• Comadrona Maya received COVID-19 vaccination

Una tradición ancestral al rescate: comadronas mayas disipan los temores a la vacuna contra la COVID-19

3 de junio de 2022 — Guatemala, al igual que muchos países del mundo, se vio envuelta en una ola de rumores cuando comenzaron las campañas de vacunación contra la COVID-19. 

Una estrategia para contrarrestar la desinformación del siglo XXI surgió, paradójicamente, de una tradición centenaria: las comadronas, parteras tradicionales veneradas en Guatemala como guardianas de conocimientos médicos ancestrales y quienes acompañan a las mujeres durante el embarazo, el parto y la maternidad.

La orientación de las comadronas es práctica y a la vez espiritual, y es un pilar de apoyo para las familias indígenas, que constituyen más del 40% de la población del país y suelen vivir en la pobreza, lejos de los centros de salud.

Se dice que las comadronas nacen con su talento. Debido a su alto prestigio en la sociedad tradicional maya y a que sus visitas a domicilio eran a menudo la única atención que recibían las mujeres embarazadas durante los confinamientos por la pandemia, el Ministerio de Salud Pública de Guatemala y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) las identificaron como mensajeras ideales en la lucha conta la desinformación.  

Durante las últimas décadas, Guatemala ha mostrado de forma persistente una de las tasas de mortalidad materna más altas de América Latina. Pero la pandemia planteó nuevos retos: según el Ministerio de Salud Pública guatemalteco, la COVID-19 fue la principal causa de mortalidad materna en 2021, por lo que los esfuerzos de vacunación se constituyeron en un imperativo.

Como parte de las políticas de salud pública para disminuir el número de muertes, el Ministerio ha hecho un esfuerzo concertado para incluir y reconocer el trabajo de las comadronas, proporcionándoles entrenamiento básico para identificar embarazos de alto riesgo y enviar a las madres a los centros de salud cuando sea necesario.

Cuando se inició la vacunación, el Ministerio consideró a las comadronas como grupo prioritario. Después de ser vacunadas, las comadronas salieron a sus comunidades a difundir la eficiencia y seguridad de las vacunas.

Matilde Rax Gualim con su tarjeta de vacunación contra la COVID-19
Matilde Rax Gualim con su tarjeta de vacunación contra la COVID-19

Matilde Rax Gualim, de 44 años, quien ha sido comadrona la mitad de su vida, adopta un enfoque práctico hacia la campaña de vacunación: "Recomiendo a mis embarazadas que se vacunen contra la COVID-19, igual que les recomiendo que tomen ácido fólico y vitaminas por el bien de su salud y la de sus bebés", dijo desde El Rancho, una comunidad indígena del departamento de Alta Verapaz, a 254 km de la capital.

Los vecinos de Gaulim intentaron disuadirla de vacunarse. “Pero fui a la clínica de salud y decidí vacunarme. Todos me pidieron que les mostrara mi brazo. Les expliqué que la vacuna no hacía ningún daño", añadió.

"Intento animar a mi comunidad a vacunarse. Más que nada necesitamos volver a la normalidad y las vacunas pueden ayudarnos a ello", dijo Marta Laj Calel, de 58 años, comadrona desde hace 20. Los rumores de los efectos secundarios la asustaron al principio, pero no les prestó mucha atención porque había visto que la mayoría de las enfermeras del centro de salud se habían vacunado.
 

Marta Laj Calel con su comprobante de vacunación

La cooperación entre las comadronas y los centros de salud ayuda a mejorar el acceso a la salud en lugares remotos, según la Dra. Dilys Walker, profesora de servicios reproductivos de la Facultad de Medicina de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).

"En los últimos años ha habido un gran impulso para integrar a las comadronas en el sistema sanitario guatemalteco y procurar que los partos ocurran en los centros de salud", dijo.

Esto está muy lejos de lo que sucedía en décadas pasadas, recordó la Dra. Walker sobre su tiempo como obstetra, cuando entrenaba a comadronas en simulaciones de emergencias obstétricas. En algunos casos, cuando acudían a las clínicas, “era más probable verlas limpiando después de un parto en lugar de asistiendo uno”, añadió.

En Guatemala hay más de 23.000 comadronas registradas en el Ministerio de Salud Pública, según Nim Alaxik, una organización no gubernamental que aboga por el bienestar de estas lideresas a nivel nacional.

Las comadronas ahora reciben una tarjeta de identidad oficial que las vincula al Ministerio y les permite recibir capacitaciones en los centros de salud. Pero no son parte de la nómina y encontrar maneras de apoyar su trabajo sigue siendo un reto, según el Dr. José Milton Guzmán, médico y antropólogo de la oficina de la OPS en Guatemala.

En El Rancho, durante los peores días de la pandemia, la OPS, con el apoyo de la Unión Europea, les proporcionó kits que incluían mascarillas, desinfectantes, así como linternas e impermeables para ayudarles a continuar su trabajo bajo cualquier circunstancia.

La OPS ofrece kits con equipo básico de protección a las comadronas
PAHO provides kts to the comadronas
PAHO provides kts to the comadronas

Para hacer frente a las diferencias lingüísticas y culturales, el Ministerio de Salud Pública también elaboró una guía de vacunación que tradujo a las lenguas mayas, garífuna y xinca con el apoyo de la OPS. Además se emitieron anuncios radiofónicos en diferentes idiomas para apoyar la difusión de información verificada como parte de una estrategia patrocinada por la Unión Europea, entre otros donantes.

Este esfuerzo concertado para impulsar la vacunación en Guatemala continúa. Las tasas de vacunación en el país aún no apuntan al objetivo fijado por la Organización Mundial de la Salud de proporcionar dos dosis al 70% de la población mundial para mediados de 2022. Hasta la fecha, solo el 34.1% de la población se ha vacunado completamente contra la COVID-19. 18.000 muertes por la enfermedad se han registrado en el país hasta mayo de 2022.

El apoyo de las comadronas a la vacunación contra la COVID-19 demuestra cuan cruciales son los esfuerzos de salud pública con enfoques culturalmente sensibles y cómo estas lideresas indígenas constituyen un puente vital hacia la atención sanitaria en Guatemala, aumentando los más vulnerables mientras se mantienen vivos los conocimientos y las tradiciones ancestrales.

El trabajo de estas campeonas de la salud materna ha sido reconocido con el establecimiento del Día Nacional de la Comadrona, que se celebra desde este año cada 19 de mayo, dando esperanzas de un mayor reconocimiento.

La OPS trabaja con autoridades de salud, gobiernos locales y comunidades para promover el acceso equitativo a las vacunas de COVID-19 en toda América. Con fondos del Gobierno de Canadá y otros socios clave, la OPS apoya y visibiliza proyectos e intervenciones para llevar las vacunas a pueblos indígenas, migrantes, comunidades de difícil acceso y otras poblaciones en situación de vulnerabilidad, a la vez que aumenta las capacidades de los sistemas de salud locales y combate la infodemia.