Al nacer antes de tiempo, los niños prematuros no están totalmente preparados para la vida fuera del útero y pueden necesitar más ayuda para mantener la temperatura corporal, alimentarse y respirar
Montevideo, 15 de noviembre de 2019 (OPS/OMS-CLAP)—Los bebés prematuros son aquellos que nacen antes de las 37 semanas de gestación. Son niños que llegan al mundo sin completar su desarrollo dentro del útero materno, por lo que son más vulnerables que quienes lo hacen a término. Si bien no todos los prematuros tienen el mismo riesgo de sufrir complicaciones, éstas son una de las principales causas de muerte en niños menores de 5 años y son las responsables de discapacidades físicas, neurológicas o de aprendizaje, con consecuencias para toda la vida.
“Al nacer antes de tiempo, los niños prematuros no están totalmente preparados para la vida fuera del útero y pueden necesitar más ayuda para mantener la temperatura corporal, alimentarse y respirar”, señala Pablo Durán, asesor regional en salud perinatal del Centro Latinoamericano de Perinatología, Salud de la Mujer y Reproductiva (CLAP) de la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Algunas de las causas que inciden en la prematuridad, y que tienen su origen antes de la concepción y durante la gestación, son conocidas. Factores de riesgo incluyen:
Sin embargo, se ha demostrado que existen medidas simples, de bajo costo y efectivas que pueden reducir tres cuartas partes de las muertes y complicaciones asociadas al nacimiento prematuro. Estas medidas van desde brindarle leche materna al bebé, hasta cuidados específicos en ambientes con condiciones que aseguren la temperatura y la atención de calidad, pasando por la disponibilidad de guías basadas en evidencia, que incluyan la detección oportuna de condiciones que pueden afectar la salud, así como el seguimiento específico durante la hospitalización y luego del alta hospitalaria.
Para todos los niños, pero para los prematuros en especial, los cuidados maternales y la atención de salud de calidad serán esenciales para su desarrollo.
Prevenir los nacimientos prematuros es un paso fundamental para reducir sus consecuencias. Sin embargo, qué eventos desencadenan el inicio del parto a término, así como el parto prematuro, son desconocidos. Más de la mitad de los nacimientos prematuros ocurren espontáneamente.
Pero existen medidas que pueden tomarse, algunas incluso desde antes de la concepción, para llevar un embarazo saludable y reducir las probabilidades de que los bebés nazcan antes de las 37 semanas, entre ellos:
Dejar de fumar, evitar el alcohol, las drogas y los medicamentos no prescriptos por un proveedor de salud
Mantener un peso saludable y la presión arterial bajo control
Evitar situaciones de estrés, violencia y otras formas de abuso
Asistir al menos a ocho controles durante el embarazo
Prevenir las infecciones durante el embarazo
Evitar jornadas laborales de más de 6 horas de pie
Eliminar las cesáreas electivas y no médicamente necesarias antes de las 39 semanas de gestación.
Argentina es uno de los países que tiene un sistema eficiente de seguimiento de los bebés prematuros. Prevé la observación de estos niños hasta los 7 años en los servicios de salud, con un pediatra de cabecera y el apoyo de un trabajador social para evitar la deserción del paciente.
Para asegurar la continuidad de los controles “es clave el diagnóstico temprano y el tratamiento, así como que todos los servicios de alta complejidad cuenten con un dispositivo para el seguimiento de prematuros”, señala la doctora Patricia Fernández, de la Dirección Nacional de Maternidad, Infancia y Adolescencia de la Secretaría de Salud argentina.
“La idea es que al niño se le puedan hacer todos los controles en el mismo día, para que no tenga que ir al servicio de salud varias veces. En ocasiones, también se le brinda transporte”, sostiene Fernández. Dentro de la estrategia de seguimiento, se entrega leche −priorizando siempre la lactancia materna− y se realizan evaluaciones de desarrollo infantil, entre otras medidas.
