Expedito Cañaveral, Colombia
Todos los días, sin excepción, Expedito Cañaveral camina media hora, subiendo escaleras y atravesando las montañas de Medellín, en Colombia, para llegar hasta la casa de su vecina Alba Gaviria, en el vecindario de La Honda. Expedito nunca olvida una visita porque sabe que su ausencia puede ser una cuestión de vida o muerte. Ocurre que Expedito está encargado de llevarle la dosis diaria de la medicina que Alba necesita para tratar la tuberculosis (TB).
Desde 2016, en Medellín, 125 líderes comunitarios han sido entrenados para identificar los síntomas respiratorios de la tuberculosis, así como para la recolección y el envío de muestras, y la entrega de los medicamentos y el seguimiento a los pacientes, todo esto mientras mantienen informado al equipo de salud central.
Expedito es uno de esos líderes. Además, es parte del Comité de Vigilancia Epidemiológica Comunitaria (Covecom) y del programa comunitario en contra de la tuberculosis, que busca alcanzar a las poblaciones más alejadas y necesitadas para tener una ciudad más saludable. Este programa conecta a vecinos como Alba -quien desconocía su diagnóstico y no podía ir por su tratamiento por razones económicas y de salud- con Expedito, el ‘héroe’ del vecindario que monitorea su enfermedad y le acerca el tratamiento cada día.
En Medellín, cada año más de 1.700 personas son diagnosticadas con tuberculosis, una enfermedad infecciosa que suele afectar a los pulmones y es causada por una bacteria. El tratamiento dura 6 meses, y debe administrarse inicialmente en forma diaria, y luego, tres veces por semana.
Expedito no solo lleva la medicina a las personas diagnosticadas con TB, sino que también ayuda a identificar a otros que están en riesgo de contraer la enfermedad. "Si alguien tiene una tos por 15 días, me muevo rápido porque están en riesgo", señala. “Alerto al equipo médico, tomo la muestra, llevo a la persona al doctor”, enumera y agrega que “si son diagnosticados, yo les llevo su medicina todos los días si no pueden ir ella".
Las visitas de Expedito tienen un valor extra: la interacción humana, la confianza y la relación que se construye como parte del trabajo. “Si alguien está enfermo -dice Expedito-, y yo no les ayudo, me pondría extremadamente triste… es por esto que hago un esfuerzo en aprender. Para que pueda seguir ayudando a otros".