Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 16 de marzo de 2022

Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

El número semanal de casos de COVID-19 en la Región de las Américas alcanzó los 901.000 la semana pasada, lo que representa una disminución promedio de 19% con respecto a la semana anterior. Si bien en la mayor parte de la Región disminuyó el número de casos, en las islas del Caribe y el Océano Atlántico se registró un aumento de 56,6%.

El número de muertes por COVID-19 también disminuyó, puesto que se notificaron 15.523 muertes nuevas, lo que representa una disminución de 18,4%. La disminución del número de muertes se registró en toda la Región, en proporciones que oscilan entre 6,9% en el Caribe y 27,9% en Centroamérica.

El número de casos y muertes por COVID-19 está disminuyendo en la mayor parte de nuestra Región, pero aún continúan notificándose demasiados casos y muertes todos los días, lo cual es un claro indicio de que la transmisión aún no está bajo control. Desde que llegó el virus a la Región, hace dos años, se han notificado 149 millones de casos de COVID-19 y 2,6 millones de muertes.

En otras partes del mundo está aumentando nuevamente el número de casos, lo que debería servir como advertencia para nuestra Región. Los casos aumentaron 28,9% en la Región del Pacífico Occidental, 12,3% en la Región de África y casi 2% en la Región de Europa.

Este virus nos pone a todos en riesgo, especialmente a las personas que no están vacunadas. Por lo tanto, debemos continuar esforzándonos para eliminar las inequidades y proteger a quienes son más vulnerables vacunándolos contra la COVID-19.

En el transcurso de la pandemia, las vacunas se han convertido en la prioridad de los presidentes, ministros de economía y otros responsables de la toma de decisiones, y la población las ha recibido con los brazos abiertos.

Ahora, muchos países y territorios están bien encaminados hacia el objetivo de lograr la cobertura de 70% de la población para junio del 2022.

Ocho países y territorios han vacunado a más de 80% de su población. Otros no están muy lejos de alcanzar esa cifra, y han estado avanzando a paso firme.

Pero todavía tenemos mucho trabajo por delante para mejorar nuestra resiliencia frente a la COVID-19.

Veintiún países y territorios aún no han logrado vacunar a la mitad de su población.

Incluso en lugares donde la cobertura es alta en términos generales, algunas de las personas más vulnerables, como las inmunodeprimidas y las personas mayores, aún no han recibido la protección de la vacuna, por lo que tanto ellas como nuestros sistemas de salud permanecen en riesgo.

A medida que continuamos ampliando la cobertura de la vacunación contra la COVID-19, también debemos revertir la disminución de la cobertura de otras vacunas. Nuestros sistemas de salud se han concentrado en la respuesta a la pandemia, pero también deben continuar centrándose en la vacunación sistemática, que previene otras enfermedades graves y salva vidas.

La cobertura de la vacunación contra la poliomielitis, el sarampión y la rubéola, la difteria y otras enfermedades infantiles estaba en disminución incluso antes de que llegara la COVID-19. El fuerte impacto de la pandemia no hizo más que empeorar la situación.

En dos años, hemos retrocedido casi tres décadas de lucha contra la poliomielitis y el sarampión, y hemos vuelto a los mismos niveles de vacunación que teníamos en 1994.

En algunas partes de Brasil, tenemos brotes continuos de sarampión, una enfermedad que nuestra Región ya había erradicado, a pesar del gran esfuerzo que está haciendo el país para interrumpir la circulación de este virus.

Y otras enfermedades que alguna vez estuvieron muy generalizadas, como la difteria y la fiebre amarilla, amenazan con reaparecer, a menos que actuemos con rapidez.

Si bien no tenemos casos activos de poliomielitis en la Región, algunos casos recientes en lugares como Israel y Malawi ponen de relieve la amenaza que podríamos enfrentar si no logramos recuperar pronto los niveles de cobertura.

La vacunación contra el VPH, que previene el cáncer cervicouterino en las niñas, adolescentes y jóvenes, también se ha estancado en toda la Región debido a la interrupción de la enseñanza en las escuelas.

La COVID-19 nos demostró, una vez más, que las vacunas son la herramienta más importante con la que contamos para controlar las enfermedades infecciosas y salvar vidas.

