"La comunidad médica trató de entender cómo una persona que no había viajado fuera de los Estados Unidos podía contraer polio, así que en este caso se buscó intencionalmente la polio en las aguas residuales donde vivía esta persona", explicó la doctora Gloria Rey, experta en polio y asesora regional de la OPS.
Polio es el nombre abreviado de la poliomielitis, una enfermedad altamente infecciosa causada por el poliovirus. La cepa de polio que contrajó el joven de Nueva York estaba relacionada con el virus debilitado contenido en la vacuna antipoliomielítica oral (OPV por sus siglas en inglés). Esto alertó a las autoridades de los bajos índices de vacunación antipoliomielítica en la zona, que entonces -gracias a la detección oportuna- montaron una rápida campaña de inmunización para evitar un brote de proporciones nacionales.
"Si el poliovirus debilitado derivado de la vacuna puede circular en poblaciones con baja cobertura de vacunación, puede mutar y convertirse en una forma que cause enfermedad y parálisis. Esto subraya la importancia de mantener una cobertura de vacunación alta", dijo la doctora Rey, haciendo hincapié en que la parálisis por polio es permanente y la única prevención es la vacuna, administrada habitualmente en tres dosis a niños menores de 5 años.
Mientras tanto, el uso de la vigilancia de las aguas residuales está ayudando a las autoridades sanitarias a orientar las intervenciones y a prepararse para diversos brotes futuros. El método también se utiliza para detectar virus como el enterovirus, la hepatitis A y, más recientemente, el mpox, así como bacterias como E. coli y el cólera.
"La información contenida en las aguas residuales está ayudando a las autoridades sanitarias a comprender dónde hay enfermedades, identificar zonas de riesgo, detectar brotes precozmente, vigilar la evolución de un patógeno y actuar como sistema de alerta temprana para las comunidades vulnerables", indicó la doctora Emilia Cain, consultora sobre inmunizaciones de la OPS.
Aunque la vigilancia de las aguas residuales en Estados Unidos y Canadá aumentó exponencialmente durante la pandemia de COVID-19, el resto de la Región de las Américas sigue rezagada en el uso del método. "Existen retos obvios, incluidos los costos restrictivos y la logística compleja", explicó la doctora Rey, "y por el momento la vigilancia de las aguas residuales se lleva a cabo en la mayoría de los países en función de sus necesidades por instituciones más pequeñas." Pero el aumento de la atención sobre esta técnica, añadió, representa una oportunidad para la región en el desarrollo de la epidemiología basada en las aguas residuales.
En enero de 2023, la Organización Mundial de la Salud (OMS) incluyó la mejora de la vigilancia de las aguas residuales humanas como una de las recomendaciones para mejorar la notificación de los datos de vigilancia del SARS-CoV-2 con el fin de detectar, evaluar y controlar las variantes emergentes y comprender mejor la carga de la COVID-19 en todas las regiones.
"Los datos recogidos mediante el análisis de las aguas residuales están mejorando la preparación de los sistemas de salud y, en última instancia, se utilizan para apoyar la toma de decisiones en materia de salud pública, con lo que se están salvando vidas", concluyó la doctora Rey.