En el marco de las acciones de seguimiento, la Secretaría de Salud creó un mapa para equipos de salud que contiene información sobre los servicios de todo el país que cuentan con seguimiento de prematuros, los profesionales que son referentes del servicio y una plantilla para poder contactar a cualquiera de ellos para derivación de pacientes, consultas técnicas o intercambio de información.
“Rodrigo nació a las 27 semanas (antes de los 7 meses) con 525 gramos, porque yo tenía picos de presión y corríamos riesgo los dos. Recién le pude tocar la manito cuando tenía dos meses y, a los casi tres, pude cargarlo por primera vez. Fue durísimo. Especialmente los primeros momentos: primero había que esperar las primeras 12 horas, después las primeras 24, y así. Estuvo casi dos meses con oxígeno, fue pasando las pruebas de a poco, hasta que a los 4 meses le dieron el alta. Yo estuve internada con él en todo momento, porque una vez que recibí el alta de la cesárea, estuve internada en la residencia de madres del Hospital Fernández, de Buenos Aires. Podía entrar a verlo cuando quería. Incluso, el apoyo de otras madres en situaciones similares fue de gran ayuda.
Cuando nos fuimos de alta, el gordo pesaba casi 3 kilos, parecía un recién nacido. A la semana volvimos al hospital para el control y, luego, la pediatra del Fernández lo atendió cada 20 días aproximadamente hasta los 3 años. Luego seguimos yendo una vez por mes y ahora, que Rodri tiene 4 años, vamos cada seis meses para el seguimiento. Solo tuvo problemas de visión, pero lo derivaron al oculista y lo resolvió bien solito.
El gordo está bárbaro, es súper interactivo, se relaciona muy bien, habla súper claro y tiene mucha retención de memoria. En su jardín de infantes están maravillados con él. Al principio costó un montón, era esperar cada hora a que fuera adaptándose y resolviendo, pero la atención fue maravillosa y hoy Rodri está muy bien”.
Sabrina Lastra, Argentina
La atención de salud universal para todas las mujeres y los bebés, en las comunidades y en todos los niveles del sistema de salud puede evitar muchas muertes maternas y neonatales, entre ellas, de prematuros. La prevención de las complicaciones y de los fallecimientos asociadas al parto prematuro comienzan con un embarazo saludable y aun antes de la concepción. Asimismo, un mínimo de ocho visitas con un profesional de la salud a lo largo de la gestación ayuda a identificar y tratar factores de riesgo.
Es por eso que, en agosto del año pasado en República Dominicana, el Servicio Nacional de Salud (SNS) y la OPS lanzaron una estrategia para mejorar la calidad de la atención de ginecoobstetricia y neonatología. El paquete introduce cambios que permiten reducir la brecha en la calidad de atención con los recursos disponibles en el momento y con liderazgo organizativo. Uno de los cinco hospitales participantes es el Hospital de la Mujer Dominicana y es también uno de los centros en los que se forma a los subespecialistas en neonatología.
“Como toda madre primeriza debí aprender sobre el cuidado del recién nacido. Sin embargo, me tocó aprender a cuidar a una bebé prematura de 1.800 gramos. Sila Victoria nació de 35 semanas de gestación debido a que tuve placenta previa (una complicación del embarazo). Ella permaneció diez días ingresada en el Hospital de la Mujer Dominicana, de los cuales estuvo cinco días con ventilación mecánica por haber presentado dificultad respiratoria severa. Durante ese tiempo visité a Sila diariamente, a veces más de una vez en un mismo día, siempre pendiente de cualquier variación en su estado de salud. En el hospital me dijeron que ellos no me llamarían a menos que se le presentara alguna complicación a la niña. Cada vez que sonaba mi teléfono, se me hacía un nudo en la garganta.
