• Proyecto CERF en la subregión de Sanquianga
    Fotografía: Karen González Abril, OPS/OMS.
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Protegiendo la salud y la vida en Sanquianga, departamento de Nariño

En la subregión de Sanquianga, donde los ecosistemas de manglares conviven con la sombra del conflicto armado, la vida y la salud están en constante riesgo. Las comunidades indígenas y afrodescendientes que habitan esta zona enfrentan diariamente la amenaza de la violencia, la pobreza y la enfermedad. Sin embargo, en medio de estas adversidades, las acciones lideradas por la OPS/OMS a través del proyecto CERF han salvado vidas e impulsado la resiliencia como un pilar de supervivencia.

Bogotá, octubre 28 de 2024. La Guardia Indígena Eperara Siapidara patrulla diariamente los esteros, manglares y aguas de los ríos Tapaje y Satinga, protegiendo los derechos de su pueblo asentado en los municipios de Olaya Herrera, El Charco y Santa Bárbara de Iscuandé, en Nariño, en el Pacífico colombiano. Durante sus rondas, mantienen una profunda conexión con su territorio ancestral, defendiendo los recursos naturales y resistiendo de manera pacífica en esta remota y desafiante región del suroeste de Colombia, afectada por el prolongado conflicto armado y la presencia de grupos ilegales.

Ante la falta de acceso a servicios básicos y las condiciones extremas de pobreza, los hombres y mujeres de la Guardia Indígena no solo vigilan el territorio; también se han convertido en aliados clave de la salud en sus comunidades. Con conocimientos de medicina ancestral y participación en capacitaciones de la Organización Panamericana de la Salud / Organización Mundial de la Salud (OPS/OMS), han recibido formación como primeros respondientes. Gracias a ello, hoy conocen los signos y síntomas de las enfermedades más frecuentes en la zona y las rutas para activar los servicios de salud frente a casos que ameritan remisión. De igual manera, los mecanismos para brindar primera atención en apoyo psicosocial, los procedimientos de la medicina occidental para ofrecer asistencia inmediata a personas lesionadas o enfermas, e incluso, conocimientos en Reanimación Cardio Pulmonar.

"Además de estar preparados, podemos compartir estos conocimientos con nuestra comunidad", afirma Marcial González, uno de los guardias, tras recibir una capacitación en primeros auxilios impartida por la organización en la vereda Boca de Víbora.

 

 

Fortalecimiento en producción de productos avícolas

 

 

Fortalecimiento de la pesca artesanal

 

 

Fomento de la educación a través de escuelas seguras

 

Con esta formación culminan las acciones implementadas por la OPS/OMS en el marco del proyecto "Protección y asistencia que salva vidas para las comunidades afectadas por emergencias causadas por el conflicto armado", financiado por el Fondo Central de Respuesta a Emergencias de las Naciones Unidas (CERF), un mecanismo eficiente para llevar a cabo acciones humanitarias urgentes. El proyecto, ejecutado durante 15 meses por ocho agencias de la ONU en los departamentos de Chocó, Nariño y Valle del Cauca, se enfocó en llegar a las poblaciones de manera integral, fortaleciendo los procesos comunitarios y contribuyendo a su resiliencia. Esto permitió que las acciones de las agencias se complementaran y reforzaran entre sí, maximizando su impacto.

Bajo el compromiso de las Naciones Unidas de realizar una intervención innovadora y coordinada en beneficio de las comunidades, se lograron avances significativos en varias áreas. Por un lado, ACNUR brindó asistencia y protección a las comunidades afectadas por emergencias derivadas del conflicto armado. Al mismo tiempo, en una articulación entre UNICEF, UNFPA, ONU Mujeres y WFP, se implementaron medidas para garantizar que niños, niñas y adolescentes pudieran estudiar en entornos seguros, prevenir la violencia de género y mejorar la salud sexual y reproductiva. Además, la FAO promovió la sustitución de cultivos de coca por proyectos productivos, como criaderos de pollos y huertas caseras y medicinales. Paralelamente, la OPS/OMS desarrolló acciones de prevención, atención y promoción de la salud en estas comunidades.

