Erin Brown crea espacios para la inclusión dentro de los servicios de salud y en el lugar de trabajo
— Washington, D.C., diciembre de 2020 —
Erin Brown, una persona muy animada, se vuelve especialmente expresiva cuando habla de representar a las Bahamas en el triatlón de los Juegos Paralímpicos en Tokio, en el 2021. Mientras sus bien arregladas manos vuelan y sus ojos brillan, Erin explica que la epidemia de COVID-19, que ha cerrado gimnasios y playas en las Bahamas, de cierta manera ha desacelerado su entrenamiento. Para practicar la natación acude a una piscina privada y se entrena en ciclismo en espacios cerrados.
Las competencias deportivas son fundamentales para empoderar a las personas con discapacidad, dice, porque “a las personas no les importa qué aspecto tiene usted ―no les importa si usted está en una silla de ruedas”. Cuando compitió en una carrera de relevo en Houston, cuenta, “algunos de mis compañeros de equipo eran ciegos, otros eran amputados. Estaba asombrada. Deseo que otras personas puedan vivir esa misma experiencia. No puedo guardarla para mí sola”.
En realidad, Erin, que es madre de dos niños y tiene 42 años, ha hecho del empoderamiento de las personas con discapacidad la fuerza impulsora de su vida. Es una especie de fuente de energía que emana de una sola mujer para defender la causa de las personas con discapacidad en las Bahamas. A través de su pequeña empresa de consultoría lleva a cabo sus actividades en muchos ámbitos, como la atención de salud y el empleo. Se trata de un departamento formado por una sola persona que se ocupa del cumplimiento de las reglamentaciones a favor de las personas con discapacidad en la Universidad de las Bahamas. Este cumplimiento se ha tornado más difícil debido a que la epidemia de COVID-19 intensificó los obstáculos que deben afrontar los estudiantes con discapacidad. Asimismo, Erin tiene planes de convertirse en abogada defensora de los derechos de las personas con discapacidad.
"Está empoderando a las personas con discapacidad para que participen y conozcan bien sus derechos, ya sea por medio de la defensa de su derechos laborales, tratando de que los servicios de salud sean más adecuados para estas personas, o logrando que las personas con discapacidad estén al frente de la planificación", dijo Antony Duttine, asesor en discapacidad y rehabilitación en la Organización Panamericana de la Salud (OPS), que trabaja en la promoción de las personas con discapacidad (en particular, en el sector de la salud) en las Bahamas y el resto de los países de la Región de las Américas
Fue hace más de diez años que Erin perdió la pierna debido al osteosarcoma, un cáncer de los huesos que afecta principalmente a jóvenes y niños. Se encontraba en los Estados Unidos recibiendo tratamiento para el cáncer cuando los médicos descubrieron que los daños al hueso de la pierna eran tan extensos que iba a ser necesario amputarla.
“Salí de las Bahamas como una persona sin discapacidad y regresé como una persona con una discapacidad”, dice durante una entrevista en su oficina en Nassau. “Me impresionó que no había mucha infraestructura aquí. En cuanto a políticas, programas, iniciativas, sistemas de apoyo y redes había muy poco o nada —ni siquiera desde el punto de vista de la concientización. Hice preguntas acerca de lo que yo necesitaba y, de esa manera, me di cuenta de lo que no se estaba atendiendo”.
Empezó con muy poco, sencillamente regalaba a otras personas los suministros y el equipo que le sobraban. Cuando se dio cuenta de la magnitud de la necesidad, creó una fundación para ampliar su trabajo. Un día, cuando estaba participando en una maratón, encontró otro nicho. Mientras cruzaba la meta, vio a dos mujeres jóvenes que la estaban animando. “La mirada de ambas reflejaba lo impresionadas que estaban. Empezaron a ver la discapacidad de una manera diferente. Ahora tenían otra perspectiva de lo que podían hacer las personas con discapacidad y de cómo se veían”.
En el 2010, fundó su empresa para centrarse en alentar a las personas con discapacidad a que participaran en los deportes. Desde entonces, se ha transformado en una empresa que las ayuda a encontrar empleo, organiza cursos de capacitación para adaptar los espacios de trabajo y aboga por hacer que los servicios de atención de salud sean más accesibles. “Soy defensora de las personas con discapacidad, pero soy también sobreviviente de cáncer”, afirma. “Cuando usted me vea, quizá estaré hablando sobre el cáncer; o tal vez sobre la discapacidad, o quizá sobre una familia de bajos ingresos que no tiene seguro médico”.
En el 2018, participó en una campaña sobre la salud universal emprendida por la OMS y la OPS por el Día Mundial de la Salud. Ahora está trabajando con el Ministerio de Salud para tratar de sensibilizar, no solo acerca de la accesibilidad sino también acerca del empleo dentro del sector de la salud para que “se escuche lo que tienen que decir las personas con discapacidad”.
Esos empleos, considera, son de vital importancia a fin de que los servicios funcionen mejor para las personas con discapacidad. Por ejemplo, dice, “si usted contrata una persona que es sorda o tiene dificultades auditivas o usa un dispositivo para mejorar su audición, ella ha vivido la experiencia de esa discapacidad. Por eso, puede relacionarse y conectarse mejor con el paciente o el cliente que tiene una discapacidad auditiva. Esas personas pueden participar de una manera más eficaz”.