Colombia se enorgullece de ser el primer país, no solo de las Américas, sino de todo el mundo, en recibir la verificación oficial de la eliminación de la oncocercosis por la Organización Mundial de la Salud. En el año 1996, el país latinoamericano arrancó con la lucha activa contra esta infección de la mano de la administración masiva del antiparasitario ivermectina en la comunidad de Naicioná, la única zona endémica del territorio.
Situada en el municipio de López de Micay, la población se emplaza en las orillas del río Naicioná, que, a pesar de contar con un cauce pequeño y de poca profundidad, tiene un difícil y costoso acceso, debido a sus aguas rápidas y peligrosas hace difícil el acceso a las aldeas. Entre las personas tratadas se incluyeron los residentes de Naicioná y de otras aldeas colindantes, como Chuare y Playa Grande, así como los asentamientos mineros a lo largo de los ríos, donde se dio tratamiento a 1.151 personas.
Más allá del aprendizaje sobre la enfermedad, se realizó un proceso de formación integral a la población, con el fin de fortalecer su autonomía y su capacidad de resolver conflictos y gestionar recursos, para así dejar un poco más atrás los obstáculos propios de las comunidades especialmente pobres y olvidadas. Un ejemplo concreto fue la recuperación del concepto de minga, una forma ancestral de trabajo agrícola colectivo con fines comunitarios constituido por pequeñas huertas familiares en las que se cultivan verduras y se crían pollos y gallinas ponedoras. A esa iniciativa se sumó la mejora de las condiciones de saneamiento e higiene en las viviendas y en los espacios comunes, la calidad del agua de consumo y el mejoramiento de aspectos nutricionales y relaciones sociales entre los habitantes.
El Ministerio de Salud y Protección Social de Colombia y el Instituto Nacional de Salud participaron activamente en todo el proceso de eliminación de la popularmente conocida como 'ceguera de los ríos' en el país, mediante su apoyo financiero, técnico y humano. En ese sentido, la OEPA destacó el convenio entre el Gobierno colombiano y el Hospital de Occidente de López de Micay “para la construcción y dotación del Puesto de Salud de Naicioná, la implementación de telemedicina y la entrega de libros con contenidos de salud para la escuela”.
Fruto de unas de las alianzas entre la Secretaría de Salud de Cauca y la OEPA, la población endémica fue dotada de radioteléfono, lanchas y motores, además de personal capacitado para las acciones de distribución del medicamento y los correspondientes estudios entomológicos, serológicos y parasitológicos.
Por su parte, el Instituto Nacional de Salud de Colombia no dudó en señalar que un aspecto clave del éxito del programa fue la voluntad política para seguir las pautas marcadas por la OPS/OMS, así como el haber establecido claramente desde un inicio la meta y las estrategias para lograrla. El Gobierno agradeció “la organización, participación y colaboración de la propia comunidad afectada” y subrayó la importancia del apoyo financiero proporcionado por la OEPA, que, “junto con los recursos nacionales y departamentales, permitió dar sostenimiento de las actividades requeridas para la eliminación de la oncocercosis”.
Rogelia Riascos, miembro y madre de la aldea de Naicioná, indicó: “antes éramos un pueblo olvidado y desde que llegó el programa hemos progresado; ya tenemos agua en nuestras casas, filtros de agua para consumirla sin riesgo de diarrea; se nos quitaron los piojos para siempre y también las raicitas (lombrices y gusanos intestinales); además, nuestros niños tienen una escuela y un puesto de salud más bonitos”.