Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 13 de julio de 2022
Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy. La semana pasada se notificaron aproximadamente 1,6 millones de casos de COVID-19 y 4.800 muertes, lo que representa una disminución del 0,9% y del 3,5%, respectivamente, en comparación con la semana anterior. A nivel subregional, el número de casos de COVID-19 aumentó un 2% en América del Sur y un 54,9% en Centroamérica. En cambio, disminuyó un 5,2% en el Caribe y un 4,5% en América del Norte. El número de muertes por COVID-19 aumentó un 14,2% en la subregión sudamericana, mientras que disminuyó en las tres subregiones restantes. De los 33 países y territorios de la Región con datos disponibles, en 14 aumentó el número de hospitalizaciones por COVID-19 en la última semana, en comparación con la semana anterior. Sin embargo, cada vez es mayor la proporción de casos causados por los sublinajes BA.4 y BA.5 de la variante ómicron, lo que está generando nuevas infecciones en la Región. En Estados Unidos, los sublinajes BA.4 y BA.5 son ahora los que más circulan en la comunidad. Además, hay cada vez más países y territorios de América Latina y el Caribe que notifican la presencia de estos sublinajes. El sublinaje BA.5 se ha detectado en al menos 22 países y territorios, y es probable que se convierta en el predominante en todas las subregiones en el transcurso de las próximas semanas. La aparición de los sublinajes BA.4 y BA.5 nos recuerda una vez más que el virus continúa evolucionando cada vez que se transmite, y que debemos permanecer alertas. También debemos reforzar la vigilancia genómica, que lamentablemente ha disminuido en las últimas semanas debido a la reducción de la obtención de muestras en la mayoría de los países y territorios. Este virus no conoce fronteras, sobre todo ahora que se han reanudado los viajes internacionales. Debemos utilizar todas las herramientas a nuestra disposición para protegernos, sobre todo si estamos entre los grupos más vulnerables a cuadros graves y a la muerte. Esto significa volver a aplicar las medidas de salud pública, como el uso de mascarilla y el distanciamiento social, cuando aumentan los casos. Algunos países ya han comenzado a hacerlo. También significa acelerar nuestros esfuerzos para llegar a todas las personas con las vacunas contra la COVID-19, las cuales se estima que han salvado casi cuatro millones de vidas en nuestra Región, según un estudio reciente. La buena noticia es que las vacunas siguen siendo muy efectivas contra todos los sublinajes de la variante ómicron para prevenir los cuadros graves y la muerte. Cuando introdujimos por primera vez las vacunas contra la COVID-19, no eran suficientes para proteger a todas las personas que las necesitaban. A principios del 2021, los países tenían dificultades para asegurar los suministros, y se concentraban en vacunar a los grupos con mayor riesgo de contraer la enfermedad y morir por COVID-19. La capacidad de fabricación de productos médicos en nuestra Región tardó en aumentar al nivel necesario para satisfacer el incremento de la demanda de medicamentos, medios de diagnóstico y equipos de protección personal. América Latina y el Caribe son muy dependientes de las importaciones de medicamentos y otras tecnologías sanitarias. La capacidad de fabricación seguirá siendo muy necesaria en nuestra Región para ayudarnos a hacer frente a la COVID-19 y otros agentes patógenos. Es probable que haya brotes de otras enfermedades que requieran el desarrollo y despliegue rápidos de nuevas vacunas, medios de diagnóstico y medicamentos para combatirlas. Una de esas enfermedades es la viruela del mono. En 14 países y territorios de nuestra Región, se ha notificado un total de 1.325 casos de viruela del mono desde el 10 de mayo, si bien no se han informado muertes. Esta cifra representa el 14% de los casos de viruela del mono a nivel mundial. Del total de casos confirmados, el 81% fue notificado por Estados Unidos de América y Canadá, donde el número de casos tuvo un aumento pronunciado tras el regreso a las reuniones masivas, algo que también se observó en Brasil y Perú. Hemos publicado recomendaciones de salud pública sobre la vigilancia, el diagnóstico, la atención clínica y la vacunación para contactos estrechos de casos confirmados de viruela del mono. Una prioridad para la OPS ha sido capacitar a los países y fortalecer su capacidad de confirmar casos mediante pruebas de laboratorio. Ahora que está instalada esta capacidad, esperamos que se detecten más casos y que posiblemente se confirme una mayor tasa de propagación en las próximas semanas. En nuestra Región, debemos estar mejor preparados para el futuro. Es por eso que la OPS, con el apoyo de donantes internacionales y en colaboración con países de la Región, está trabajando para reforzar nuestra capacidad de fabricar las vacunas y las herramientas médicas necesarias. En primer lugar, nos estamos centrando en las iniciativas