En 1989, una extraña enfermedad azotaba a los trabajadores del campo del municipio Guanarito, en el estado Portuguesa. El Hospital Dr. Miguel Oraá de Guanare recibía a pacientes, en su mayoría agricultores, con fiebre, postración, cefalea, dolor de garganta y manifestaciones hemorrágicas diversas. Esos primeros pacientes fallecieron, en un estado catalogado como shock séptico.
Para ese entonces, todas las regiones del país enfrentaban una epidemia de dengue hemorrágico, por lo que inicialmente las muertes se atribuyeron a esa etiología. Pero algunas variables epidemiológicas no concordaban con la definición de caso de dengue. Esto encendió las alarmas de Nuris de Manzione, quien recién egresaba de la especialidad de Epidemiología de la Universidad Central de Venezuela, y cumplía las funciones de epidemiólogo regional de Portuguesa.
“En septiembre de 1989, dirigimos la observación hacia esos casos especiales. La epidemia de dengue estaba en descenso, pero Portuguesa seguía presentando casos con características diferentes a las variables epidemiológicas del dengue. Por lo cual, continuamos una investigación, centrados en la búsqueda de otra explicación etiológica, diferente al dengue. Los casos de lo que para ese entonces llamábamos ‘síndrome febril hemorrágico’ presentaban una letalidad promedio de entre 35 – 37 %”, cuenta de Manzione.
La población estaba atemorizada por la letalidad del síndrome febril hemorrágico. “Una gran proporción de pacientes moría a pesar de todos los esfuerzos que hacíamos por salvarlos”, comenta de Manzione, quien inmediatamente se abocó a la resolución de este problema de salud pública, reunió a un grupo de investigadores del estado Portuguesa, y escaló la situación al nivel central del Ministerio de Salud. Los epidemiólogos comenzaron a construir un formulario de registro de datos, hacían investigación de medio ambiente, reuniones, dinámicas, revisiones. “Era un trabajo intenso. Nos angustiaba saber que llegaba un paciente de Guanarito, con las características clínicas de una enfermedad, que todavía desconocíamos”, narra de Manzione.
En 1990 continúa la epidemia y se comienzan a estructurar grupos de trabajos interdisciplinarios, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). “En ese tiempo, el doctor Hernán Málaga era el representante de OPS en Venezuela, él se involucró mucho con la investigación. Nos prestaron apoyo desde todo punto de vista, nos acompañaron”, asegura de Manzione.
La vigilancia epidemiológica establecida permitió identificar a la población afectada. Se trataba de pacientes jóvenes, entre 15 y 44 años de edad, predominio masculino, trabajadores del campo, provenientes del municipio Guanarito, estado Portuguesa. Se tomaron muestras de autopsia de víctimas de la afección para la investigación etiológica.
La doctora Rosa Alba Salas, quien era la jefa de virología del Instituto Nacional de Higiene “Rafael Rangel” (INHRR), logró el aislamiento del virus, el cual siembra. Al ver crecer el cultivo, contacta Robert Tesh, virólogo de la Universidad de Yale, Estados Unidos, con quien formalizaron un convenio de apoyo para continuar la investigación. Salas se traslada a la Universidad, donde trabaja con Tesh en la identificación del agente viral.
En la Unidad de Investigación de Arbovirus de Yale, en 1991, se logró identificar el virus aislado como un nuevo miembro de la familia Arenaviridae Complejo Tacaribe, al que se le dio el nombre de Guanarito, por ser la localidad de procedencia el paciente cuyo tejido permitió la identificación del agente etiológico.
“Se determinó que el arenavirus Guanarito era un nuevo agente, no era el arenavirus de Bolivia, ni el de Argentina, era un arenavirus venezolano. A esta enfermedad emergente se le llamó ´fiebre hemorrágica venezolana´. La identificación del virus fue el resultado de la investigación, la acción, el encuentro y la constitución de un equipo multidisciplinario, interinstitucional para concebir un proyecto de trabajo que duró tres años con la Universidad, y que permitió construir el conocimiento que hasta hoy en día tenemos de la patología”, explica de Manzione
Un equipo de ensueño
Nuris de Manzione atribuye los avances en la caracterización de la fiebre hemorrágica venezolana al equipo de trabajo que la acompañó en el transcurrir de esta investigación, como el doctor Héctor Paredes, adjunto al Programa de Fiebre Hemorrágica Venezolana, quien diseñó el sistema de registro del Programa y la ha apoyado en la conducción de los escenarios de trabajo.
“Yo era una novata en la epidemiología, pero tuve todo el apoyo interinstitucional y de experiencia de epidemiólogos más cultivados en el área. Todo eso hizo posible lo que hicimos. Uno nunca hace nada solo”, asegura con humildad la epidemióloga que lideró la investigación.
También asegura que con el apoyo de la oficina de OPS Venezuela, en tiempos en los que Mario Valcárcel era representante, se logró hacer un convenito técnico de cooperación conjunta con Argentina, para un intercambio de experiencias y conocimientos, de ambas enfermedades.
“La fiebre hemorrágica argentina es la más parecida a la venezolana. Aunque cambia el agente etiológico, la historia natural de la enfermedad es prácticamente idéntica. Con esa cooperación internacional e interinstitucional se ha preparado y formado un equipo excelente. Por eso este equipo que está en Portuguesa, si hay dos, el otro no lo conozco”, dice entre risas.
Además del descubrimiento del virus Guanarito, el equipo de trabajo de Nuris de Manzione fue responsable de la creación del Centro de Investigaciones de Virosis Hemorrágicas y Enfermedades Transmisibles, en 2003, el cual constituye “la cristalización de la necesidad de tener el diagnóstico a nivel regional. En el Centro se hace biología molecular e inmunofluorescencia como técnicas de diagnóstico para virus Guanarito”, explica la epidemióloga. Su próxima reubicación en áreas del Hospital Miguel Oraá “será un sueño, es lo ideal que el Centro esté dentro del hospital”, asevera de Manzione, complacida de ver la concreción de sus proyectos.
Fiebre Hemorrágica Venezolana
La Fiebre Hemorrágica Venezolana (FHV) es causada por el virus Guaranito (miembro de la Familia Arenaviridae, género Arenavirus del Nuevo Mundo o Complejo Tacaribe).
En Venezuela, los estados considerados como área endémica son Portuguesa, Barinas y Guárico, mientras que los estados de Apure y Cojedes son considerados áreas de alto riesgo.
Reservorios / Vectores
Zygodontomys brevicauda (ratón de la caña de azúcar)
Síntomas
Tiempo de incubación: 6 a 14 días
La FHV tiene un comportamiento epidemiológico cíclico, registrándose periodos epidémicos cada cuatro a cinco años.
La mayor incidencia se observa en adultos jóvenes (15-45 años).
Es una enfermedad severa que se caracteriza por la aparición de fiebre, dolor de cabeza, dolor de garganta, malestar general, seguida de dolor abdominal, diarrea y manifestaciones hemorrágicas y neurológicas.