺🇾 de La Semana Mundial de la Concientización Sobre la Resistencia a los Antimicrobianos 2023. pic.twitter.com/965Jpxr5Lb
— OPS/OMS Uruguay (@opsomsuruguay) November 23, 2023