Mi vida ha cambiado en todo porque debo estar pendiente de hasta el más mínimo detalle de su higiene, en el lavado de su ropita, asegurarme de que las personas que se le acerquen se laven las manos antes de tocarla. A pesar del soporte emocional que he tenido, fue muy frustrante porque no encontraba qué hacer con una niña tan pequeña, pero se sale a camino. A la fecha Sila ya tiene seis meses y a pesar de que su rutina de cuidados no ha cambiado, no presenta complicaciones de salud. Mi mayor anhelo es que mi hija sea sana, que sea una persona de bien para la sociedad… ella es la gran motivación de mi vida”.
Jennifer Toledo, República Dominicana
Asegurar el cuidado esencial de cada recién nacido, incluyendo el contacto piel a piel y la iniciación temprana de la lactancia materna, son dos pilares del Programa Canguro en Colombia, que el país comenzó en 1978. En la actualidad hay 54 programas madre canguro que trabajan bajo los lineamientos técnicos establecidos por el Ministerio de Salud.
“El resultado del Canguro es que llegan a las 40 semanas (9 meses de embarazo) con un peso y talla adecuada”, asegura la doctora Natalie Charpak, responsable de la iniciativa en Colombia.
"Fraysa Sharleht llegó antes de lo previsto. Con apenas 36 semanas de embarazo y en pleno trabajo, veo que sale de mi cuerpo un líquido transparente. Como soy primeriza no sabía qué estaba pasando. Me asusté mucho. Llamé a mi hermana y me dijo: ‘acabas de romper fuente, vete ya mismo a la clínica’. Ya era hora de la bebé nacer. Me estaba dando preeclampsia. Me anestesiaron. Y cuando estuve en mis cinco sentidos, me dejaron ver a mi hija por un instante. Luego se la llevaron pues había nacido bajita de peso y estaría en una incubadora por cinco largos días.
La doctora me explicó que tendría que ser madre canguro y a mí se me bajaron los ánimos. Temía por la vida de mi bebé. Luego me tranquilicé cuando me explicaron que no había de qué preocuparse, que tenía que estar todo el tiempo piel con piel con mi hija y darle leche materna cada vez que Fraysa lo necesitara hasta que alcanzara el peso y la talla ideal.
Llevo 22 días como madre canguro y ha sido la experiencia más hermosa de mi vida. ¡Soy la mamá más dichosa del mundo! Es una bendición tenerla todo el día en mi pecho. Ella siente el calor de su madre y ya está a punto de alcanzar los 2.500 gramos. Aunque Fraysa es una bebé frágil e inocente sabe cosas que uno ni siquiera alcanza a imaginar”.
Luceny Urrutia Quiñones, Colombia
Para garantizar la nutrición adecuada de los bebés en Honduras, uno de los programas que busca dar apoyo a las familias con prematuros son los bancos de leche humana. Estos espacios son centros especializados donde se recibe leche donada por mujeres, la que se procesa, almacena y distribuye a niños cuyas madres no pueden amamantar. La donación y dispensación se realiza en forma anónima.
Actualmente, dos hospitales brindan esta posibilidad en Honduras: el Hospital Escuela Universitario (HEU) de Tegucigalpa, que recolecta entre 30 y 35 litros de leche humana al mes (para alimentar en promedio a 6 niños) y tiene la intención de llegar a 168 litros; y el Hospital Mario Catarino Rivas, en San Pedro Sula, que colecta en promedio 60 litros mensuales.
“Mis bebés Ricci Milagro y Milagro Mercedes nacieron de 6 meses, estaban con muy bajo peso. Yo no pude dar leche porque estuve internada 28 días en el Hospital Escuela por un problema de la tiroides y de la presión, porque me salía la presión alta, pero ahora gracias a Dios ya estoy recuperándome, despacio, pero estoy recuperándome. Aquí -en el banco de leche del Hospital Materno Infantil de Tegucigalpa- me han ayudado con la leche materna para mis niñas, y ahora, gracias a las doctoras y a las licenciadas enfermeras, que se han portado bien con mis niñas, ya las tienen bien recuperadas.
