9 Mayo 2024
Teniendo en cuenta que la resistencia antimicrobiana es un problema multifactorial, donde no solamente está el escenario clínico, que es el que más se conoce, sino que involucra actores fundamentales como la comunidad, hoy se adelantan estrategias que comienzan a dar frutos muy positivos.
Uno de esos trabajos lo lidera el Grupo de Microbiología Básica y Aplicada MICROBA, de la Escuela de Microbiología de la Universidad de Antioquia, con jóvenes de los grados noveno, décimo y once de diversas instituciones educativas, a partir de estrategias de apropiación del conocimiento en las que no solo son partícipes en el estudio de la situación, sino en la búsqueda de estrategias de solución para el bienestar de todos.
El punto de partida fue la experiencia con pacientes en hemodiálisis, quienes por su condición son muy susceptibles a las infecciones causadas por bacterias resistentes. “Comenzamos a involucrarlos de una manera propositiva para que entendieran cuál y cómo era su enfermedad y las posibles alternativas para hacer frente a esta”, explica la doctora Judy Natalia Jiménez Quiceno, investigadora senior del Grupo MICROBA.
De igual forma se hizo un estudio de conocimientos, aptitudes y prácticas con ellos y sus familiares, el que les permitió ver que no todos conocían qué era un antibiótico o cómo era su acción y por ende fallaban a la hora de seguir al pie de la letra las indicaciones de sus médicos en cuanto a dosis y tiempos.
Entonces, y gracias a una convocatoria del Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación (MinCiencias), sobre apropiación social del conocimiento, se dio esta oportunidad de trabajar con la comunidad educativa, basados en unos pilares fundamentales:
- Generar confianza y conversar en mesas de trabajo para identificar qué tanto conocen sobre la RAM.
- Brindarles información a través de un video que en lenguaje sencillo explica qué son los microorganismos y qué papel juegan las bacterias y los antibióticos, así como una cartilla que cuenta la historia de Gabriela, quien ayuda a su abuela cuando adquiere una bacteria resistente.
- Desarrollar dinámicas grupales que permitieran evaluar los conocimientos adquiridos, compararlos con las ideas que tenían previamente e invitarlos a que a partir de esa autocomprensión fueran multiplicadores de la información.
“Me acompañaban mis estudiantes de pregrado, también jóvenes, y eso nos ayudó a generar confianza, empatía; pero fue fundamental tener la experiencia previa con los pacientes en hemodiálisis, así como lo vivido en tiempos de pandemia por la COVID-19, qué ‘obligó’ al mundo a hablar de virus y la diferencia con las bacterias, es decir, de microorganismos en general, los medicamentos que contrarrestan su accionar y otros temas”, comenta la investigadora Judy Natalia Jiménez.
Multiplicadores en sus hogares
Para los adolescentes y jóvenes de bachillerato, contar con herramientas pedagógicas innovadoras y muy creativas, participar en actividades interactivas, juegos como concéntrese y dinámicas de reflexión se convirtió en una experiencia muy positiva.
Por ejemplo, al analizar si hizo bien o no la mamá de Tomás, quien al enfermar fue a donde el señor de la farmacia y no dudó en tomar los antibióticos que él le recomendó, su conclusión fue unánime: “hizo mal, de acuerdo con lo que han aprendido. No hay que automedicarse, no hay que tomar antibióticos sin fórmula médica porque ese mal uso de ellos contribuye a incrementar la resistencia antimicrobiana”.
Como estaba previsto, la apropiación de conocimiento debía llevar a soluciones consensuadas y por ende los jóvenes se han convertido en multiplicadores de información clave sobre la importancia entender que quien prescribe es el médico y que es indispensable tomar los antibióticos en las dosis y el tiempo adecuados o que no se deben guardar restos de medicamento para otra oportunidad.
Esos mensajes, por ejemplo, cuando los comparten con sus madres son fundamentales, dado que ellas suelen ser las líderes en el tema de salud en sus familias y si conocen las problemáticas y sus soluciones, también prestarán mucha atención a ellas, con ejemplo, constancia y disciplina.
El balance en general es muy favorable. Con esta estrategia se han impactado más de 3.000 personas, en 8 colegios del área metropolitana de Medellín, y también en municipios cercanos, como Guarne, en la subregión del oriente antioqueño, en donde llegaron a 380 niños y jóvenes.
“Definitivamente, si nosotros trabajamos más con la comunidad podemos lograr que haya mayor conocimiento de la situación, plantear estrategias donde todos aportemos para que los problemas sean menores”, concluye la investigadora de MICROBA.
Por esto mismo, sus programas continúan y cada día responden a los desafíos de problemáticas como la resistencia antimicrobiana de diferentes maneras. Específicamente, para dar a conocer el mundo de la resistencia bacteriana, con financiación de MinCiencias, y en el marco del proyecto de fortalecimiento de programas y proyectos de investigación de ciencias médicas y de la salud con talento joven e impacto regional, crearon la página web ‘Aprendamos sobre resistencia bacteriana’, de tal manera que cualquier persona puede ir de manera autodidacta y conocer qué son los microorganismos, qué son los antibióticos y su historia, entre otros temas.