Los desastres naturales (huracanes, inundaciones, terremotos y erupciones volcánicas) pueden contribuir a la transmisión de algunas enfermedades siempre que el agente causal ya se encuentre en el ambiente. Los cambios rápidos en el ambiente humano pueden ser producto también de actos de guerra o de otras circunstancias provocadas por el hombre, como los accidentes industriales graves.
Antecedentes
Los países latinoamericanos tienen mucha experiencia en materia de prevención y control de enfermedades transmitidas por vectores. Por consiguiente, cabe suponer que, en las zonas donde las enfermedades importantes transmitidas por vectores son endémicas, los departamentos de salud llevan a cabo actividades de control. Esto implica que cuentan con a) datos de base; b) un grupo básico de epidemiólogos, entomólogos y especialistas en salud pública que pueda dar asesoramiento acerca de las medidas a adoptar; c) equipo, manuales y material de capacitación, y d) apoyo logístico y suministros de urgencia.
Cuando ocurre un desastre, los factores de riesgo de transmisión de enfermedades aumentan, las actividades de lucha antivectorial se interrumpen, y se tienen que ejecutar los planes de emergencia previstos. Según los expertos, casi todos estos planes son demasiado rígidos, por lo que es preciso adaptarlos a las condiciones locales. Siempre hay que tener en cuenta que los recursos disponibles se deben utilizar de manera óptima.
Inmediatamente después de un huracán, el riesgo de contraer malaria, dengue o encefalitis puede disminuir como consecuencia de la destrucción de los criaderos de los vectores locales. Sin embargo, es probable que la situación epidemiológica cambie unas pocas semanas después. Es necesario estar alerta a los efectos indirectos del desastre. Por ejemplo, la destrucción de los acueductos forzará a la población a acumular agua dulce en recipientes temporales, que constituyen un criadero ideal para los mosquitos que transmiten el dengue. Los terremotos pueden intensificar la demanda de sangre para las transfusiones que necesiten los damnificados, las cuales de por sí constituyen un riesgo en las zonas endémicas de la enfermedad de Chagas. Por último, las condiciones de vida en los campamentos temporales hacen más frecuente el contacto entre el hombre y el vector.
Es probable que la densidad de los mosquitos que no se consideran vectores de enfermedades se eleve después del azote de un huracán. Aunque estos mosquitos carezcan de importancia desde el punto de vista médico, son una molestia para la población afectada, que exige que se atienda el problema y debe ser atendida.
Normalmente no se prevé que un desastre en América del Norte cause ningún problema grave de enfermedades transmisibles.
En la parte continental de México y Centroamérica, el Caribe y las zonas tropicales de América del Sur las enfermedades transmitidas actualmente por artrópodo son: malaria, leishmaniasis mucocutánea, leishmaniasis cutánea difusa, leishmaniasis visceral, oncocercosis (ceguera de los ríos), tripanosomiasis americana o enfermedad de Chagas, filariasis de Bancroft, dengue, dengue hemorrágico, encefalitis equina venezolana, encefalitis vírica, fasciolosis humana, tularemia, fiebre amarilla de la selva, bartonelosis, fiebre de Oroya, tifus transmitido por piojos, y peste.
Con excepción de la enfermedad de Chagas, las enfermedades transmitidas por artrópodo no son importantes en los países templados de América del Sur.
En casos de desastre natural, las principales enfermedades transmitidas por vectores en las Américas son: malaria, dengue y dengue hemorrágico. El vector de la fiebre amarilla urbana es el del dengue, pero la transmisión de la fiebre amarilla en las zonas urbanas es poco común, excepto durante una epidemia. Además, la fiebre amarilla se puede prevenir por medio de una vacuna inocua y eficaz. Actualmente no hay vacunas contra la malaria, el dengue o el dengue hemorrágico.
Lo que se debe hacer al nivel institucional y en la comunidad
- Establecer planes de preparación para la luchar contra las epidemias del dengue, la malaria y otras enfermedades de transmisión vectorial como parte de la organización general de los servicios de salud de urgencia, que a su vez deben estar incluidos en los planes nacionales de preparación para casos de desastre en las zonas en riesgo reconocidas.
- Actualizar los perfiles epidemiológicos de las zonas consideradas en riesgo, en particular cuando se prevea una situación de desastre potencial.
- Hacer arreglos para tener preparado un grupo básico de personal adiestrado, suministros y equipo y apoyo logístico para fortalecer las actividades de prevención y control con poco tiempo de antelación.
- Evaluar la situación y ajustar los planes de emergencia a las condiciones locales antes de ponerlos en práctica. Las epidemias de malaria, dengue y encefalitis posteriores a un desastre, si llegan a ocurrir, comienzan unas seis semanas después del desastre.
- Utilizar al máximo los datos epidemiológicos directamente relacionados con el manejo de enfermedades, especialmente a los niveles distrital y local. Por ejemplo, con relación a la malaria, analizar los datos relacionados con la "fiebre tratada con medicamentos antimaláricos" y no solo las tasas de frotis positivos.
Lo que se debe hacer al nivel personal
- Participar en grupos de acción comunitaria para controlar los hábitats larvarios de A. aegypti en las zonas en riesgo de dengue o dengue hemorrágico.
- Aplicar las técnicas de reducción de fuentes de mosquitos en el hogar siguiendo las instrucciones del personal del programa de lucha contra A. aegypti.
- Recurrir a la unidad de salud más cercana o al puesto de trabajadores de salud voluntarios en la comunidad para el diagnóstico y tratamiento de síntomas de fiebre.
- Facilitar la aplicación de insecticidas residuales cuando estén indicados para luchar contra las epidemias de malaria.
- Usar repelentes contra los mosquitos al salir de la casa durante las horas vespertinas y un mosquitero al dormir.
