• Marcela Chavez con embarazada

Formar a las parteras, el camino hacia embarazos y partos seguros en lugares remotos

Marcela Chávez ya estaba avanzada en sus estudios de Biología cuando decidió abandonar y comenzar de nuevo. Esta vez, para ser matrona, licenciada en Obstetricia y Puericultura. Terminó su carrera hace más de tres décadas cuando cumplía 24 años y se fue a trabajar a la provincia de Chiloé, a más de 900 kilómetros de su casa, en Bio Bio, Chile.

Montevideo, 5 de mayo de 2021 (CLAP/OPS)

Marcela es una de las 12.000 matronas que hay en Chile; y una de las 65.000 que se estima hay en Latinoamérica, región en la que ocurren al año 10,5 millones de nacimientos. El rol de estas profesionales es clave en la atención de la salud materna y perinatal como especialistas en la atención en el parto normal, el cuidado de los recién nacidos y en la salud sexual y reproductiva.

La capacitación de las matronas y su presencia en comunidades alejadas de los grandes centros de salud son factores clave para cuidar la salud de las mujeres antes, durante y después del parto, así como de los recién nacidos.

 

 

 

El trabajo en las comunidades apartadas

Chiloé es una isla al sur de Chile con menos de 170.000 habitantes, mucha dispersión geográfica y clima adverso que, en ocasiones, dificulta el acceso a algunas de sus localidades.

Al llegar a Chiloé, a Marcela le asignaron la comuna de Queilén. “En aquel entonces estaba muy alejada y con un equipo multidisciplinario hacía rondas, había zonas de muy difícil acceso, tardábamos tres horas en llegar en lancha cuando había temporal, ¡hasta estuvimos en un naufragio! -cuenta- Lo importante era llegar a esas mujeres y brindarles apoyo. En esa época, esos lugares estaban muy escondidos y desvalidos en la atención de salud”.

Desde 1994 trabaja en el hospital de Ancud, ubicado en la ciudad con el mismo nombre, dentro de Chiloé. Esta partera ‒que en Chile se les llama matronas en oposición a las parteras empíricas tradicionales‒ hace turnos rotatorios y trabaja tanto en urgencias como en parto y preparto, en neonatología y en ginecología y en casos de alto riesgo. Actualmente hay más matronas en el centro de salud, algo que considera muy positivo en comparación con lo que ocurría tres décadas atrás, cuando solo una matrona debía ocuparse de todas las tareas.

Cuando comenzó en ese hospital atendían 1.000 nacimientos al año, una cifra que se redujo a los 400 nacimientos actuales, acompasando las trasformaciones demográficas a nivel mundial. No solo en la demografía, también en la cultura hubo grandes cambios. Así lo entiende esta partera, que nota una mayor preocupación porque la mujer sea la protagonista al momento del parto. “Aquí, en el hospital, tenemos una maternidad con atención personalizada, hay una sala especial y hacemos hincapié en la entrada del padre al parto y el apego. Hay un enfoque cultural y todas las colegas están capacitadas para dar esa atención”.

Invertir en las parteras salva vidas

Además de compasión, Marcela considera que la formación es algo indispensable para una partera: “necesitamos la parte científica, lo que debemos saber para ayudar a esa mujer, de hecho, las tasas de mortalidad materna y perinatal no las hubiésemos bajado sin esos conocimientos. Tengo que saber qué estoy haciendo, y cuándo y cómo intervenir” si es necesario.

Las estimaciones le dan la razón: Se calcula que las parteras con competencias en intervenciones de salud materno neonatal y planificación familiar pueden revertir un 83% de las muertes maternas, neonatales y fetales al año 2025.

Asimismo, el Estado de las Parteras en el Mundo 2014 -una publicación de UNFPA, el Fondo de Población de las Naciones Unidas, la Confederación Internacional de Matronas (ICM, en inglés), y la Organización Mundial de la Salud (OMS)- informa que la inversión en la formación de parteras “podría generar una rentabilidad 16 veces mayor a la inversión realizada, en términos de vidas salvadas y ahorro en cesáreas evitadas, y es una opción óptima en atención primaria de salud”. 

“En el Centro Latinoaméricano de Perinatología (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), junto a otros aliados para el desarrollo, entendimos que era necesario profesionalizar aún más la formación de las parteras profesionales”, señala Bremen de Mucio, asesor regional en salud materna de la OPS. “Durante décadas, muchas parteras fueron ‘formadas’ usando modelos educacionales perimidos, en los que el uso de las mejores evidencias no era parte de su carrera. Conscientes de esa debilidad, en los últimos 15 años hemos estado apoyando la capacitación de las docentes de partería, conducidas en base a modelos de educación basada en competencias con muy buenos resultados”, afirma. Sin embargo, agrega, “no todas las universidades han incorporado en sus currículas estas propuestas que está comprobado que funcionan.”

