En América Latina y el Caribe hay un conocimiento limitado sobre el alcance de la co-infección de hepatitis viral y VIH, pese a que tienen características epidemiológicas similares, por lo que es necesario...
Washington, D.C., 21 de julio de 2012 (OPS/OMS)- En América Latina y el Caribe hay un conocimiento limitado sobre el alcance de la co-infección de hepatitis viral y VIH, pese a que tienen características epidemiológicas similares, por lo que es necesario aplicar medidas estratégicas para prevenir y control el problema, afirmaron ayer un grupo de expertos en el panel convocado por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS) en el marco de la XIX Conferencia Internacional sobre SIDA que se celebra en Washington, D.C.
La hepatitis es una inflamación del hígado. En conjunto, la hepatitis B y la C son la causa más común de cirrosis hepática y cáncer del hígado. La hepatitis víral en una persona con VIH progresa con más rapidez por el debilitamiento del sistema inmunitario, y le causa más trastornos hepáticos que en las personas sin VIH.
Entre las medidas estratégicas esenciales para prevenir y controlar los problemas asociados con la co-infección de VIH y Hepatitis, figuran: llamar la atención sobre la existencia del problema; promover sexo seguro y prácticas seguras para inyectarse; promover y aumentar a nivel universal la vacunación contra la hepatitis B (y A en las zonas endémicas donde la evidencia lo respalde); promover que se hagan pruebas entre las personas con VIH y entre las poblaciones de riesgo; revisar y fortalecer los lineamientos clínicos para el manejo de la co-infección de VIH y hepatitis viral; y promocionar la necesidad de integrar mejor la atención de la hepatitis viral con el programa de VIH.
"América Latina y el Caribe han hecho avances sustanciales en asegurar el tratamiento a personas con VIH", destacó el Director Adjunto, doctor Jon Andrus, durante el evento. "En contraste, a la hepatitis viral se le ha dado mucha menor prominencia en la discusiones de salud pública, incluyendo debates sobre políticas, programas, campañas y conferencias", añadió.
"El conocimiento público sobre la hepatitis viral parece ser limitado", añadió el doctor Andrus. Destacó que el conocimiento público sobre la hepatitis viral parece ser limitado y muchos admiten no tener información sobre la eficiencia de la transmisión de los agentes de la hepatitis viral, los riesgos de co-infección, la disponibilidad de vacunas para prevenir la hepatitis A y B, y los costos elevados y la eficiencia limitada de los tratamientos para la hepatitis C.
En su exposición, el doctor Andrus destacó la sociedad entre la OPS y la Sociedad Canadiense para la Salud Internacional, por la cual se está lanzando una estrategia para la Hepatitis C en Colombia "que es un comienzo prometedor".
A nivel mundial, se estima que 1 en 20 personas con VIH tienen hepatitis C (1 en 3 en Estados Unidos). A fines de 2011 se estimaba que 1,5 millones de personas en América Latina y el Caribe, vivían con VIH en la región.
En América Latina y el Caribe, se calcula que entre 7 y 9 millones de adultos tienen el virus de la hepatitis C y la tendencia va en aumento. La prevalencia de la hepatitis B en esta región está entre 2% y 4% dependiendo del país o la subregión.
OMS: prevenir hepatitis B y C en consumidores de drogas inyectables
En el marco de este evento, la OMS presentó una serie de orientaciones sobre cuatro medidas fundamentales que los países pueden adoptar para prevenir las hepatitis B y C en los consumidores de drogas inyectables. Se calcula que hay en el mundo unos 16 millones de consumidores de drogas inyectables, y 10 millones de ellos están infectados con el virus de la hepatitis C. Otros 1,2 millones lo están con el virus de la hepatitis B.
Estas medidas son: Poner en práctica y ampliar los programas, como la distribución de agujas y jeringas limpias y el tratamiento sustitutivo de la farmacodependencia: ofrecer a los consumidores de drogas inyectables el esquema rápido (tres semanas en vez de seis meses) de vacunación contra la hepatitis B; utilizar jeringas que retienen menos sangre después de ser utilizadas; e involucrar a quienes utilizan drogas en los programas de prevención de la hepatitis.