La leche materna les ha ayudado a subir de peso y es la más buena para ellas que son prematuras. Doy gracias también a las madres del banco que me han ayudado para llevarle leche a mis niñas.”
Riccy Maribel Murillo, Honduras
“El nacimiento del pequeño Asher Gagdiel se vio amenazado debido a mi salud. En el séptimo mes sufrí una crisis de ansiedad, que creemos que eran ya signos de preeclampsia (un trastorno hipertensivo que complica el embarazo). Mi primer ginecólogo no prestó atención a mi presión arterial. Busqué una segunda opinión, de un ginecólogo con más experiencia y me la detectó en el octavo mes. Como la salud de mi bebé se vio amenazada, me sometieron a una cesárea de emergencia. Asher nació pesando 1.800 gramos, midiendo 42 centímetros y con una mal formación en su labio, ya que no se había cerrado por completo. Sin embargo, pude amamantarlo sin problemas y permaneció solamente cuatro días hospitalizado junto a mí.
Al regresar a casa con los cuidados y el apoyo de toda su familia, mi hijo ha logrado superar muchas barreras. Es un niño fuerte. Hoy ya tiene un año. Gracias a los cuidados en su alimentación, las vacunas y la asistencia a cada cita, el pequeño se desarrolla como cualquier otro niño. Actualmente, mide 60 centímetros y pesa 8 kilos. Ya comienza a dar pasitos, sin prisa, pero con seguridad y mucha alegría.”
Skarlett Rivera, Honduras
La reducción de técnicas invasivas es otra de las recomendaciones en la atención de los bebés prematuros. En Uruguay también se observa esta tendencia. Según explica la doctora Fernanda Blasina, una de las coordinadoras del equipo de Neonatología del Hospital de Clínicas de Montevideo, “antes, con el peso o la edad gestacional, los bebés nacían y se los intubaba y no se les daba la chance de que respiraran solos. Hoy en día se pueden ver bebés de 25 semanas respirando solo con un apoyo. Se ha pasado a la individualización de lo que necesita cada uno. Eso ha sido un gran avance y ha mejorado los resultados” de salud.
Estos cambios también se han visto en la alimentación. Se fue comprobando que la alimentación precoz, sobre todo con leche materna, tenía beneficios en la prevención de infecciones y enterocolitis, entre otras complicaciones. Por otro lado, esta médica señala que en Uruguay también hubo un cambio al entender la importancia de involucrar a la familia en el cuidado del bebé, aunque se encuentre hospitalizado.
Así, involucrar a las familias en el cuidado, la atención de calidad en las unidades neonatales y un seguimiento que preste atención a la salud, nutrición, crecimiento y desarrollo del bebé son importantes para contribuir a que los niños que nacen antes de tiempo puedan tener una vida plena y saludable.
“Hace 20 años fui madre de una bebé que nació de 32 semanas por una preeclampsia. Luna era mi primera bebé, la única que tuve. Como yo era residente del primer año de pediatría cuando me dijeron que me hacían la cesárea a las 32 semanas pensé ‘está muerta’. Por lo que yo sabía, era muy difícil que ella sobreviviera y que sobreviviera bien. Tras una anestesia general necesité más de ocho horas para reponerme y cuando fui a conocerla recuerdo las ganas de llorar, pensando ‘¿esto cómo se arregla?’.
Luna tuvo la suerte de que la médica que la atendió no la intubó -porque en aquel momento a un bebé de menos de un kilo lo intubaban-, pero vieron que respiraba y solo la dejaron 12 horas con un poco de oxígeno. Al otro día estaba tan bien que se lo sacaron. Luna ingresó al CTI (Centro de Tratamiento Intensivo) y estuvo dos meses internada. Creo que fue tratada de una manera moderna 20 años antes”.
Fernanda Blasina, Uruguay