Equipo subiendo a la lancha
Descendiendo de la lancha

Llegar a los lugares más remotos

El Estado de las Parteras en el Mundo hace hincapié en la importancia de la disponibilidad de estas profesionales y un sistema de atención accesible que implica “una extensión geográfica adecuada de establecimientos y agentes de salud, respaldados por un buen transporte, información y redes de comunicación”.

Para De Mucio, “la partera profesional es un recurso invaluable dentro de los sistemas de salud. Lamentablemente, algunos sistemas de salud siguen ignorando su relevancia y no contemplan que todas las mujeres, incluso aquellas en los lugares más aislados, tienen derecho a una atención de calidad, efectuada por parteras con las competencias necesarias”.

El asesor regional en salud materna de la OPS indica que en la región “existen vastas zonas donde el único recurso calificado para la atención del parto y el recién nacido es la partera profesional. Y si bien las comunidades las prestigian y reconocen su rol, los Estados no siempre reconocen su indispensabilidad, y sus salarios y condiciones de trabajo no condicen con el papel” vital que desempeñan.

Camina a embarcadero
Equipo multidisciplinario

La atención que llega en bote

La matrona Daniela Ramírez trabaja en la primera puerta de entrada al sistema de salud, en el Centro de Salud Familiar (CESFAM) de la comuna de Quemchi, en Chiloé: “es el primer acercamiento con las usuarias, tiene como objetivo la prevención de enfermedades y promoción de la salud. La matrona se puede desenvolver en varias áreas del ciclo vital de la usuaria”, explica.

Daniela tiene a cargo el sector insular, al que le corresponden cuatro islas que visita dos veces al mes junto con un equipo multidisciplinario. Desde el CESFAM al muelle tardan 40 minutos, de allí a la isla más próxima, 35 y a la más lejana, una hora. Daniela tiene 400 usuarias en su registro y hace un seguimiento de cada una de ellas. “Controlo a las gestantes, cuando ya llegan a las 36 semanas las derivamos a Chiloé para que no corran riesgos, hago control de diadas (que se realiza a la madre y su bebé entre los siete y 10 días de nacido), pero también me aseguro de que las usuarias vayan a hacerse los controles, si les corresponde revisión”. Cuando es necesario, deriva los pacientes al hospital de Ancud, que es la puerta norte de la isla, donde trabaja Marcela.

Para Daniela lo que no puede faltar en una matrona es la empatía y la capacidad de trabajar en equipo. “Si una persona quiere ser matrona es porque le gusta trabajar con la gente. Debemos ver a la usuaria como un todo, no solo preocuparse del útero, las mamas o los genitales, sino del entorno, la familia, las condiciones ambientales, la salud mental. Y hay que tratarlas con respeto y brindarles el máximo de información para que tomen decisiones informadas”, sostiene.

Consejería método anticonceptivo

Cambios en la atención debido a la pandemia

Si bien la COVID-19 también tuvo fuerte impacto en Chiloé, los nacimientos no se detuvieron. Daniela, por su parte, ha continuado con sus tareas habituales a las que se le sumaron actividades de testeo y rastreo de casos del nuevo coronavirus. En cuanto a su rol de partera, si bien el tiempo de consulta se ha extendido por la necesidad de cumplir con los protocolos de desinfección, asegura que se ha continuado con la atención que se brindaba previamente.

Marcela Chávez, la matrona del hospital de Ancud, en cambio, destaca que ha habido problemas con la entrada del padre al parto, una discusión que, cuenta, fue a nivel nacional. “Lo que sí fue un logro -dice- fue que el primer parto de una embarazada COVID-19 positivo fue seguido por una lactancia materna exclusiva y apego, con el aislamiento que se requería, pero estuvo muy bien”.

Indicación de mamografía
Auscultación de latidos
Curso en línea

La OPS ofrece un nuevo curso virtual gratuito para parteras

Con el fin de apoyar en la formación del área de la salud materna, el Centro Latinoaméricano de Perinatología (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y la Universidad de Chile ofrecen el curso Educación Basada en Competencias a través de su Campus Virtual de Salud Pública.

El curso, que es de autoaprendizaje y tiene una duración estimada de 18 horas, está dirigido a los docentes de partería, enfermería o medicina, y se basa en el modelo de educación basada en competencias (EBC), un abordaje que se ha extendido en escuelas de partería de todo el mundo, y apunta a la adquisición de competencias de forma práctica mediante la aplicación de los contenidos.

Los módulos abordan temas como los fundamentos de la EBC, sus instrumentos y el examen clínico objetivo estructurado, y plantean problemas complejos y contextualizados para que los participantes demuestren que comprenden y pueden analizar el fenómeno.