Desde hace más de 20 años, Viviano Ramón Fernández trabaja como visitador rural en el kilómetro 88, del municipio Sifontes, edo. Bolívar. Su principal labor es buscar a personas sospechosas de padecer malaria en el campo, en su propio terreno, en su casa. Viviano Fernández es parte de los grupos de trabajadores del Ministerio del Popular para la Salud (MPPS) del estado Bolívar, que apoya la representación de OPS Venezuela para combatir la malaria.
¿En qué consiste el trabajo de visitador rural? ¿Cómo es su día a día?
—Yo llego a las casa y les explico que soy el registrador rural de malariología, que vengo en busca de febriles (casos sospechosos de malaria). Si alguno ellos que me dicen, por ejemplo, “sí, tengo mi hijo con fiebre desde ayer”, a esas personas se le hace una muestras hemática en el lóbulo de la oreja. Se le toma la gota, registro los datos del paciente, identifico la lámina y entrego la lámina al centro diagnóstico. Una vez se regresa las muestras se entregan al microscopista en el laboratorio, quien se encarga de hacer el diagnóstico y en la misma hoja de registro notifica los resultados. Llevo la hoja de resultados al que me suministra los medicamentos y, dependiendo del tipo de malaria y el peso y la edad del paciente, me da el medicamento. Luego me regreso a buscar al paciente a su casa y le llevo el tratamiento. Le busco un vaso con agua para que se tome la primera dosis en mi presencia. Le doy el tratamiento y le explico cómo continuarlo.
—En los más de 20 años que suma de experiencia, debe tener muchas anécdotas que contar. Compártanos alguna que nunca olvidará.
—He tenido que cruzar ríos. Quitarme la ropa, ponerme el maletín sobre la cabeza y cruzar el río para llegar a los campamentos rurales. Esas son picas, montañas. Para llegar de un campamento a otro puedes tardar 30 minutos caminando, con el barro hasta las rodillas. El trabajo de malariología del obrero es fuerte. No es igual la teoría a la práctica. Vivir ahí, dormir ahí, comer junto con ellos.
¿Qué le recomendaría a las personas que viven en zonas afectadas por la malaria?
— A veces le dices a la gente de las minas que tienen que estar arropados para que no los piquen los moquitos, pero ellos andan en shorts y sin camisa. No hacen caso. Te piden medicamentos, que se los des a juro. Te insultan. A mí me da mucha compasión cuando veo niños con malaria. Eso es malo. Las personas que salen positivas con malaria tienen que esperar 20 años para poder donar sangre. La sangre se contamina. Nosotros convivimos allá, con nuestros contratiempos. Hay que saber convivir con ellos.
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