Un rostro amable y una voz pausada armonizan con el mobiliario detenido en el tiempo, en los años 50, cuando se construyó el Instituto Nacional de Tuberculosis, en el complejo hospitalario José Ignacio Baldó, mejor conocido como El Algodonal. Detrás del escritorio, Mercedes España, quien es coordinadora nacional de la División de Salud Respiratoria del Ministerio del Poder Popular para la Salud (MPPS) desde 2005.
España es llanera de nacimiento y andina de corazón. Nació en San Fernando de Apure y realizó sus estudios de pregrado en la Universidad de Los Andes. En Mérida hizo la rural y dio sus primeros pasos en el ejercicio de la medicina. Luego Caracas le presentó nuevas oportunidades de formación, concursó para un posgrado en la Universidad Central de Venezuela y quedó en la especialización en Neumonología, de la cual egresó en 1987.
Al culminar el posgrado, consiguió un puesto para trabajar en el Servicio de Tuberculosis, de la Unidad Sanitaria de Petare, y además coordinaba el Distrito. “Aparte de ver pacientes, hacía el monitoreo y la evaluación de los ambulatorios del municipio Sucre, de Caracas”, explica España.
En 1996 ingresó al Instituto Nacional de Tuberculosis y, ese mismo año, se unió como voluntaria en la Asociación Pro Salud Respiratoria, anteriormente llamada la Liga Antituberculosa de Caracas, organización que apoya los programas del control de la tuberculosis, a través de trabajos comunitarios, capacitación del personal e incluso ayudas directas a pacientes con necesidades especiales.
Mercedes España cuenta que lo que más le gusta es el área clínica, ver al paciente, seguirlo, ayudarlo, acompañarlo durante todo el proceso. España trabaja desde hace treinta años con tuberculosis, una enfermedad infecciosa que afecta a cualquier parte de nuestro cuerpo, pero en especial a los pulmones, y que se puede tratar mediante la administración de antibióticos durante seis meses. Para el 2015, OPS/OMS estimo la incidencia promedio de la tuberculosis en la región de Las Américas en 27 casos por 100 mil habitantes y para Venezuela esta estimación fue de 28 casos por 100 mil habitantes.
— ¿La duración del tratamiento de tuberculosis permite la generación de un vínculo especial con el paciente?
— Es un acompañamiento durante los seis meses del tratamiento. La infección inicial por lo general no ocasiona manifestaciones clínicas visibles. Puedes tener la infección, pero si tus condiciones inmunológicas están bien no tiene por qué desarrollarse la enfermedad; la enfermedad se desarrolla cuando la condición inmunológica de la persona se deprime, por inmunosupresión o inmunodepresión. Yo tuve la oportunidad de acompañar a los pacientes mientras trabajé en la Unidad Sanitaria de Petare, como médico consultante.
Ahora tengo funciones más administrativas y técnicas, asesorías, adquisición de medicamentos; sin embargo, con la aparición de la resistencia a los antibióticos que se ha visto en todo el mundo, yo me he quedado encargada de esos casos, junto con sus médicos tratantes.
—¿Cuál es su labor prioritaria?
—La función del Instituto Nacional de Tuberculosis es seleccionar esquemas de tratamientos, y hacer la adquisición de los mismos a través del Fondo Estratégico de OPS para su distribución en todo el país. La totalidad de los medicamentos que compra Venezuela para el tratamiento de la tuberculosis, así como el diagnóstico, se hace mediante el Fondo Estratégico de la OPS. Los estados envían sus reportes, en el Instituto consolidamos la información y se realiza la planificación anual, con el apoyo técnico de la OPS. Esto se hace todos los años. Para el mes de noviembre ya se planifica la compra del año siguiente y, en enero, el Ministerio pide a la OPS/OMS lo que necesita comprar. Los medicamentos de tuberculosis no son fáciles de conseguir, son muy pocos los laboratorios que los producen en el mundo, por lo que se deben hacer los pedidos con tiempo para evitar desabastecimientos. Hacemos las compras programadas. El tratamiento de la tuberculosis no se puede parar.
—¿Qué la motiva a realizar su trabajo diariamente?
—La satisfacción de poder ayudar a la gente. Los procesos de compras de medicamentos, capacitación de personal para la óptima prestación de servicio, trabajos de investigación, todo lo que se hace tiene el fin último de beneficiar a la población. Trabajo para que los pacientes tengan un tratamiento oportuno, reciban los medicamentos más eficaces y que, finalmente, se curen.
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