Buenos Aires, diciembre de 2017 (OPS/OMS).- Las personas recluidas en las cárceles del país están más expuestas al VIH, sífilis, hepatitis B y C, y tuberculosis. De hecho, un nuevo estudio realizado en prisiones federales por el Ministerio de Salud de la Nación, con el apoyo de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), muestra que el número de casos en esta población es mayor y las conductas de riesgo, como la falta de uso de preservativo, son frecuentes. Muchos de los reclusos, además, admiten desconocer si contrajeron alguna de estas afecciones.
Aún en contexto de encierro, el 85% de las personas recluidas en cárceles federales continúa teniendo una vida sexual activa, ya sea con personas que viven extramuros o con compañeros de detención, según establece el análisis, que también cuenta con el apoyo de ONUSIDA y de la Oficina de Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC).
La falta de uso del preservativo es particularmente elevada en algunos grupos, como en las personas de 40 años o más. Y sólo el 16,5% de los que el año previo al estudio mantuvieron actividad sexual, lo hicieron siempre con condón. Las razones más aducidas para no utilizar el preservativo fueron la “confianza” en la otra persona y el hecho de que aquella sea alguien conocido.
Las prácticas de riesgo también están relacionadas al uso compartido de elementos de afeitar o depilar en su vida cotidiana dentro del penal, tal como reconoció el 19,6% de los detenidos.
La investigación se desarrolló en dependencias del Sistema Penitenciario Federal (SPF) a través de una encuesta de la que participaron 2.277 personas y de la extracción de muestras de sangre a la mayoría de los consultados para estimar la cantidad de casos de VIH, sífilis, tuberculosis, hepatitis B y C.
Buena parte de los encuestados indicaron desconocer su condición respecto de estas enfermedades, pese a que varios de ellos aseguran que les hicieron los estudios. Alrededor del 60% de aquellos a quienes se les realizó un test de VIH desconocen el resultado, una cifra a tener en cuenta en momentos en que en Argentina un 30 por ciento de las personas que tienen el virus, lo desconoce, según estimaciones oficiales.
De acuerdo con el estudio, la prevalencia del VIH en la población alojada en las unidades del SPF es de 2,7% y aumenta con el avance de la edad de los detenidos. En la población general de Argentina, el 0,4% tiene VIH.
En tanto, los casos de sífilis llegan al 6,8% entre los reclusos, aunque el porcentaje entre las mujeres casi duplica al de los varones (11,2% y 6,4%, respectivamente). El 0,51% de los detenidos tenían hepatitis B crónica y el 3,3%, hepatitis C, al momento de la investigación. Respecto de la tuberculosis, frente a una tasa de la población general del país de 20 cada 100.000 personas, en las unidades del SPF se detectó una incidencia de 29,6 cada 100.000.
El análisis refleja asimismo resultados en relación al consumo de drogas, lo cual puede aumentar el riesgo de contraer enfermedades de transmisión sexual o infecciosas. Una de cada cinco personas recluidas reconoció haber probado el paco y haberlo consumido con variada frecuencia a lo largo de su vida.
La marihuana aparece como la sustancia de mayor consumo: 56,9% de los detenidos la consumió alguna vez en la vida y el 45,3% los meses previos a la realización de este estudio. Le siguen la cocaína inhalada (47,9% la consumió al menos una vez en la vida y el 30,6% en los meses previos al relevamiento). También existe un alto consumo de tranquilizantes, el cual aumenta en relación directa al tiempo de detención.