La Organización Mundial de la Salud (OMS) publica las primeras directrices mundiales para prevenir la aparición de septicemias y otras infecciones causadas por el uso de catéteres colocados en vasos sanguíneos menores durante los procedimientos médicos.
Las prácticas inadecuadas en cuanto a la inserción, el mantenimiento y la retirada de estos catéteres conllevan un elevado riesgo de introducir gérmenes directamente en el torrente sanguíneo, lo que puede provocar afecciones graves como la sepsis, y complicaciones de difícil tratamiento en órganos principales como el cerebro y los riñones. También pueden producirse infecciones en los tejidos blandos en el punto en el que se ha insertado el catéter.
Cerca del 70% de todos los pacientes hospitalizados requieren, en algún momento de su estancia en el hospital, un catéter en una arteria o vena periférica, también conocidos como catéteres de inserción periférica. Las personas que reciben tratamiento a través de catéteres son a menudo especialmente vulnerables a las infecciones, ya que pueden estar gravemente enfermas o tener baja inmunidad. La OMS estimó que, entre 2000 y 2018, la mortalidad media de los pacientes afectados por una sepsis relacionada con la atención de salud fue del 24,4%, y este porcentaje llegaba al 52,3% en el caso de los pacientes tratados en unidades de cuidados intensivos.
Muchas septicemias están causadas por infecciones bacterianas resistentes a los antibióticos. Se estima que en 2019 la resistencia bacteriana a los antimicrobianos fue directamente responsable de al menos 1,27 millones de muertes y contribuyó a 4,95 millones de muertes más.
Según el Dr. Bruce Aylward, Subdirector General de la OMS para Cobertura Sanitaria Universal/Curso de la Vida, «las infecciones asociadas a la prestación de atención de salud constituyen una tragedia evitable y una grave amenaza para la calidad y la seguridad de la atención de salud. Aplicar las recomendaciones sobre prestación de atención en condiciones de higiene y prevención y control de infecciones es fundamental para salvar vidas y aliviar gran parte del sufrimiento evitable que padecen las personas en todo el mundo».
La elaboración y aplicación de orientaciones para prevenir la propagación de tales infecciones ha sido una prioridad para la OMS. Las nuevas directrices incluyen 14 declaraciones de buenas prácticas y 23 recomendaciones sobre esferas esenciales para el personal de salud, entre ellas:
- la formación teórica y práctica del personal de salud;
- las técnicas de asepsia y las prácticas de higiene de manos;
- la inserción, el mantenimiento y la retirada de catéteres, así como el acceso a estos; y
- la elección del catéter.
La OMS seguirá colaborando con los países en la elaboración y aplicación de prácticas óptimas para reducir la incidencia de las septicemias en los hospitales y velar por que todos los pacientes reciban una atención segura y eficaz.