Bogotá, agosto 15 de 2020. En el primer frente de la batalla contra la COVID-19 están médicos, enfermeros y personal sanitario, quienes se exponen a ser contagiados para salvar vidas. A pesar de su compromiso y entrega, muchos se han visto afectados por la discriminación y falta de tolerancia. De ahí que durante el primer semestre del año se hayan presentado 91 eventos contra la Misión Médica.
La situación no es nueva. Como resultado de un conflicto interno armado que se extendió por más de medio siglo dejando a su paso cientos de pueblos destruidos y más de 9 millones de víctimas, se han normalizado situaciones de violencia que, a pesar de ser inadmisibles, se han vuelto recurrentes como las agresiones contra el ejercicio de la Misión Médica en Colombia, que evidencia la alta vulnerabilidad a la que la misma se encuentra expuesta en el desarrollo de sus actividades sanitarias.
Estas afectaciones, más allá de los números, generan consecuencias en donde la población en general es la más vulnerable, entre estas encontramos la ausencia de atención médica a heridos y enfermos, el aumento de la mortalidad por enfermedades tratables, la mayor propagación de enfermedades, la interrupción de programas de prevención como la vacunación infantil.