Doctora Carissa Etienne, Directora de la Organización Panamericana de la Salud, 26 de mayo del 2020

Considerando que:

La pandemia de COVID-19 ha repercutido en todos los aspectos de nuestras sociedades: la manera en que vivimos, trabajamos, estudiamos y socializamos. Su efecto se está sintiendo en los sistemas de salud y las economías de todos los países de la Región de las Américas.

El acceso desigual a la protección social, los servicios de salud, los medicamentos esenciales, los alimentos saludables, el agua segura para el consumo, un saneamiento adecuado, la educación y las tecnologías —combinado con el desempleo, la pobreza, la desnutrición, los trastornos mentales y el estigma— plantea muchos retos para el desarrollo sostenible, la cobertura universal de salud y la recuperación de la pandemia.

Las enfermedades no transmisibles (ENT) subyacentes y los factores de riesgo asociados (consumo de tabaco, consumo nocivo de alcohol, alimentación poco saludable e inactividad física) han surgido como elementos estrechamente vinculados a los casos graves de COVID-19, afectando con ello a los grupos vulnerables de todas las edades, y están estrechamente vinculados a los principales determinantes sociales de la salud.

La pandemia de COVID-19 ha colocado en primer plano los vínculos que existen entre la salud física y mental, las enfermedades infecciosas y las ENT, y la salud y el desarrollo sostenible. La pandemia ha destacado la responsabilidad de todos los integrantes de la sociedad de colaborar de manera unida y coherente, en la prevención y el control de las ENT y en la salud mental, para que los sistemas de salud y las personas puedan estar mejor preparados para brotes futuros.

Existen soluciones costo-eficaces para la prevención y el control de las ENT. Sin embargo, la lenta ejecución de estas medidas de intervención por parte de los países de la Región está actualmente contribuyendo a la pandemia de COVID-19 y puede tener consecuencias a largo plazo si las políticas existentes se debilitan más.

La acción eficaz contra las ENT requiere un enfoque multisectorial en todos los sectores del gobierno —así como de la sociedad civil— no solo para aplicar y cumplir las políticas, sino también para generar la voluntad política necesaria para respaldar las medidas de reducción de los factores de riesgo. Tales medidas suelen afrontar una dura oposición por parte de las industrias implicadas en la fabricación, mercadotecnia, distribución y venta de productos nocivos como el tabaco, el alcohol, las bebidas azucaradas y los alimentos ultraprocesados.

Los miembros del Grupo de Trabajo Interamericano sobre las ENT se comprometen a renovar y redoblar sus esfuerzos con miras a promover el diálogo intersectorial e interinstitucional y la cooperación dirigida hacia la coherencia fiscal, económica y de política de salud en respuesta a la pandemia de COVID-19 y en la fase de recuperación pospandémica.

El Grupo de Trabajo Interamericano trabajará conjuntamente y de manera complementaria en la prevención y el control de las ENT y sus factores de riesgo, para fomentar las políticas y las intervenciones que apoyan la salud en todas las políticas a lo largo de toda la vida —con equidad— al tiempo que refuerza el papel que desempeña la salud como componente esencial del capital humano.

Por consiguiente, el Grupo de Trabajo Interamericano sobre las ENT colaborará para ejecutar medidas que:

1. destaquen la grave repercusión que tienen las ENT y sus factores de riesgo en el logro de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, teniendo en cuenta los retos añadidos que plantea la pandemia de COVID-19, y fomenten las políticas y las intervenciones para alcanzar estas metas mundiales;
2. promuevan la colaboración multisectorial dentro del alcance de la labor de los organismos y organizaciones miembros del Grupo de Trabajo Interamericano para responder a la COVID-19 y, en el período pospandémico, afianzar las políticas relativas a los factores de riesgo de las ENT y mejorar la respuesta de los sistemas de salud ante las ETS;
3. fomenten intervenciones regulatorias y de políticas a fin de apoyar la protección en materia de salud, la reducción de los factores de riesgo de las ENT y la prestación de servicios de atención de salud que sean equitativos, accesibles y asequibles;
4. aboguen por sistemas alimentarios sostenibles que promuevan la salud en la respuesta nacional y regional posterior a la COVID-19;
5. alienten el uso de impuestos a fin de disminuir los riesgos para la salud, establecer mejores sistemas de salud y ayudar a financiar las actividades de recuperación de la COVID-19.

14 de septiembre del 2020