Bogotá, 17 de noviembre de 2021 (OPS) - Uno de los hábitos que más se ha promovido en el mundo es el lavado o la higiene de manos, como parte esencial de una cultura de autocuidado y prevención. Sin embargo, hasta el año 2020, a raíz de la pandemia por la COVID-19, se masificó esta sana costumbre, que se convirtió en protagonista de los medios de comunicación y redes sociales, y en una recomendación imprescindible en diversos espacios sociales, laborales y familiares.
Hoy, el llamado es uno solo: apenas disminuya y se controle la pandemia, como todos esperamos, no debemos cambiar esa conducta que adquirimos de lavarnos las manos bien y con frecuencia.
Razones para ello hay múltiples: El lavado de manos salva vidas, es la medida más económica, sencilla y eficaz para reducir el riesgo de infecciones y hace parte de las recomendaciones en la lucha contra la resistencia antimicrobiana (RAM), una de las 10 principales amenazas para la salud pública a las que se enfrenta la humanidad.
La ciencia, la investigación y los datos estadísticos respaldan esta medida. Las manos se convierten en vehículo y mecanismo de transmisión por contacto para diversos microorganismos. Por ejemplo, cuando una persona tiene gripa y tose puede ‘lanzar’ al ambiente hasta 3.000 gotas de secreciones y en ellas pueden estar diversos tipos de gérmenes, que pueden sobrevivir hasta 30 horas en superficies o fómites, dependiendo del material del que estén hechos y del tipo de microorganismo.
Es así como las manos, en el marco de la pandemia por la COVID-19, han sido consideradas un mecanismo de transmisión del virus, ya que cuando están sucias lo transportan a nariz, ojos o boca, y a partir de allí ingresa el coronavirus al cuerpo, se multiplica y se desarrolla la enfermedad.
En el campo de la atención en salud también se ha documentado que es posible que se transmita una infección indirectamente al tocar objetos contaminados con microorganismos procedentes de un paciente infectado (por ejemplo, estetoscopios o termómetros) o superficies del entorno del paciente (como barandales de las camas) y, posteriormente, transmitirla a otros pacientes e incluso al mismo personal de salud.
Esto ha llevado a que en países como Colombia se adelante un trabajo juicioso para reducir el impacto de las infecciones asociadas a la atención en salud (IAAS), y campañas de promoción y prevención que tienen como eje la correcta higiene de manos en los trabajadores de la salud, con base en los cinco momentos de la OMS. Igualmente, se promueve esta práctica en pacientes, cuidadores y en su entorno familiar, creando una cultura de autocuidado.
Estrategias exitosas
Desde el 2009, el Ministerio de Salud y Protección Social (MSPS), asumió el compromiso como país frente a esta estrategia que promovió la OMS entre sus miembros, y realizó la homologación de conceptos; posteriormente, en 2010, el tema de higiene de manos se consolidó en las Guías Técnicas de Buenas Prácticas para la Seguridad del Paciente en la atención en salud, y desde entonces se ha trabajado el tema en las entidades territoriales del país.
En mayo de 2020 a raíz de la pandemia por la COVID-19 se fortaleció esta estrategia en las Instituciones Prestadoras de Servicios de Salud (IPS), a través de la adopción de las directrices de la OMS en el documento publicado en la página del Ministerio de Salud ‘Lineamientos técnicos para la autoevaluación de la Estrategia Multimodal de Higiene de Manos’ (autoevalucion-higiene-manos-ips.zip), en busca de “reducir la incidencia de infecciones y, con ello, el uso de antimicrobianos”.
De igual forma, se implementaron seminarios y talleres trimestrales para compartir experiencias exitosas de diferentes IPS del país, contando como auditorio virtual el equipo de control de infecciones de más de 300 instituciones.
En este mismo año, se realizó el seguimiento al proceso de autoevaluación de higiene de manos en 259 IPS, que respondieron al llamado, de un total de 786 (cumplimiento del 33%), encontrando resultados muy positivos. Es así como, los departamentos de Arauca, Caquetá, Casanare, Cauca, Chocó y Guainía tuvieron una participación del 100% de sus instituciones, y un alto porcentaje de cumplimiento en la mayoría de los componentes que evalúa la herramienta (Hand Hygiene Observation, de la OMS).
Resulta interesante saber que, de 199 instituciones, el 61,3 % afirman que tienen un plan realista de mejora para este componente y, en algunas, los procesos de capacitación son obligatorios y continuos; además, un 96,7% hace retroalimentación si algo no está bien.
El llamado que hace el Ministerio, a través de sus funcionarios, es no bajar la guardia en este proceso y mantener la adherencia a la estrategia, lo que incluye nuevos procesos de evaluación y retroalimentación constantes, pero también, insiste, en que se debe actualizar la normatividad y hacer el proceso más riguroso y obligatorio, hasta que sea posible medir, comparar y realizar programas de mejora en todas las instituciones.
La participación de diferentes IPS en los seminarios virtuales evidencia el cambio e innovación gracias a la era tecnológica. En algunas IPS es común que se haya dejado de utilizar papel y se acuda a las pantallas tipo LED y a las plataformas virtuales (correo electrónico, WhatsApp y aplicaciones móviles) para llevar los mensajes sobre la importancia de la higiene de manos para los trabajadores de la salud, pacientes y cuidadores.
En esta misma línea se aplica la medición de adherencia a la higiene de manos, de acuerdo con los cinco momentos de atención al paciente. Con ello se ha logrado concientizar sobre esta práctica básica, no solo en el entorno hospitalario, sino en casa, oficinas, escuelas y universidades, entre otros ambientes y espacios.
A esta sana costumbre se deben sumar otras acciones, como vacunarse contra aquellas enfermedades para las que existe inmunización y aplicar otras medidas no farmacológicas, como cuidar los estados gripales, usar tapabocas, y al toser o estornudar, taparse con un pañuelo que luego se debe desechar o hacerlo sobre el ángulo interno del codo (protocolo o etiqueta de la tos), para no contaminar las manos, entre otras acciones positivas.