22 Nov 2023
El famoso ‘matrimonio’, una combinación de analgésico, antihistamínico y antibiótico, recomendado en las droguerías o ya buscado explícitamente por los usuarios con el fin de combatir estados gripales, no solo es un desafortunado aporte local a la resistencia antimicrobiana (RAM), sino que refleja el componente cultural, emocional o psicológico que hay detrás del tema de la medicación.
Así lo manifestó el doctor Andrés Pérez Acosta, doctor en psicología, profesor titular del Programa de Psicología, Escuela de Medicina y Ciencias de la Salud de la Universidad del Rosario, fundador y codirector del Observatorio del Comportamiento de Automedicación de la institución, durante su conferencia ‘RAM y automedicación: una visión desde la psicofarmacovigilancia’, en el marco del evento científico académico con el que Colombia se sumó a la ‘Semana Mundial de Concientización sobre la RAM’ 2023.
Claramente, la personalidad, las experiencias previas de cada persona, su conocimiento y la percepción propia de salud y bienestar influyen en su comportamiento frente a los medicamentos y, en ocasiones, los llevan a cometer errores que pueden afectar su salud, cuando se buscaba lo contrario, y contribuyen a acrecentar problemáticas como la RAM, indicó.
Por ello, a una ciencia como la farmacovigilancia, encargada de estudiar los diferentes tipos de medicamentos y sus efectos o reacciones adversas hay que agregar el componente de la psicología del medicamento y del paciente, para hablar de psicofarmacovigilancia, que se nutre de la psicología, las ciencias del comportamiento y las ciencias sociales.
En casos como el del ‘matrimonio’ o coctel para la gripa, es claro que tiene ese componente cultural que no se puede desconocer y que va más allá de entender que los antibióticos no mejoran un episodio de origen viral; dado que, para los pacientes, hay una lógica implícita relacionada con que “más es mejor” y por eso piden esta combinación de medicinas u otras cuando se sienten enfermos.
Durante la pandemia
Además, en el tema de los medicamentos y la automedicación, las personas suelen encontrarse con unos aliados que les generan confianza, en algunos casos más que los médicos, y son los droguistas o farmaceutas, parte esencial en la sociedad y cuyo rol también debe analizarse e integrarse a las estrategias inter y multisectoriales en pro de lograr resultados positivos en temas como la contención de la resistencia antimicrobiana.
Una prueba fehaciente de esta realidad se dio con la pandemia por la Covid-19. En la investigación ‘Prescripción en COVID-19 por profesionales no médicos durante la pandemia en Colombia: un estudio transversal’, en el que participó el doctor Pérez y que se realizó con varios especialistas de las universidades El Rosario, Uniminuto y Cooperativa de Colombia, se encontró que hubo una mayor visita de la gente a las farmacias en busca de ayuda para no contagiarse de Covid o para resolver pronto los síntomas.
Así las cosas, un 57,3% de establecimientos recomendaron algún producto para tratar la infección por el Sars-Cov-2, siendo los más comunes antibióticos y analgésicos. Solo el 66,6% (321) preguntó si la persona tenía síntomas y cuáles, y el 44,2% (213) sugirió tomar una prueba de COVID-19.
Uso final adecuado
Desde esta perspectiva, la resistencia antimicrobiana, como fenómeno local y global, debe enriquecerse con los aportes de los comportamientos individuales de automedicación y todo lo que hay a su alrededor, señala el doctor Pérez.
No se trata de satanizar el tema de la automedicación, que puede ser beneficiosa o riesgosa, si se efectúa de manera responsable o no, sino de convertirla en objeto de estudio e intervención desde la psicofarmacovigilancia. Para ello, ahora que hablamos del enfoque de ‘One Health’, resulta fundamental diseñar estrategias integrales, multi e intersectoriales.
Otro tema sobre el que llama la atención el especialista del Observatorio del Comportamiento de Automedicación, de la Universidad del Rosario, y que está ligado con la resistencia antimicrobiana es el posconsumo adecuado de los medicamentos, que se hace urgente ante la naturaleza ecológica del fenómeno de la RAM.
“Hay que fortalecerlo. Si bien Colombia es de los países que tienen un sistema fuerte empresarial, organizacional, como la Corporación Punto Azul, hace falta mayor intervención y promoción sobre la disposición adecuada de restos de medicamentos, para evitar la contaminación de las fuentes hídricas, los efectos nocivos en la vida silvestre y en la calidad de los rellenos sanitarios, así como prevenir el mercado negro, la falsificación, adulteración y contrabando de las medicinas”, concluye el doctor Pérez, para quien “debemos pasar del punto azul a la gente azul, para que haya más conciencia y un comportamiento realmente positivo de las personas frente a este tema”.