Necesitamos un firme liderazgo político y técnico a nivel local y nacional para aumentar la cobertura de vacunación contra todas las enfermedades, tomando como enseñanza el rápido despliegue de las vacunas contra la COVID-19.

La inversión sostenida y el compromiso en los niveles más altos nos ayudaron a vacunar a millones de personas. También son clave para proteger a nuestros hijos, familiares y amigos de enfermedades prevenibles mediante la vacunación.

Los países ya están comenzando a trabajar para compensar los retrocesos.

Muchos países reiniciaron las campañas contra el sarampión, la rubéola y la poliomielitis en el 2021, y al menos ocho ya tienen planificadas campañas de seguimiento contra el sarampión para este año, con el objetivo es proteger a más de 67 millones de niños y niñas contra estos virus.

Al igual que lo hemos hecho a lo largo de los últimos 20 años, trabajaremos con los países de toda la Región para coordinar campañas nacionales durante la Semana de Vacunación en las Américas, a fin de administrar a la población infantil, adolescente y adulta las vacunas que aún no hayan recibido. Es importante que los países tengan presente que deben continuar fortaleciendo sus iniciativas nacionales de vacunación.

El Fondo Rotatorio de la OPS continuará apoyando a los países en la compra de vacunas para la vacunación de rutina, al igual que ha contribuido a asegurar la entrega de las vacunas contra la COVID-19.

Podemos aprovechar las iniciativas de vacunación contra la COVID-19 para desplegar otras vacunas esenciales.

Las inversiones de la OPS para ampliar el acceso a las vacunas contra la COVID-19, realizadas con el apoyo financiero de Estados Unidos y Canadá, están apoyando a los países para que fortalezcan sus capacidades logísticas y de cadena de frío.

En algunos países como México, se está adaptando la infraestructura utilizada para desplegar las vacunas contra la COVID-19 con miras a ampliar la vacunación sistemática contra el sarampión y la rubéola.

En el hemisferio sur, está comenzando la temporada de gripe. Alentamos a los países a que ofrezcan la vacunación contra la gripe y la COVID-19 al mismo tiempo, para que puedan proteger a su población de las dos enfermedades a la vez.

Y debemos seguir comprometidos a hacer llegar las vacunas contra la COVID-19 a todas las personas que las necesiten.

A medida que los países trabajan para alcanzar el objetivo de cubrir al 70% de la población con las vacunas contra la COVID-19, deben asegurarse de que están llegando a los grupos correctos, sobre todo a la población adulta más vulnerable.

Los países deben tomar las decisiones relacionadas con las políticas de vacunación contra la COVID-19 sobre la base de la evidencia científica.

En otras palabras, deben concentrarse en las personas mayores, los trabajadores de salud y otros grupos de alto riesgo, incluso a medida que aumenten las tasas de vacunación en la población general.

Deben trabajar con los líderes y las organizaciones locales para adaptar sus campañas de comunicación según las preocupaciones de las comunidades y cerrar las brechas que aún subsistan.

Algunos países, entre ellos Ecuador, Colombia, Paraguay y Brasil, han logrado ampliar la cobertura de vacunación en los pueblos indígenas, gracias a que pudieron forjar vínculos estrechos con líderes locales que inspiraban confianza en la comunidad.

Reconstruir la sólida columna vertebral de los programas de vacunación para mantener una cobertura alta es esencial si queremos asegurar el futuro de nuestros niños y niñas, y lograr que nuestra Región prospere. Los países pueden aprovechar el impulso del despliegue de las vacunas contra la COVID-19, gracias al cual 675 millones de personas confiaron en las vacunas y completaron el esquema de vacunación para protegerse contra la enfermedad y la muerte.

No podemos perder tiempo. Tenemos la experiencia, las herramientas y el conocimiento para poner al día la vacunación, prevenir enfermedades y proteger a nuestras familias tanto en el presente como en el futuro. Invitamos a los líderes de los países a adoptar un compromiso político con una vacunación sólida y equitativa, centrada en programas sistemáticos que incluyan la vacuna contra la COVID-19.

Es responsabilidad de todos nosotros —las madres y los padres, los trabajadores de salud, las comunidades, los donantes y los gobiernos— mantener nuestro compromiso con las vacunas, que tienen el poder de salvar vidas.