para fortalecer la capacidad de investigación y desarrollo de América Latina y el Caribe, particularmente en lo que respecta al desarrollo de vacunas de ARNm. El año pasado, pusimos en marcha la plataforma regional para promover la fabricación de vacunas contra la COVID-19 y otras tecnologías sanitarias. Por medio de esta plataforma, se seleccionó a Sinergium Biotech de Argentina y al Instituto de Inmunobiología Bio-Manguinhos de Brasil para unirse a la red de la OMS de transferencia de tecnologías para las vacunas de ARNm. Tanto científicos como gerentes de estas empresas han participado en sesiones en el centro de la OMS para la capacitación sobre vacunas de ARNm ubicado en la sede de la empresa Afrigen en Sudáfrica, y están recibiendo asistencia técnica continua para aumentar su capacidad. En consecuencia, las dos empresas ya están aplicando estas técnicas para desarrollar vacunas de ARNm en sus propios laboratorios. En segundo lugar, también necesitamos un sistema regulatorio eficaz a nivel regional, que nos permita garantizar la seguridad y efectividad de las nuevas herramientas médicas. La OPS está poniendo en marcha varias iniciativas para aumentar la capacidad de los organismos de nuestra Región, incluida una nueva política regional para fortalecer los sistemas regulatorios nacionales, que brindará orientación a los países en la promoción de la innovación y la respuesta ante emergencias. También estamos trabajando para fortalecer la capacidad de los laboratorios públicos de control de calidad en Colombia y El Salvador, y establecer centros de referencia que evalúen la calidad de los EPP, de modo que nuestra Región pueda garantizar la seguridad de todos los EPP que producimos para proteger a nuestros trabajadores de salud y a otras personas. Y, por último, estamos colaborando con asociados regionales e internacionales para elaborar una hoja de ruta común que nos permita mejorar la capacidad de producción de tecnologías sanitarias en la Región. Sobre la base de su trayectoria, Brasil, México, Argentina y varios países y territorios del Caribe están aplicando acuerdos de transferencia de tecnología para productos que han recibido la autorización de uso de emergencia, con miras a ayudarse mutuamente por medio del intercambio de información sobre métodos de fabricación. La OPS, junto con otros asociados de América Latina y el Caribe, están trabajando en conjunto con la Unión Europea para fortalecer la capacidad de nuestra Región para el desarrollo de productos médicos. Estamos llevando a cabo varios estudios sobre la dinámica del mercado y el ecosistema de innovación, los cuales nos ayudarán a comprender las inversiones que serán necesarias en nuestra Región en los próximos años. La combinación de todas estas iniciativas tiene el potencial de transformar la forma en la que nuestra Región desarrolla y fabrica productos para la salud, sobre todo las herramientas que requieren un grado alto de sofisticación, como las vacunas. El fortalecimiento de la capacidad de producción médica de la Región está en nuestra lista de tareas pendientes desde el primer día, pero no podemos desarrollar todos los sistemas e infraestructura de un día para el otro. Es hora de convertir nuestra retórica en acciones y nuestros compromisos en logros. Los países, los donantes y nuestra comunidad regional de I+D en el ámbito de la salud deben aunar esfuerzos para asegurarse de que nuestras inversiones a largo plazo amplíen la capacidad de fabricación. La OPS coordinará y ayudará a desarrollar las partes móviles en nuestra Región para garantizar que aprovechemos al máximo la infraestructura, las instituciones y el potencial que tenemos para construir un sistema que beneficie a la Región de las Américas en su conjunto. Como hemos aprendido durante la pandemia de COVID-19, la capacidad de fabricación por sí sola no es suficiente para garantizar el acceso. Sin embargo, a lo largo de la historia de nuestra Región, hemos podido llegar a millones de personas más cuando trabajamos juntos. Un ejemplo es el Fondo Rotatorio, un mecanismo pionero de financiamiento y compras que se estableció hace 40 años para garantizar que las vacunas aprobadas y avaladas por la OMS pudieran ponerse rápidamente a disposición de todos los países de la Región. A través del Fondo Rotatorio, y en colaboración con el Mecanismo COVAX, hemos entregado más de 147 millones de dosis de vacunas contra la COVID-19 en toda la Región, incluso a muchos países de ingresos medianos que tradicionalmente han estado excluidos de los mecanismos mundiales de financiamiento. Tal como ocurre con las iniciativas relacionadas con la capacidad de fabricación, el Fondo Rotatorio muestra el impacto que podemos tener cuando aprovechamos nuestra trayectoria de solidaridad y colaboración para abordar las inequidades en nuestra Región. Con este mismo espíritu, podemos aumentar todavía más la capacidad de producción médica de nuestra Región para salvar y proteger aún más vidas. |