Lo que no se debe hacer
- Acampar al aire libre en una zona conocida de malaria a menos que se tenga la protección de un mosquitero adecuado.
- Saltarse tomas de los medicamentos profilácticos de la malaria si se visitan las zonas rurales conocidas de malaria, en particular si la persona viene de una zona o país libre de malaria.
- Olvidarse de tomar la vacuna antiamarílica al menos seis días antes de viajar a una zona donde se ha notificado la fiebre amarilla de la selva, y de la necesidad de vacunas de "refuerzo" cada diez años.
- Mantener neumáticos viejos, botellas vacías, automóviles reducidos a chatarra, barcos sin protección, cáscaras de coco o conchas de mar, u otros envases de agua que pudieran convertirse en criaderos de mosquitos A. aegypti en el propio patio de la casa.
- Olvidarse de mantener los recipientes domésticos de agua potable cubiertos con una tapa y añadirles productos químicos antilarvarios, como el temefós (Abate) o el metopreno (Altosid), si lo aconseja un trabajador de salud local.
Nota: La mención de nombres comerciales persigue el único fin de identificar los productos y no implica que la Organización Panamericana de la Salud (OPS/OMS) los recomiende.
Lecturas sugeridas
- Control de vectores con posterioridad a los desastres naturales. Organización Panamericana de la Salud, 1982, Publicación Científica 419 (Disponible en inglés, 1982)
- Dengue y dengue hemorrágico en las Américas: Guías para su prevención y control. Organización Panamericana de la Salud, 1995, Publicación Científica 548 (Disponible en inglés, 1994)
- Implementation of the Global Malaria Control Strategy, WHO Technical Report Series, 839 World Health Organization, Ginebra, 1993
Malaria Epidemics: Detection and Control, Forecasting and Prevention. JA Nájera, RL Kouznetzsov y C Delacollette, WHO/MAL/98.1084 (Original en inglés), WHO, Ginebra, 1998 - A new tactic for Triatoma infestans control: fabrics impregnated with beta-cypermethrin. Edgardo Wood et al, Pan American Journal of Public Health, Vol. 6 No. 1 (julio de 1999) pp 1-7 PAHO/OMS, Washington, 1999
- Centers for Disease Control and Prevention. Helath Information for International Travel, 1999-2000, DHHS, Atlanta, GA
- Enfermedades transmisibles. Texto tomado de Las condiciones de salud en las Américas, edición de 1990, Vol. I, Publicación Científica 524, PAHO/OMS, Washington, D.C, 1990
- Regional Overview of Malaria Control in the Americas. Roll Back Malaria in the Americas, PAHO/HCP/HCT/127/98-99, PAHO/OMS, 1998
Preguntas frecuentes
¿Es aconsejable intervenir a las primeras noticias del desastre provenientes de la zona afectada?
No. La información puede ser exagerada, confusa o no tener fundamento
¿Es preciso comenzar las operaciones de control de vectores inmediatamente después de un desastre?
No. Generalmente hay tiempo para evaluar la situación y planificar las operaciones necesarias.
Cómo se define la zona afectada?
La zona de operaciones incluirá la zona directamente afectada por el desastre y la que reciba a la población desplazada.
¿Es probable que aparezcan enfermedades nuevas durante un desastre?
No. Un desastre puede contribuir a la transmisión de algunas enfermedades siempre y cuando el agente causal ya se encuentre en el ambiente.
¿Hay una medida única que se pueda aplicar al control de múltiples enfermedades transmitidas por vectores?
No. Las medidas de control se tienen que dirigir a determinados vectores de las enfermedades. Sin embargo, algunas medidas surten más de un efecto saludable.
¿Constituye el aumento de los criaderos de vectores la causa principal de las epidemias?
No. El contacto más frecuente entre el hombre y el vector en albergues en condiciones precarias y campamentos temporales y la interrupción de la lucha antivectorial pueden ser la causa más importantes de las epidemias.
¿Se pueden predecir las epidemias después de los desastres naturales?
Sí. Las epidemias que ocurren después de los desastres cíclicos como los huracanes se pueden predecir con un grado razonable de precisión y deben ser prevenibles si los servicios de salud están preparados debidamente.
¿Ha habido cambios recientes en la epidemiología de la malaria?
Sí. La malaria está reapareciendo en muchas zonas. Además, el calentamiento del planeta puede haber sido un factor trascendental en la aparición de epidemias en sitios de las zonas montañosas.
¿Hay publicaciones de la OPS/OMS acerca de la lucha antivectorial en emergencias después de los desastres naturales?
Sí. El anexo contiene una lista de "lecturas sugeridas".
¿Cuáles son las medidas principales de la lucha contra de las enfermedades transmitidas por vectores?
La vacunación para prevenir la fiebre amarilla de la selva; el saneamiento, los rodenticidas y la aplicación localizada de insecticidas para controlar las pestes; el mejoramiento de la vivienda y el uso selectivo de insecticidas y telas impregnadas con piretroide como complemento de las medidas tradicionales de lucha contra el Triatoma infestans de la enfermedad de Chagas; la protección de los depósitos domésticos de agua, la destrucción de envases artificiales de agua, la aplicación selectiva de larvicidas o adulticidas para el control de los mosquitos A. aegypti, los vectores del dengue, el dengue hemorrágico y la fiebre amarilla urbana; la detección y el tratamiento de casos; el uso selectivo de insecticidas residuales; la profilaxis con cloroquina, o mefloquina en las zonas con cepas resistentes a la cloroquina, contra la malaria.
La educación sanitaria, la participación comunitaria, la modificación de los hábitos personales, los repelentes o las barreras para disminuir el contacto entre el hombre y el vector sirven para apoyar las medidas anteriores.