Enero de 2024
En las boscosas regiones de Ucayali y Amazonas (Perú), la salud depende de factores como el acceso rápido a un puesto de atención médica, y la correcta capacitación de los profesionales sanitarios y los agentes comunitarios. Esta situación puede derivar en un mayor riesgo cuando se trata de mujeres embarazadas. Frente este panorama, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) está trabajando de la mano con sus contrapartes nacionales y subnacionales para garantizar un acceso más amplio y equitativo a servicios de salud de calidad, como lo demuestra la historia de Aída Ugkuchpiitug.
La alegría de Aída y Leoncio, su esposo, fue pasajera tras el nacimiento de su séptimo hijo, en la comunidad nativa de Kusu Chapi, a varias horas de la ciudad de Bagua, en la región Amazonas, en Perú. En realidad, el temor se instaló pronto en los ojos de Leoncio al ver cómo su esposa se desvanecía, minutos después de dar a luz, debido a que la placenta quedó retenida en su cuerpo. Más aún, al notar que el puesto de salud más cercano estaba a casi tres horas.
No obstante, como Agente Comunitario de Salud capacitado, Leoncio sabía cómo actuar y lo hizo con rapidez. Corrió a pedir ayuda a su hermano, quien bajó al pueblo para buscar señal telefónica y llamar al establecimiento de salud. “Estaba preocupado y me dijeron que vaya esperar al río a la brigada de salud de Imaza. Desde ahí, nos dirigimos al poblado de Imacita, donde empezaron a estabilizar a mi esposa”, recuerda Leoncio.
La vida de Aída estaba en peligro debido a la retención placentaria que provocó una hemorragia que debilitó todo su cuerpo. Aída confesaría más tarde que casi no recordaba nada de ese momento. “Sentía un dolor intenso, luego me desmayé y no tengo idea de lo que sucedió después”. No era consciente de la duración exacta de ese trance ni de que los enfermeros le habían colocado un traje antishock no neumático (TANN), una herramienta de bajo costo basada en evidencia. Este dispositivo contribuye a reducir complicaciones y emergencias obstétricas causadas por hemorragias, incluyendo las muertes maternas, aplicando presión en el torso y las extremidades para reducir la pérdida de sangre. Se trata de una de las primeras estrategias para la atención de pacientes con hemorragias, asegurando que el corazón pueda bombear la sangre necesaria para el funcionamiento de los órganos vitales.
“Gracias a ellos, hemos salvado muchas vidas”, precisa Édgar Lara Vallejos, director de la Micro Red de Salud de Imacita. La OPS, con apoyo de socios clave, ha logrado la adquisición de más de 120 trajes TANN para diversas regiones del país, contribuyendo de esta manera a que el personal de salud y los Agentes Comunitarios de Salud entrenados puedan usarlos en la atención de emergencias obstétricas, siguiendo los lineamientos normativos nacionales de clave roja.
La intervención de Leoncio y los profesionales del puesto de salud, que habían sido capacitados como parte de la cooperación técnica de la OPS, a través del Centro Latinoamericano de Perinatología - Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP/SMR) fue fundamental para afrontar esta emergencia obstétrica. Según la doctora Ivy Lorena Talavera, asesora de Familia, Promoción de la Salud y Curso de Vida de la OPS en Perú, este tipo de emergencias ocurren en diversos países de las Américas, donde los desafíos sanitarios son, en buena parte, similares. Por ello, el trabajo de la OPS busca fortalecer las competencias y capacidades del personal de salud local que atiende directamente a la población ‒en particular poblaciones vulnerables con dificultades para acceder a los servicios de salud‒. Esto incluye la implementación de herramientas médicas modernas, como el equipo antishock que ayudó a salvar la vida de Aída, y brindar espacios para empoderar a los agentes comunitarios, líderes locales y tomadores de decisiones, poniendo en valor los conocimientos que tienen culturalmente sobre el tema.
Esta transferencia de información no es solo útil para atender un parto, sino para generar conciencia sobre las posibles condiciones de riesgo de las gestantes y dar aviso a los profesionales para una acción oportuna que permita salvar vidas. “Es fundamental concientizar sobre la importancia de todas las etapas del embarazo: desde lograr las atenciones prenatales efectivas, antes de las doce semanas, hasta reconocer los signos que pueden anunciar un riesgo para la gestante, así como lograr un parto seguro”, explica Talavera, quien además lidera en Perú la ejecución del proyecto Mejorando la salud de las mujeres y las adolescentes en situaciones de vulnerabilidad, que cuenta con el apoyo del Gobierno de Canadá y se implementa en seis países de la región.
La labor que se realiza desde la OPS en el marco de este proyecto requiere de un esfuerzo continuo, pero sobre todo de un compromiso conjunto con las autoridades nacionales, los gobiernos locales, el personal de salud y las comunidades, como afirma la Dra. Talavera, añadiendo que el proyecto también incide en otros temas, como la prevención del embarazo adolescente y los servicios de telemedicina. En esa misma línea, destaca la importancia de alianzas estratégicas como la de OPS con el Gobierno de Canadá, que tienen como base la convicción de que es posible lograr un cambio positivo en la salud de las mujeres.
La distancia y las características geográficas siguen siendo desafíos para la atención en salud en algunas partes del Perú. “Algunas gestantes viven en zonas remotas y cuando cae la noche no pueden acudir, ya que deben cruzar el río Marañón, lo que es muy peligroso. Además, no siempre hay transporte disponible”, reconoce Deisi Santa Cruz, obstetra de la Micro Red Imaza.
Pese a ello, la OPS persiste en su esfuerzo para garantizar el acceso a servicios de salud de calidad para las gestantes, los recién nacidos y las comunidades, incorporando enfoques transversales como interculturalidad, género y equidad. “Tenemos muchas herramientas y evidencias que funcionan para reducir las muertes maternas, para evitar lo evitable. Se trata de ir cerrando las brechas de acceso, reducir la desigualdad, y seguir generando competencias en las personas”, concluye la doctora Talavera.