“El fallecimiento de un niño es una situación verdaderamente dramática. Es una tragedia para la familia y, sobre todo, para la mamá que lo llevó nueve meses en su vientre y que ha deseado que ese bebe crezca y un día se convierta en una mujer o un hombre. Uno mismo siente dolor por la muerte de un niño”, dice el epidemiólogo Robert Barrais, Jefe del Servicio de Vigilancia Epidemiológica del Ministerio de Salud Pública y de la Población (MSPP) en Haiti.
Cada año en Haití nacen aproximadamente 264 mil niños. De acuerdo a un informe estadístico de 2014, el 40% de los partos se realiza en una institución de salud. En el área rural, la mayor parte de los partos aún se practican en casa, y en el área urbana la situación no es muy diferente a causa de las barreras económicas. Uno de los riesgos asociados al parto en domicilio, realizado por personas no capacitadas y sin condiciones sanitarias, es la infección que puede sufrir el recién nacido debido a la introducción del Clostridium tetani a través del muñón umbilical.
Pese a las condiciones socio-ambientales y de ciertas prácticas culturales de riesgo, el MSPP con el apoyo técnico de OPS/OMS y UNICEF, realizó avances significativos en la prevención del tétanos neonatal y que dieron como resultado que en 2017 la OPS haya declarado la eliminación del tétanos neonatal en el país.
Con una tasa menor a 1 caso por 1.000 nacidos vivos, el tétanos neonatal dejo de ser un problema de salud pública. Las diferentes direcciones del MSPP (Vacunación, Promoción de la Salud, Salud de la Mujer y Epidemiología) contribuyeron a este significativo logro nacional.