Heiber Riascos, docente y líder comunitario de Las Varas, recuerda los días en que enfermedades como la COVID-19 amenazaba a su comunidad. “Vivíamos con miedo, con el temor constante de no poder salvar a los nuestros. Pero ahora, gracias al apoyo de la OPS/OMS sabemos que hay esperanza, que podemos cuidar de nuestra gente… Esto es fundamental. Si tengo salud, puedo trabajar; si tengo salud, puedo moverme con más tranquilidad; si tengo salud, puedo amar; si hay salud, tengo vida”, afirma.

 

 

Primeros respondientes en Sanquianga

 

 

Ríos y manglares en la subregión de Sanquianga

 

 

Taller de Entrenamiento de Equipos de Respuesta Inmediata (ERI) para atención a brotes.

 

Salud para la vida

La intervención de la OPS/OMS comenzó en junio de 2023 con un viaje exploratorio a la subregión de Sanquianga. Durante una semana, un equipo multidisciplinario compuesto por médicos, enfermeros, ingenieros, psicólogas, trabajadores sociales y expertos en agua y saneamiento navegó por la boca del río Iscuandé, uno de los principales ríos que conecta varias poblaciones locales. Tras horas de navegación a través de canales naturales entre manglares y terrenos inundados, hicieron escalas en pequeños poblados a lo largo de ambas orillas hasta llegar al municipio de La Tola.

A lo largo de este recorrido, enfrentaron no solo las complejidades del terreno, sino también los retos del contexto violento que permea la región. Continuaron por el río Satinga y el río Tapaje, atravesando vastas zonas fluviales y costeras hasta Olaya Herrera y El Charco, donde se encontraron con retenes de grupos ilegales y escucharon noticias sobre asesinatos y desplazamientos. Estos hechos contrastan profundamente con los espectaculares paisajes que dibujan los ecosistemas de la costa pacífica, recordándoles a los visitantes la dualidad de la vida en esta zona: su belleza natural frente a los desafíos del conflicto.

Con este conocimiento adquirido, el equipo se propuso abordar los desafíos sanitarios que enfrentaba la comunidad. “Realizamos diálogos de saberes utilizando metodologías participativas propias de las ciencias sociales. Efectuamos evaluaciones rápidas de necesidades y diagnósticos participativos comunitarios que promovían un enfoque colaborativo e inclusivo. Además, nos reunimos con la institucionalidad local para identificar sus fortalezas, retos y desafíos y siempre en articulación y coordinación de acciones con la autoridad departamental, es decir, con el Instituto Departamental de Salud de Nariño IDSN; con las autoridades municipales, Alcaldía, Direcciones Locales de Salud DLS, ESEs Hospitales, Centros de Salud, y con las autoridades locales, Puestos de Salud, Gobernadores, Consejos Comunitarios, líderes y lideresas. Con esta información, construimos un plan de salud coherente y adaptado a la realidad del territorio”, recuerda Marcela Hormaza, consultora de la OPS/OMS en Nariño.

En Sanquianga, la comunidad no solo lucha contra las cicatrices del conflicto armado; también enfrenta duras batallas contra enfermedades facilitadas por condiciones tropicales y una infraestructura precaria. Esta situación ha permitido la propagación de enfermedades como malaria, dengue, chikungunya y zika. Los centros de salud enfrentan serios obstáculos: infraestructuras deterioradas por el paso del tiempo, escasez de insumos y equipos, además de una constante rotación del personal que limita tanto el diagnóstico como el tratamiento. “Con las mejoras a las instalaciones y donaciones como un equipo automatizado para hematología que nos permite procesar más muestras con diagnósticos confiables, ahora podemos ofrecer tratamientos oportunos”, asegura Mabel Orobio Tello, representante legal del Centro de Salud Nuestra Señora del Carmen en La Tola.

