La reducción del consumo de sal en los alimentos es una prioridad alta en la prevención de las enfermedades crónica
Washington, D.C., 11 de septiembre del 2009 (OPS) - La Organización Panamericana de la Salud (OPS) ha creado un grupo de expertos para elaborar nuevas recomendaciones para políticas y acciones destinadas a reducir el consumo de sal en las Américas, en un esfuerzo por evitar las muertes y las enfermedades ocasionadas por la hipertensión, la insuficiencia cardíaca y renal y los accidentes cerebrovasculares.
"Si disminuimos el consumo diario de sal a menos de 5 g por persona, podemos evitar millones de muertes y con una inversión de menos de 50 centavos por persona", declaró el profesor Norm Campbell, presidente del grupo regional de expertos sobre la reducción de la sal en la alimentación como un método basado en la población para prevenir las enfermedades cardiovasculares.
El grupo se reunió esta semana en la sede de la OPS, en Washington, D.C., para examinar pruebas científicas, establecer prioridades y empezar a trabajar en una lista de recomendaciones para reducir la cantidad de sal que consumen los habitantes de los Estados Miembros de la OPS.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha instado a todos los países del mundo a que reduzcan el consumo de sal a no más de 5 g por día por persona, y varios países en la Región de las Américas (Argentina, Brasil, Canadá y Chile) han establecido recientemente comisiones o grupos de estudio nacionales para adoptar medidas para reducir el consumo de sal.
Los regímenes alimentarios modernos típicos proporcionan cantidades excesivas de sal, desde la primera infancia hasta la edad adulta. Se sabe que el consumo de más de 5 g por día en ciertas personas aumenta la prevalencia general de la hipertensión. Este padecimiento es el principal factor de riesgo de defunción por infartos, accidentes cerebrovasculares e insuficiencia renal y cardíaca. En muchos países del continente americano, el consumo de sal triplica el nivel recomendado.
Agregar sal en la mesa no es el único problema. Una gran proporción de sal proviene de los alimentos procesados y los que se sirven en restaurantes, incluidos el pan, las carnes procesadas e incluso los cereales del desayuno.
"Esto significa que la colaboración con la industria alimentaria para reducir la sal es esencial", dijo James Hospedales, asesor principal de la OPS en materia de prevención y control de enfermedades crónicas. "Los consumidores tienen poco control del nivel de sal en los alimentos procesados. Solo pueden evitar ingerir los alimentos procesados por completo, pero esto es muy difícil en algunos casos. Al colaborar con la industria alimentaria para cambiar sus prcticas, realmente podemos lograr un cambio en el consumo de sal de la población."
Los integrantes del grupo de expertos que participaron en la reunión de esta semana indicaron que la reducción del consumo de sal en la población en general es una de las medidas de salud pública más rentables y equitativas para reducir las enfermedades crónicas.
También señalaron que varios países usan la sal para proveer yodo como un nutriente esencial o fluoruro para prevenir la caries dental. Sin embargo, los expertos llegaron a la conclusión de que el consumo de sal puede reducirse sin comprometer los esfuerzos de fortificación. El grupo aceptó acudir al UNICEF y al Consejo Internacional para el Control de la Carencia de Yodo, puesto que ambos promueven la fortificación de la sal, para colaborar con ellos en este asunto.
La fortificación de la sal es uno de los muchos factores que los expertos tendrán en cuenta en las recomendaciones concretas que están preparando para los países de la Región de las Américas.
"Deseamos que nuestros países se unan al movimiento mundial para reducir la sal alimentaria", agregó Hospedales. "Esta iniciativa tendrá una repercusión importante en mejorar la calidad de vida y reducir las defunciones por enfermedades crónicas en las Américas".
La Organización Panamericana de la Salud, establecida en 1902, trabaja con todos los países de la Región de las Américas para mejorar la salud y la calidad de vida de sus habitantes. Su secretaría funciona como Oficina Regional de la Organización Mundial de la Salud.
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