Con declaratoria de alerta amarilla hospitalaria, evitar la propagación de la COVID-19 era toda una prioridad para Torres y con poco personal de salud para atender la necesidad tan grande que se estaba enfrentado en ese momento, el talento humano en salud encuentra en la OPS/OMS un apoyo invaluable. “La Organización además de enfocarse en la población migrante ayudó al personal de salud a evolucionar a nivel laboral y mentalmente, y eso se mantiene hoy en día. Nos fortaleció en conocimientos, en infraestructura, en equipos, y sobre todo nos respaldaron con personas con un gran calor humano”, afirma Karen Ortiz, profesional del área de Vigilancia en Salud Pública del Plan de Salud Territorial (PST) de Arauquita.
Karen hizo parte de los profesionales de salud encargados de la jornada de toma de pruebas diagnósticas en los albergues. Y fue su equipo quien descubrió que, en el más grande, donde estaban alojadas 400 personas, cerca de 80 estaban contagiadas.
En aquel entonces, una de las principales medidas para evitar la propagación del virus era el aislamiento de los enfermos y sus contactos 14 días. En una situación tensionante, con el sonido de los bombardeos de fondo y con la zozobra sobre lo que deparará el futuro, la reacción de algunos fue escaparse de los albergues, con lo que la amenaza de la COVID-19 exige un manejo estratégico de la situación, que puede afectar a las víctimas de la emergencia y a los pobladores de Arauquita.
El alcalde Torres, acompañado de su alto gabinete, sostiene una reunión con expertos de la Organización Panamericana de la Salud y deciden no utilizar la fuerza sino poner en marcha una estrategia de comunicación que le permita a la población en situación de desplazamiento conocer de primera mano las ventajas de permanecer en el albergue, donde podrán recibir una atención integral y salvar la vida. Se organizan declaraciones en la radio local, que son transmitidas en directo en los albergues y se hace un trabajo pedagógico intensivo y de manera inmediata.