Integración de esfuerzos para mitigar el impacto de la epidemia del dengue en Centroamérica y República Dominicana
El dengue es una enfermedad febril que afecta a todas las edades y es causada por el virus dengue (DENV). La infección se caracteriza por la presencia de fiebre, dolor de cabeza, mialgia, artralgias, entre otras. Sin embargo, ante la falta de un manejo adecuado, evoluciona a dengue grave, caracterizado principalmente por un choque hipovolémico. (1)
El dengue es la arbovirosis de mayor frecuencia a nivel global así como en la Región de las Americas (2). En las Américas es causante de epidemias que se repiten cada tres a cinco años. La aparición de casos de dengue se ha asociado con cambios en el clima. El aumento de las precipitaciones y los meses más cálidos proporcionan un escenario ideal para los criaderos del mosquito responsable de la transmisión: Aedes aegypti. (3)
Los datos recolectados desde 1980 en esta Región muestran una tendencia al aumento en el número de casos, pasando de 1.6 millones registrados en la década del 80 a 18.2 millones en la década del 2010. El 2023 es el año de mayor registro de casos de dengue en las Américas. A la semana epidemiológica (SE) 45 del 2023 se han acumulado 4.1 millones de casos, con una incidencia acumulada de 409 casos por cada 100 000 habitantes, incluyendo 6214 casos graves y 1910 muertes (letalidad 0,047%). (4)
El panorama en la subregión de Centroamérica y República Dominicana no es muy diferente con un total de 260 032 casos de dengue hasta la SE 45 de 2023, siendo el año con mayor número de casos reportados después del 2019 en el cual se registró el mayor brote epidémico con 418 702 casos. Se espera que este número siga en aumento en los próximos meses y su incremento se extienda hasta el primer semestre de 2024, esto como consecuencia de las condiciones climáticas debidas al fenómeno del niño. (3,4).
Este incremento ha ocasionado una carga adicional sobre los sistemas de salud en las áreas de mayor transmisión, de por sí ya debilitados por la pandemia de la COVID-19, lo que ha llevado a la declaración de emergencia sanitaria en algunos países. Adicionalmente, brotes de chikunguña también contribuyen a la carga en salud y económica de los sistemas de salud y de la sociedad. (4,5)
El impacto económico y financiero de estas epidemias a repetición para la sociedad y los sistemas nacionales de salud en América Latina es crítico. Se estima que los costos totales de un caso de dengue ambulatorio fueron de US$ 224 (2014) en El Salvador, US$ 193 en Guatemala y US$ 648 en Panamá. De manera similar, el costo de un caso de dengue hospitalizado fue de US$ 1171 en El Salvador, US$ 917 en Guatemala y US$ 2079 en Panamá, lo que representa una alta carga económica para los servicios de atención de salud y la sociedad. (6,7)
La situación en el istmo centroamericano se torne más complejo debido al impacto del Fenómeno del Niño desde el 2023. Este fenómeno natural esta ocasionando sequías con importantes pérdidas de cultivos y mayores tasas de inseguridad alimentaria, una disponibilidad reducida del agua potable, agricultura y generación hidroeléctrica, intensas inundaciones que causan daños y desplazamientos, el aumento de las temperaturas e incendios forestales, mayor incidencia de enfermedades trasmitidas por vectores y enfermedades transmitidas por el agua, lo que acentúa aún más las vulnerabilidades preexistentes de las poblaciones locales y exacerba la situación de movilidad humana actual. (3,8-9)
Dado que hasta la fecha no existe un medicamento específico para tratar al dengue, la detección precoz y el manejo clínico adecuado de los casos y la participación de las comunidades, son las únicas herramientas disponibles para evitar que la enfermedad evolucione a un cuadro más grave, con la consecuente disminución del riesgo de morir (1).
En los últimos años las redes nacionales de coordinación y las capacidades de vigilancia de la salud pública han mejorado. Sin embargo, aún existen brechas en los procesos de recolección, captura y generación de datos epidemiológicos de calidad, así como del diagnóstico clínico y del manejo de casos en el punto de servicio. La vigilancia epidemiológica para la detección temprana y la respuesta oportuna al dengue debe ser intensificada en la subregión dado que en los próximos meses las condiciones ambientales para el Aedes aegypti serán más favorables.
