Telemedicina en Uruguay, una estrategia que llegó para quedarse
Telemedicina en Uruguay, una estrategia que llegó para quedarse
Montevideo, diciembre 2020
Suena el teléfono, se enciende una pantalla de la computadora o celular; del otro lado, el profesional de salud. La telemedicina ha sido un recurso muy utilizado en Uruguay durante la pandemia, pero no surgió de la noche a la mañana. El país ya venía avanzando, incluso en un marco legal para asegurarse de que los médicos pudieran ejercer su profesión de esta manera.
De los primeros 1.500 casos de COVID-19 en Uruguay, el 86% fueron atendidos y contenidos en sus casas gracias a un conjunto de servicios: emergencias móviles y prestadores de salud brindando un servicio amplio a domicilio combinado con telemedicina, en el que las personas se atendieron, hisoparon y fueron controladas desde sus casas.
“Los mecanismos de consulta a distancia fueron clave para la respuesta en Uruguay”, destacó Wilson Benia, especialista en Sistemas y Servicios de Salud de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Hace más de una década que Uruguay cuenta con la Agencia de Gobierno Electrónico y Sociedad de la Información y del Conocimiento (Agesic) que impulsa la historia clínica electrónica en el Sistema Nacional Integrado de Salud, interoperable entre instituciones y en todo el territorio.
Además, la ley que venía en discusión sobre telemedicina (Ley 19.869) en el Parlamento se aprobó rápidamente y permitió poner en marcha telellamadas y teleconsultas con “seguridad normativa”, contó Benia. Si bien la ley marca que la presencialidad es insustituible, entiende que es una posibilidad cuando se complementa con visitas domiciliarias cuando sea necesario. Por eso, la visita en domicilio que ya estaba “incorporada” en el funcionamiento de los servicios de salud en Uruguay fue un importante factor. Uruguay ya tenía “una cultura de consulta domiciliaria” que en el primer nivel de atención se vio “potenciada” durante la pandemia, comentó Benia.
Además, a favor jugó la cobertura de fibra óptica distribuida en todo el territorio nacional que permitió que el ámbito virtual tuviera un soporte en las casas, en los barrios, en las comunidades, “que generaron progresivamente las bases de esta alfabetización digital". Según Benia, contar con “una población alfabetizada digitalmente” ha sido vital para lograr expandir la telemedicina durante la pandemia como hizo Uruguay.
Para quedarse
La telemedicina, según la Organización Mundial de la Salud (OMS), es una prestación de servicio a través de las Tecnologías de la Información y Comunicación con el objetivo de cuidar la salud de la población y de la comunidad. “Jamás va a sustituir la consulta presencial, es una consulta complementaria, pero ha llegado para quedarse”, definió Briggitte Balum, coordinadora de Telemedicina del Casmu, un prestador de salud privado que funciona principalmente en la capital de Uruguay, Montevideo.
“Al principio había cierta resistencia, la gente estaba muy desorientada, a veces asustada y parecía que no iba a ser posible, pero después vimos que había un montón de cosas que se resolvían por teléfono”, dijo Magdalena Ponce, médica de familia de Casmu. El planteo desde la institución también fue que cuando los médicos consideraran, la persona podía acercarse al centro de salud previo acuerdo con el médico.
Casmu, junto con el Hospital Británico, fueron las dos instituciones que enfrentaron un gran desafío en telemedicina. Llegó abril de 2020 y el crucero australiano Greg Mortimer peregrinaba por aguas internacionales con un brote de COVID-19 a bordo entre tripulación y turistas de diversas nacionalidades. Necesitaba ayuda. Uruguay, por recomendación del Ministerio de Salud Pública en acuerdo con la Cancillería, permitió el acercamiento del barco y médicos de estas dos instituciones de salud, con todas las medidas de protección necesarias y un estricto protocolo, subieron a la embarcación para revisar a todos los pasajeros a bordo. Luego de descender a internar a los pacientes más graves le siguió una gran etapa de telemedicina para quienes permanecían a bordo del barco y cursaban la enfermedad.
“Fue muy emotivo para nosotros y una enorme satisfacción poderlos haber ayudado. Desde el punto de vista de la telemedicina se hizo aquí un control diario. Teníamos dos médicos de la emergencia siempre muy atentos” y fueron 21 días de telemedicina con apoyo diario, contó Balum.
“Sin lugar a dudas la capacidad de reacción, la celeridad con que se tomaron las medidas, lo adecuada que fue la respuesta al desafío” han sido fortalezas de Uruguay, destacó el ministro de Salud Pública, Daniel Salinas.
Estrategias
OPS fortaleció el desarrollo de redes integradas de salud y apoya el uso de herramientas tecnológicas para la atención a la comunidad.
Para Benia, ahora lo importante es continuar optimizando “estrategias de telemedicina” en el país; las de atención remota articuladas con atención presencial para así “evitar concurrencias innecesarias de las personas a los servicios asistenciales y optimizar la capacidad de los profesionales”, además de favorecer el diálogo entre médicos de primer nivel de atención y especialistas.