La capital del Perú, preocupada por el riesgo de hacinamiento en el transporte público durante el brote de COVID-19, ha iniciado la mejora de su infraestructura para ciclistas con casi 50 km de ciclovías de emergencia y más plazas de estacionamiento.
«Es una iniciativa que necesitábamos, no solo como medida de prevención contra la COVID-19, sino también para ayudar a nuestros ciudadanos a optar por alternativas más saludables y respetuosas con el medio ambiente», ha declarado el alcalde de Lima, Jorge Muñoz. «Además, va de la mano de nuestra campaña Yo Respeto para la promoción de la seguridad vial».
Lima es famosa, además de por su ceviche, por su tránsito congestionado y sus micros y combis abarrotados, pero pronto podría ser famosa también por su cultura ciclista. El 4 de mayo pasado se iniciaron las obras para habilitar 46 km de ciclovías de emergencia y más plazas de estacionamiento de bicicletas. A la hora de decidir las carreteras que debían reconfigurarse temporalmente, Lima dio prioridad a las rutas que conectarían con su red ciclista de 227 km y que facilitarían el acceso a servicios públicos, como hospitales. Por toda la ciudad se seleccionaron 12 ubicaciones para dotarlas de infraestructura de estacionamiento, cada una de las cuales tendría capacidad para 20 bicicletas. En agosto, los residentes de Lima tuvieron a su disposición más de 13 km de nuevas ciclovías.
«Si bien la mejora de las redes peatonales y ciclistas ha sido una recomendación fundamental de la OMS para mejorar la salud en general antes de la COVID-19, es estupendo constatar su valor añadido durante la pandemia», ha señalado Rubén Mayorga, Representante de la OPS/OMS en el Perú en funciones.
También se ha dado la mayor prioridad a la seguridad vial al optar por carriles bici bidireccionales protegidos con bolardos verticales, badenes de caucho o señalizaciones pintadas en el suelo, para separar los carriles bici de la calzada, y por la instalación de semáforos exclusivos de la red ciclista.
La ciudad ya se orienta hacia un cambio a largo plazo, más allá de la emergencia coyuntural. En junio pasado, el Ministerio de Transportes y Comunicaciones del Perú aceleró la aprobación de legislación nacional para promover y reglamentar el uso de la bicicleta como modo de transporte sostenible. En Lima, las autoridades municipales están evaluando el éxito de las medidas aplicadas y planificando que la infraestructura ciclista de emergencia pase a ser permanente. Su experiencia ha demostrado que con la voluntad y el contexto político adecuados los hábitos de movilidad pueden adaptarse para ofrecer beneficios a largo plazo en la salud de la población y del medio ambiente.
La respuesta de Lima a la COVID-19 incluye también un proyecto en tres fases junto con la Alianza de Ciudades Saludables, una iniciativa mundial financiada por Bloomberg Philanthropies, en colaboración con la OMS y Vital Strategies.
«Las medidas de contención de la COVID-19 no tienen por qué ser solo sobre restricciones; también pueden contemplar la introducción de nuevas instalaciones y mayor libertad para los ciudadanos, como ha demostrado Lima », ha señalado Rubén Mayorga.