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) a través del Programa Regional de Enfermedades Arbovirales y el Departamento de Emergencias en Salud, en conjunto con la Secretaría Ejecutiva del Consejo de Ministros de Salud de Centroamérica y República Dominicana (SE-COMISCA), han desarrollado un plan, con la participación de la Oficina Regional de Centroamérica de los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC-CAR), CDC-DVDB y CDC-Dengue Branch, con estrategias enfocadas al fortalecimiento de la vigilancia epidemiológica, laboratorial y entomológica, las capacidades en manejo clínico, comunicación de riesgos y participación comunitaria, y la coordinación y gestión de emergencias para el control del dengue, chikunguña y Zika durante el período de mayor transmisión de estas enfermedades (agosto-diciembre 2023).
Este plan hace parte de un proceso de planificación anticipatoria iniciado el 5 de julio, acompañado de la emisión de una alerta epidemiológica emitida por la OPS el 31 de Julio de 2023, con énfasis en que los Estados Miembros en la subregión de Centroamérica revisen y ajusten sus planes de preparación y repuesta para hacer frente a los brotes de dengue y otras arbovirosis para prevenir complicaciones y defunciones asociadas a estas enfermedades. (10)
En su acompañamiento técnico a los países de la Región, la OPS sigue produciendo lineamientos técnicos y recomendaciones para abordar esta situación excepcional. En 2023, la OPS publicó siete actualizaciones y alertas epidemiológicas sobre la situación de dengue y una evaluación de riesgo a fin de orientar a los países en la implementación de estrategias para reducir el riesgo y el impacto, en especial, en las poblaciones más vulnerables; revisar y actualizar los planes de preparación y respuesta, mantener las acciones de vigilancia, diagnóstico precoz y tratamiento oportuno de casos de dengue y otras arbovirosis para prevenir las complicaciones, disminuir los casos graves y las defunciones asociados a estas enfermedades. (11, 12)
Afrontar estos desafíos requiere de un enfoque multidisciplinario y la colaboración entre los sistemas de salud, los gobiernos, las organizaciones internacionales y las comunidades. La inversión en capacitación de personal y herramientas tecnológicas pueden ayudar a mejorar la respuesta de prevención y control de estas arbovirosis (13-15).
La Estrategia de Gestión Integrada para Prevención y Control de las Arbovirosis (EGI-Arbovirus) en Centroamérica (15), es un modelo de trabajo que integra varias disciplinas clave para enfrentar desafíos técnicos, logísticos y financieros vinculados a la prevención y el control de estas arbovirosis. En gestión es necesario fortalecer la coordinación y la armonización entre cada uno de los componentes de la EGI-Arbovirus que permitan asegurar una toma de decisiones integral basada en el análisis de información de calidad generada por los sistemas de vigilancia. Se debe mejorar la obtención y generación de datos epidemiológicos apoyado en la automatización de estos procesos que permitan el análisis en tiempo real y la generación de intervenciones oportunas. El reforzamiento en el conocimiento del diagnóstico clínico temprano y el tratamiento es clave para prevenir la progresión a formas graves y muertes producidas por esta enfermedad. La vigilancia laboratorial también es clave, por lo que se debe de garantizar la disponibilidad de reactivos para la confirmación de estos casos, priorizando aquellos graves y los ocurridos en zonas de nueva circulación. El manejo integrado de vectores debe enfocarse en la estratificación de riesgo dirigiendo las acciones de control a las áreas de mayor transmisión de dengue.
En este sentido, la OPS y la SE-COMISCA en colaboración con otros socios, han potenciado sus esfuerzos para abordar los desafíos ante el complejo contexto epidemiológico del dengue y arbovirosis en la subregión. Para esto, es crucial que las organizaciones de salud continúen este esfuerzo conjunto en aras de generar acciones apropiadas de preparación y respuesta para enfrentar y mitigar el impacto de la epidemia.
Referencias