Enero 2021
Lejos del centro de la ciudad colonial de Potosí está la zona del campamento Pailaviri.
Lejos del centro de la ciudad colonial de Potosí está la zona del campamento Pailaviri, uno de los barrios mineros, ubicado a las faldas del lado este del Cerro Rico de Potosí.
Justo frente a los ingenios abandonados, entremedio del campamento, encontramos el Centro de Salud Pailaviri. El personal de salud de establecimiento atiende al público de la zona desde el año 2008, año en el que se entregó las instalaciones, gracias a la gestión de su actual director, Dr. Esteban Flores.
La pandemia por COVID-19 generó trastornos en el desarrollo de los sistemas de salud y la vacunación es parte de ello. Potosí, por ejemplo, durante el presente año registró una baja de casi 20%, a comparación de la anterior gestión, en cuanto a cobertura de vacunas en niñas y niños menores a un año. El Centro de Salud Pailaviri, hasta finales de octubre DE 2020, logró llegar a 551 usuarios vacunados en el centro de salud, 403 durante campañas y a 445 a través de visita casa por casa en las zonas aledañas al mismo.
La cobertura de vacunas, más ahora con el contexto generado a raíz de la pandemia, depende en gran medida del control diario de las libretas de los niños y registro de vacunas que maneja la licenciada Judith Canasa y de las visitas diarias, casa por casa, que realiza la Auxiliar de enfermería Nelly Cruz.
Nelly Cruz Juan trabaja en el Centro de Salud Pailaviri, gracias al programa Nacional Mi Salud. Ella se prepara cada día para salir, según su cronograma, a realizar visitas a los hogares para mantener un control de la vacunación, en especial de niños y niñas del campamento.
Por los años de servicio sabe, casi de memoria, a quienes debe visitar con nombre y apellido. Puerta a puerta va suministrando vacunas, vitaminas y suplementos alimenticios, además, de realizar una orientación. Mientras camina, Juan (nombre ficticio) grita desde las orillas de su muro, solicitó que lo vacune.
"Siempre traigo vacunas adicionales, por si pasa esto. […] las vacunas dan a las personas la sensación de estar protegidos. Le vamos a vacunar contra el tétanos”
Continuando su camino se topó, casualmente, con una madre que no asistió al control de las vacunas de sus hijos, alegando estar asustada por el virus. Su hija menor recibió su última vacuna después de estar jugando con su hermano y un vecino casi de la misma edad. El ausentismo a los Centros de Salud es uno de los efectos de la pandemia, que atenta contra el bien estar de la población.
Recorriendo los callejones del campamento, encontramos a la señora Encarnación, quien cuidaba a 6 de sus nietos. Uno de ellos debía ser vacunado de acuerdo al cronograma; pero la tutora no quiso, por no saber dónde se encontraba la libreta de vacunación. De acuerdo a informes del PAI (Programa Ampliado de Inmunización) de Bolivia, otorgados a la OPS, los niños no vacunados con la Vacuna Doble Viral (SR) y Triple Viral (SRP) en Potosí son 59.282, pertenecientes a un rango de edad entre los 1 y 5 años.
Casi al final de su recorrido llegó al pabellón 21 del campamento y tocó la puerta de Miriam Ballesteros. Ella es madre de 3 hijos, el menor de ellos, Gael, tiene 1 año y un mes. Ella se caracteriza por ser sumamente responsable con el cuidado de la salud de los mismos.
Miriam cuenta cómo ella aprendió, gracias a las enfermeras del centro de salud, los cuidados que debe tener con la salud de los hijos. Estos conocimientos los transfiere a sus amigas y hermanas menores. En zonas mineras la responsabilidad económica recae en gran parte en los varones de familia, quienes trabajan, en su mayoría en las minas del Cerro Rico de Potosí. De los 11 oficios existentes en la mina solo 1 puede cumplirlo la mujer: “Pallir” (elegir mineral menudo de entre los escombros sobrantes). Este contexto social hace que la responsabilidad del bien estar de la familia recaiga netamente en la madre, en la mayoría de los casos.
Miriam cuenta con lástima, cómo una amiga y otras madres del sector no se hacen cargo de la responsabilidad de sus hijos. “No es tener hijos por tener. Deberíamos ser más conscientes […] protegerles para el futuro. Un día vamos a faltar y ese hijo va a sufrir. Mejor dejarlos protegidos".
Nelly también lamenta la despreocupación de algunas madres de la zona; pero celebra la responsabilidad de muchas. Ella, como madre de dos niñas menores de 5 años cumple con todas las vacunas y busca brindar ese mismo beneficio a los niños del campamento, pues considera “la vacunación no tiene fronteras".