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La vacunación contra la COVID-19 avanza en los rincones de Uruguay

Uruguay, julio de 2021 (OPS) - Antes de la llegada del coronavirus en Uruguay era impensable andar de tapabocas, no saludar con un beso, no compartir el mate. También era raro que un club social de un pueblo del interior del país se convirtiera durante una mañana en un vacunatorio y que un freezer oficiara de escritorio. 

En la nueva normalidad, que busca de todos modos recuperar la vieja, las personas llegaron a caballo, en moto, bicicleta y auto al Club Social de Cerro Colorado, en el departamento de Florida, para vacunarse contra la COVID-19.

A continuación, tres historias que retratan el afán por vacunar y vacunarse, y que se multiplican a lo largo y ancho de Uruguay, donde a unos cuatro meses de haber empezado la campaña de vacunación contra la COVID-19, se ha inoculado el 50% de la población con vacunación completa.

A continuación, tres historias que retratan el afán por vacunar y vacunarse, y que se multiplican a lo largo y ancho de Uruguay, donde a unos cuatro meses de haber empezado la campaña de vacunación contra la COVID-19, se ha inoculado el 50% de la población con vacunación completa.  

Hablar con la mirada

“Por suerte la gente se arrima, nos pregunta y lo lindo es que hemos aprendido a hablar hasta con la mirada, porque no nos ven la boca, hablamos con los gestos, y hemos podido transmitir todo el conocimiento que vamos teniendo”, contó Lorena Sastre, auxiliar de enfermería que trabaja en el block quirúrgico del Hospital de Florida y que participa de la campaña impulsada por el Ministerio de Salud Pública para vacunar a las personas de las localidades más pequeñas de Uruguay.

Lorena relató que la gente a veces llega con miedo y dudando si vacunarse o no. Entonces indaga en los miedos y logra destrabar la situación preguntándole a la persona “cómo quiere que el virus entre a su cuerpo, si lo quiere recibir con toda la fuerza como lo hace el virus en sí, que le va a afectar de una manera que no conocemos, o si quiere que sea de una manera un poco más leve, porque la vacuna no quiere decir que no te enfermes, es para que si te vas a enfermar, puedas estar un poco más protegido”, explicó.

Esta auxiliar de enfermería les explica que, si sintieran dolor después de darse la vacuna, pueden tomar un analgésico. “Entonces la gente dice: ‘pah entonces esto no es tan malo como yo pensaba’”. Para Lorena, “es muy satisfactorio ir de pueblo en pueblo” vacunando, algo que consideró que “es también hacer historia”.

Vacunarse a galope

Fredi Giménez, un joven de la zona y trabajador rural, fue a caballo a vacunarse. Se decidió a hacerlo “por precaución”, no tanto porque tuviera miedo de enfermarse sino por “la gente mayor”, dijo. “Hoy en día está falleciendo mucha gente, hay que tratar de cuidarse lo más posible”, agregó. Valoró positivamente que los vacunadores se trasladaran a las localidades del interior, porque permite la vacunación de quien “no se puede mover a la ciudad”.

Expresó que la pandemia cambió su vida “en muchos sentidos”: “hay que andar todo el día con tapaboca y cuidándose; antes salíamos casi todos los días a joder y eso, pero ahora ya fue, hay que ponerse un poquito las pilas y cuidarse. Vamos a esperar a ver si cambia” la situación, comentó, deseando que así sea.

Amigarse con las agujas

Uno de los que les tenía miedo a las agujas es Rodrigo Rodríguez, floridense, encargado rural y cazador que vive entre las estaciones Talita y Palermo. “Mi hermana, que vive acá, me dijo que estaban vacunando. Yo no iba a venir porque francamente de las agujas es una cosa de la que no soy muy amistoso, pero ta, tengo cuatro gurisas y vine más bien por ellas... y yo no soy tan chico y algún kilito de más también me puede perjudicar”, reconoció. Al final, el pinchazo no le dolió.

En el tiempo de espera posterior a la vacuna, para descartar la ocurrencia de una reacción alérgica, contó que ya no va a los remates ni a las fiestas que se hacían habitualmente. “Ya se ve todos los días los casos que hay, no hay edades. Y es con algo que no vemos, porque si tú estás peleando con un enemigo que ves, lo podés esquivar, pero esto no se ve, uno no sabe en dónde puede estar”, expresó, trasluciendo su miedo por contagiarse y contagiar a los demás. “Uno del campo no se acostumbra a llegar a un lugar y no saludar”, lamentó, por las medidas de salud recomendadas para frenar los contagios por COVID-19 como la distancia física. “Con este tema de las vacunas, tal vez se pueda disminuir (la propagación) y volver a la vida normal”, indicó con esperanza.