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“Vacunar a sus hijos es darles mejores oportunidades”: Roxana Castillo, sobreviviente de polio y especialista en vacunas de Honduras

Han pasado 32 años desde el último caso de polio en Honduras, 30 en la región, pero profesionales cómo la doctora Roxana Castillo consideran que enfrentar las nuevas epidemias es tan importante como atenderlas “históricas”.

21 de octubre de 2021

Esta doctora, con más de 20 años de experiencia en el laboratorio, es hoy una de las especialistas en vacunas más destacadas de Honduras.

Según Castillo los sistemas de salud pública de América Latina no se deben relajar, si no más bien profundizar los procesos masivos de vacunación, mejorar la información a los nuevos padres y ampliar el acceso a los insumos médicos.

La polio es ahora una enfermedad prevenible, que ha sido controlada en América Latina por tres décadas gracias a los procesos de inoculación masiva. En tiempos de debate sobre la efectividad de las vacunas, la eliminación de la polio sirve de ejemplo de lo que los sistemas públicos de salud y la sociedad en general pueden lograr cuando se prioriza el derecho de la salud.


 

Honduras cumplió 32 años desde el último caso de poliomielitis registrado y el dato es tan impactante como esperanzador, ya que a pesar de ser una amenaza latente, es posible controlarla.

La doctora Roxana Elizabeth Castillo Rivera trabaja en el laboratorio de parasitología del Centro de Salud “Alonso Suazo”, el más grande de la capital hondureña, donde es responsable de la vigilancia de las vacunas de neumococo, meningococo neumonías, y rotavirus. Hace 50 años, poco antes de cumplir su primer año de vida, contrajo poliomielitis, una enfermedad paralizante. Desde entonces las vacunas y el conocimiento sobre ellas han sido temas recurrentes en su vida.
 

“A la muchacha que ayudaba en la casa le avisaron que su niñita estaba mal. La niña lo que tenía era una poliomielitis, pero no lo sabíamos. Su estado era muy delicado, grave, ella falleció al poco tiempo, pero en esos días yo conviví con ella, compartimos juguetes y comida. La transmisión es vía fecal u oral, entonces por ahí tuvo que haber algún contacto con el virus y me afectó. Sobre todo mi lado derecho, las extremidades inferiores”, relata la doctora.

La enfermedad de Roxana fue un antes y un después en su familia. “Cuando tocaba darme la vacuna (contra la polio), no lo hicieron porque estaba enferma, tenía fiebre y en aquel entonces se manejaba que los niños con fiebre no se vacunaban. Desde ese momento mi padre nos hizo ver la importancia de las vacunas, se volvió un tema muy importante para todos, en especial la importancia de poder tener acceso a los medicamentos y a la prevención”, destacó.

La doctora, con más de 20 años de experiencia en el laboratorio, es hoy en día una de las especialistas en vacunas más destacadas de Honduras, y es consciente de la paradoja que eso significa en su vida. “A mí me afectó una enfermedad que es prevenible con vacuna, y en mi carrera y mi trabajo me tocó trabajar en el tema de las vacunas. A medida que fui estudiando pude relacionar lo que había vivido y compararlo con el conocimiento científico. Cómo afectaba la enfermedad, qué era la vacuna, entonces iba entendiendo qué había causado que se me diera esta discapacidad y me hizo más consciente de lo que una vacuna puede prevenir”, explica.

Superando las barreras naturales y personales

Roxana usa aparatos ortopédicos para caminar, como secuela de su enfermedad. A los 4 años la iglesia le regaló a su madre una silla de ruedas, pero optaron por no utilizarla y decidieron que la niña caminara con muletas. “Ni ella ni yo en aquel momento sabíamos la trascendencia que iba a tener en mi vida el usar muletas. De haber dependido de la silla de repente ni hubiera estudiado, me hubiera quedado en la casa. Actualmente hay muy pocas condiciones de accesibilidad a cualquier edificio. Aun en la Secretaría de Salud todavía hoy hay poca accesibilidad y en aquel entonces menos todavía”, advierte esta doctora, que cada día debe subir varias gradas para llegar a su lugar de trabajo.

Y el valor del esfuerzo y la superación lo tiene bien grabado desde la niñez gracias a sus padres, con quienes vivía en la populosa colonia John F. Kennedy de Tegucigalpa, a la que asegura que, cada vez que vuelve a visitar a su padre -su mamá falleció en 2015-, no se quiere ir.
 

“A mi papá tengo que agradecerle siempre que me enseñó a pelear. Cuando era pequeña, si andábamos en la calle o en la casa y yo me caía, él dejaba que me levantara sola, no iba corriendo a ayudarme, ni mis hermanos. No, él me decía: ´levántate sola´ y así aprendí a levantarme sola”, recuerda.

La importancia de las vacunas

“Vacunar a sus hijos es darles mejores oportunidades. creo que ningún padre va a querer algo malo para sus hijos entonces, vacunarlos es abrirles las puertas para que puedan salir adelante”, dice y agrega: “Yo me considero afortunada, sé que muchas de las personas que contrajeron polio no pudieron tener esa accesibilidad a lo que tuve, a las facilidades que tuve” enfatiza.

Esta especialista hondureña destaca el rol “incansable” de la Secretaría de Salud yel programa de inmunización hacer saber a la población la importancia de las vacunas para evitar la enfermedad en los bebés, los niños o en cualquier familiar, y consideró vital “contrarrestar la información falsa” y “garantizar la salud cómo un derecho para todos y todas”.

Roxana siente en la piel el orgullo de ser parte del sistema de salud pública del país, y celebra con esperanza los 30 años que cumple las Américas libres de polio. Y una vez más, vuelve sobre la enseñanza de su padre: “uno siempre quiere actuar sobre un problema existente, pero en salud, lo mejor que podemos tener es prevención”.