En cinco años, casi se duplicó el porcentaje de bebedores hombres que tienen consumos episódicos fuertes de alcohol—la forma más dañina-- y casi se triplicó esta tasa en mujeres, según un nuevo informe de la OPS/OMS.
Washington, DC, 20 de julio de 2015 (OPS/OMS).- El primer Informe sobre la situación regional del consumo de alcohol y la salud en las Américas, lanzado hoy por la Organización Panamericana de la Salud/Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), advierte que en cinco años aumentó el consumo nocivo de alcohol en la región y aboga por medidas para limitar la disponibilidad, restringir la comercialización y aumentar los precios con mayores impuestos.
El porcentaje de bebedores hombres de la Américas que tienen consumos episódicos fuertes de alcohol, es decir, que consumen cuatro o cinco bebidas alcohólicas al menos en una ocasión en los últimos 30 días, pasó de casi el 18% a casi el 30% entre 2005 y 2010, y aumentó del 4,6 al 13% entre las mujeres. En la región, uno de cada cinco bebedores (22%) practica episodios de consumo alcohólico excesivo, un porcentaje superior al promedio global (16%). Paraguay, Saint Kitts y Nevis, Dominica, Venezuela y Trinidad y Tobago tienen las tasas más altas de consumo nocivo de alcohol de la región.
La dimensión del problema se agranda cuando se tiene en cuenta que el 10% de los consumidores de alcohol ingiere, en promedio, más del 40% del total del alcohol que se consume en las Américas, región donde su consumo es, en promedio, el segundo más alto per cápita de todas las regiones de la OMS, después de Europa. Se estima que alrededor del 6% de los habitantes de la región padecen algún trastorno relacionado con el consumo de alcohol.
"El aumento en el consumo problemático de alcohol puede adjudicarse a la alta disponibilidad del alcohol en los países de nuestra región, su bajo precio y la gran promoción y publicidad de estas bebidas", afirmó Maristela Monteiro, asesora principal en abuso de sustancias y alcohol de la OPS/OMS. "Cualquier consumo de alcohol tiene un riesgo para la salud", alertó y agregó que "el consumo frecuente puede llevar a la dependencia".
En las Américas, el uso nocivo de alcohol contribuyó con la muerte de alrededor de 300.000 personas en 2012, de las cuales, más de 80.000 no habrían fallecido si no hubiese intermediado el alcohol. El consumo de alcohol contribuye con más de 200 enfermedades y lesiones, incluyendo la cirrosis hepática y algunos tipos de cáncer. También hace que las personas sean más susceptibles y menos adherentes al tratamiento de enfermedades infecciosas como el VIH y la tuberculosis, y es, además, el principal factor de riesgo de muerte en adolescentes.
El informe de la OPS, que apunta a contribuir a la formulación de políticas para reducir la ingesta nociva de alcohol en la región, describe el consumo de bebidas alcohólicas y el daño que provoca, presenta políticas e intervenciones, y aporta recomendaciones para los responsables de las políticas.
"La región de las Américas tiene una larga tradición de producción y consumo de alcohol por la cual ha pagado un alto costo en salud, recursos financieros y productividad", aseveró Anselm Hennis, Director del Departamento de Enfermedades no Transmisibles y Salud Mental de la OPS/OMS. "Este costo seguirá aumentando si no se adoptan de inmediato medidas eficaces para promover, proteger y mejorar la salud y el bienestar de todos sus ciudadanos por encima de los intereses comerciales", consideró.
Entre estas medidas, figuran el aumento de los impuestos al alcohol, la imposición de una edad mínima para la compra y venta, y para el consumo de bebidas alcohólicas, restricciones en los horarios y locales de venta, y la regulación de su comercialización. Sin embargo, muchos países todavía no han tomado algunas de ellas.
- Siete países de la región no restringen la venta de alcohol a menores de 18 años;
- casi el 70% no tiene reglamentada la propaganda de bebidas alcohólicas o solo tiene códigos reglamentarios elaborados por la propia industria;
- solo nueve países tienen impuestos al alcohol de acuerdo con la cantidad que contienen y que se ajustan en función de la inflación.
La implantación de restricciones a la conducción en estado de ebriedad es otra de las medidas que pueden reducir las lesiones causadas por el consumo de alcohol en siniestros viales. Sin embargo, solo cinco países de las Américas (Brasil, Chile, Colombia, Ecuador y Uruguay) han fijado un límite legal de menos de 0,04 g/dl para la concentración de alcohol en la sangre.
En las Américas, las personas consumen un promedio de 8,4 litros de alcohol puro por año, 2,5 litros menos que en Europa pero 2,2 litros más que el promedio mundial. Además, tiene la mayor cantidad de personas que han consumido alcohol al menos una vez en su vida (más del 81% de las personas mayores de 15 años). La cerveza es la bebida alcohólica más popular, al representar el 55,3% del total del alcohol consumido.
En 2010, la Asamblea Mundial de la Salud aprobó una estrategia mundial para reducir el uso nocivo del alcohol, en respuesta a las repercusiones devastadoras en las personas y sus familias, y en el desarrollo socieconómico. Un año más tarde, durante el 51o Consejo Directivo de la OPS, los ministros de Salud de las Américas se comprometieron a implementar esa estrategia, al aprobar un plan de acción que busca disminuir los niveles de consumo per cápita de alcohol y reducir los daños asociados. Contempla medidas que van desde el aumento de impuestos en las ventas de alcohol y restricciones en el mercadeo, hasta capacitación de los trabajadores de la atención primaria de salud en detección y tratamiento de los tomadores en riesgo.
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La OPS fue fundada en 1902 y es la organización internacional de salud pública más antigua del mundo. Trabaja con todos los países del continente para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas de la región. Actúa como la Oficina Regional para las Américas de la OMS y es también la agencia especializada de salud del sistema interamericano.
Nota a los editores:
El consumo nocivo del alcohol se define como el consumo que causa consecuencias perjudiciales en la salud y el entorno social del bebedor, las personas que lo rodean y la sociedad en su conjunto, al igual que cuando los patrones de consumo se asocian con un aumento del riesgo para la salud.
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