 

 

Atención médica

 

 

Enfermera en la subregión de Sanquianga

 

 

Comunidad afrodescendiente de la subregión de Sanquianga

 

Sin embargo, muchas veces los enfermos deben ser tratados dentro de sus propias comunidades debido a restricciones impuestas por el conflicto armado o barreras económicas para llegar al centro más cercano —que puede estar a dos o tres horas en lancha— o simplemente por falta de conocimiento sobre los síntomas, por lo que se requiere remitir al paciente a una Institución Hospitalaria de  mayor nivel de complejidad como es el caso de Tumaco o en última instancia San Juan de Pasto. Cuando lograban sortear todos los desafíos, los servicios no ofrecían condiciones dignas. “El puesto de salud de Pulbuza estaba en un estado lamentable —recuerda Gisela Hurtado, residente—. El cielo raso estaba roto; cuando llovía, los pacientes se mojaban. Lo peor era el polvo y la basura que caían; estaba lleno de insectos y murciélagos”. A esto se sumaba la falta de acceso a agua potable y saneamiento no solo en los puestos de salud sino también en las comunidades, lo que incrementaba enfermedades transmitidas por el agua como diarrea, afectando principalmente a niños y agravando desnutrición y mortalidad infantil.

Para responder a esta situación, la OPS/OMS priorizó intervenciones en cuatro centros de salud enfocándose en mejorar infraestructura y acceso a agua potable; además dotó a las comunidades con tanques y filtros para mejorar calidad del agua. “Esto no solo impactó positivamente la calidad de los servicios ofrecidos, sino que también aumentó la confianza de las comunidades en el sistema de salud local y en la atención primaria, fortaleciendo su acceso y uso de los servicios de salud en contexto de emergencias”, afirma Mauricio Cerpa, asesor de emergencias en salud.

Además, en comunidades seleccionadas tanto en Nariño como en Valle del Cauca y Chocó se llevaron a cabo 24 brigadas con enfoque étnico-cultural que permitieron realizar 8.268 consultas en medicina general, odontología, atención psicosocial, entrega de medicamentos y pruebas. Se atendieron 37 casos críticos entre malaria, desnutrición aguda e ideación suicida. Además se realizaron encuentros de parteras, médicos tradicionales y sabedores que en un espacio de diálogo de saberes con médicos y enfermeras occidentales permitió el intercambio de conocimientos y saberes ancestrales, con el fin de salvar vidas y evitar muertes maternas, lo que  tuvo un impacto sin precedentes, según el doctor Cerpa.

 

 

Taller de Comunicación de riesgos y Participación Comunitaria

 

 

Ejercicio de cartografía de la comunicación comuntiaria

 

 

Taller de primeros auxilios

 

Soluciones sostenibles

A pesar de las condiciones de riesgo que supone vivir en una zona golpeada por el conflicto armado, con frecuentes desplazamientos o confinamientos forzados, las comunidades han demostrado una gran capacidad de adaptación y resiliencia. La OPS/OMS ha complementado su intervención con un enfoque hacia la salud mental y el bienestar de la población, proporcionando servicios de salud mental, formando grupos comunitarios, redes de apoyo y creando espacios de diálogo que les permitan expresar sus emociones, afectadas por la violencia.

Este tipo de intervenciones son parte de un proceso continuo de fortalecimiento de la atención integral de salud en la región, donde las comunidades deben tener acceso a servicios de salud de calidad, permanentes y sostenibles. Al finalizar el proyecto en 2024, se espera que la institucionalidad local cuente con un plan de salud adaptado a las necesidades de la región, que les permita continuar trabajando hacia el bienestar y la vida digna.

"Quisiera que se repitieran los talleres de salud en cada comunidad. Gracias a las capacitaciones de la OPS/OMS, sabemos que cuidar de nuestra salud es fundamental para vivir. Ahora estamos más preparados", concluye el guardia indígena y gobernador Marcial González reflejando el deseo colectivo por un futuro más saludable y resiliente. 

 

Indígena Eperara siapidara

 

Jornada de prevención del suicidio