Doña Alicia Acosta, tiene 60 años y vive en el Sector F de la colonia Los Pinos en Tegucigalpa. Salió junto a su esposo en bus desde su casa a las 7:00 am hacia el punto de vacunación en el Polideportivo de la Universidad, para vacunarse con su primera dosis de Moderna durante el vacunatón que se llevó a cabo el 31 de julio y 1 de agosto en la capital hondureña.
No me la quería poner porque me metían miedo, que unos hasta se morían por la puesta de la vacuna. Que les pegaba aquí, que les pegaba allá, pero como yo le sirvo a mi Dios, yo tuve fe. Tengo confianza en Dios que todo va a salir bien y entonces me apuntaron para llevarme y me vine.
Doña Alicia cuenta que su mamá no quiere vacunarse y que vacunándose le daría el ejemplo que nada malo pasa después de vacunarse, “Mi mamá me dice que no se quiere vacunar, pero yo le digo ‘mami, ¿en quién estamos confiando? Estamos confiando en Dios, vamos a vacunarnos’. Ella dijo que no, que primero va a ver cómo me iba a mí con la vacuna y así ella se viene mañana a vacunarse”.
“Si ahorita yo me voy a vacunar; primero tengo la ayuda de mi padre celestial y después del medico terrenal que me va inyectar, para estar más tranquila aunque siempre esta mascarilla la vamos a usar” dijo al final, consciente de que la mascarilla y demás medidas de bioseguridad seguirán como parte de su día a día.