La lluvia era constante, y pocos a poco se hacía más fuerte, el vehículo se detuvo en una alambrada que daba paso a un pequeño sendero en dirección a un espeso y empinado bosque.
Yamaranguila, Honduras, 8 de Marzo 2019
Con paso firme Tito Hernández, presidente de la Junta Administradora de Agua de la comunidad indígena lenca de Semane, municipio de Yamaranguila, Intibucá, quería mostrar la hectárea que los hombres y mujeres de la comunidad compraron por 150 mil lempiras -unos seis mil dólares- para proteger su fuente de agua.
Al subir los últimos metros, de repente dentro de todo ese verde inconfundible, surgieron dos grandes tanques color rosa que almacenan el agua que abastece a 600 personas de la comunidad. Don Tito, como generalmente lo llaman sus vecinos, señala hacia la montaña y dice “nosotros estamos reforestando cada año; el primer año sembramos como 300 plantas; el segundo año 500 y este año 200. No solo estamos sembrando, hemos estado dándole bastante cuidado”, aseguró entusiasmado pese al frio y la pertinaz tormenta.
Encima de uno de los tanques, da dos zapatazos para que escuchemos que está lleno y dice “antes era bastante complicado, mucha gente no tenía el servicio de agua en la casa, y el personal de salud tenía mucho trabajo por las diarreas y las calenturas, porque no estábamos clorando, porque no teníamos estos tanques y la fuente se estaba desforestando; por eso compramos aquí”, recalcó.
A veces interrumpido por el viento y el aguacero, don Tito señala con su dedo índice a lo interno del tanque “hemos sido bendecidos porque tenemos mucha agua, pero antes que nuestra comunidad participara en la implementación del Plan de Entornos y Estilo de Vida Saludables, no teníamos un plan de cloración, hoy, el agua de estos tanques sale clorada permanentemente”.
El camino de retorno se hace lento, pero eso no impide que el dirigente comunal continúe orgulloso contando la experiencia de su comunidad. “Esta inversión se da porque nosotros teníamos problemas con la calidad de agua para tomar; muchas familias tomaban agua de pozo, de quebrada, pero hace dos años, con el plan, recibimos una donación de filtros de OPS; ellos mismos los instalaron y explicaron cómo se maneja, cuánto tiempo se limpia y el mantenimiento que hay que darles. Hoy sabemos que muchas enfermedades vienen por el agua no clorada”, explicó.
Al salir del bosque y retomando el sendero se pueden ver las dispersas casas de la comunidad de Semane. En tono de compromiso, don Tito asegura, “como junta de agua, sabemos que no solo debemos proteger la fuente de agua, sino también cuidar el agua y vigilar que los tanques y los pozos estén bien colocados, bien hechos,
porque a veces, con el tiempo, se llenan los pozos y ese es un problema; nosotros damos bastante ecomendación a la gente de la comunidad desde el chapeo de las casas; nosotros visitamos a cada beneficiario para ver que las válvulas estén bien seguras y no haya fuga de agua y son cosas que hemos aprendido con esto de estilo de
vida saludables”, recalcó.
Con una sonrisa y completamente empapado por la lluvia se despide diciendo “recuerden que aquí la gente está dispuesta a participar en las actividades, porque todo lo que ha dicho el proyecto de OPS siempre se ha hecho; algunas cosas no se han hecho por la cuestión de los fondos, pero esperamos seguir recibiendo apoyo para poder seguir mejorando”, puntualizó.