Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 1 de junio de 2022

Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

El número de casos y muertes por COVID-19 continúa aumentando en toda nuestra Región. La semana pasada, se notificaron 1.087.390 casos y 4.155 muertes en la Región de las Américas, lo que representa un aumento de 10,4% y 14%, respectivamente.

A nivel subregional, excepto en las islas del Caribe y del Océano Atlántico, también ha aumentado tanto el número de casos como el de muertes. El mayor aumento del número de casos tuvo lugar en América del Sur, donde alcanzó 43,1%, y el mayor aumento del número de muertes se registró en Centroamérica, donde ascendió a 21,3%.

El número de casos en la Región ha seguido en aumento en las últimas seis semanas. Ahora, a medida que se acerca la temporada de vacaciones veraniegas en el hemisferio norte y comienza la temporada invernal en el hemisferio sur, debemos mantenernos alertas.

Tenemos las herramientas para prevenir las peores consecuencias de este virus. Ahora que los casos están en aumento y los hospitales se están llenando, es el momento de aprovechar estas herramientas, como el uso de mascarillas y las medidas de salud pública para detener la propagación del virus, y las vacunas para evitar cuadros graves y la muerte.

Nuestros sistemas de salud aún se están recuperando de las interrupciones provocadas por la pandemia, pero ahora se enfrentan a un nuevo aumento del número de casos de COVID-19, como también a un mayor riesgo de que se registren otros eventos de salud pública, como la viruela del mono, las hepatitis virales y otras infecciones respiratorias.

Desde la introducción del SARS-CoV-2, el número de casos de gripe ha sido excepcionalmente bajo en la Región. Pero esta situación comenzó a cambiar en el 2022: el virus de la gripe está circulando de nuevo y no solo durante la temporada gripal tradicional.

En México y Perú ha habido un mayor número de casos de gripe de lo esperado, y Argentina, Chile y Uruguay han notificado más hospitalizaciones de lo habitual a causa de esta enfermedad.

En Chile, Paraguay, Brasil, Ecuador y República Dominicana, también se observan aumentos repentinos del número de infecciones causadas por los VRS en niños pequeños, que en algunos casos llevan a la hospitalización.

Así como lo hemos hecho en la respuesta a la COVID-19, debemos utilizar todos los recursos que tenemos a disposición. Y debemos empezar por las vacunas.

La vacuna contra la gripe que se utiliza actualmente en el hemisferio sur contempla las cepas en circulación y puede proporcionar una mejor protección a todas las personas en riesgo.

Brasil y Ecuador iniciaron su campaña de vacunación antigripal durante la Semana de Vacunación en las Américas.

Al menos otros 15 países están organizando campañas para llegar a las personas mayores, las embarazadas, la población infantil y otros grupos vulnerables.

Estas campañas son importantes todos los años, pero especialmente este año, ya que nos enfrentamos a múltiples riesgos al mismo tiempo.

Los países deben ampliar la vigilancia para dar seguimiento a otros virus respiratorios, no solo el de la COVID-19.

La mayoría de los países han integrado la vigilancia de la COVID-19 con los esfuerzos para rastrear el virus de la gripe. Debemos aprovechar esta capacidad para que podamos detectar rápidamente los diferentes virus respiratorios que circulan en la Región.

Es importante tener en cuenta que las mismas medidas de salud pública que protegen a las personas de la COVID-19 también las protegen de la gripe.

Sin embargo, este aumento reciente del número de casos constituye un riesgo para nuestros sistemas de salud. Debemos hacer un seguimiento cuidadoso de la capacidad hospitalaria.

Muchos lugares se enfrentan a la doble amenaza de un posible aumento de los casos de gripe y un aumento de los casos de COVID-19, lo que causará que los trabajadores de salud, las personas mayores y las embarazadas se enfrenten a un riesgo adicional.

Algunos países se enfrentan a una triple amenaza, dado que a estas dos se suma la ola de VRS en la población infantil.

Tenemos los conocimientos y la experiencia para tratar a las personas afectadas por estos virus.

Sin embargo, los países deben ajustar su capacidad y destinar los recursos y el personal suficientes para que nuestros sistemas de salud puedan utilizar estos conocimientos y experiencia, y salvar más vidas.

Esto me lleva a otro factor que puede afectar los servicios de salud de la Región, en especial los de Centroamérica y el Caribe: una vez más nos encontramos en temporada de huracanes.

El cambio climático ha dado lugar a un aumento innegable de la frecuencia y el impacto de los fenómenos meteorológicos extremos, como los huracanes, las lluvias más intensas de lo habitual y las inundaciones en muchas partes de nuestra Región.

Si bien debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para detener el cambio climático, también debemos prepararnos para enfrentar las consecuencias inmediatas de los fenómenos meteorológicos extremos.

La Oficina Nacional de Administración Oceánica y Atmosférica de Estados Unidos y el Sistema de la Integración Centroamericana proyectan para este año un número de tormentas superior al promedio, especialmente en la zona atlántica, en el Golfo de México y en el Caribe.

Esto es preocupante, ya que una tormenta masiva es suficiente para destruir los medios de sustento de las personas, paralizar a nuestros sistemas de salud y provocar innumerables pérdidas humanas.

Debemos prepararnos con la mayor antelación posible para que no nos tomen por sorpresa.

Muchos países ya tienen planes nacionales relacionados con los fenómenos meteorológicos extremos.

Es hora de revisar esas estrategias, para asegurarnos de que estén actualizadas y de que podamos poner en práctica los planes.

Los países deben saber exactamente cuáles son sus zonas de riesgo, así como los grupos de población y los centros de salud que tienen más probabilidades de verse afectados. La OPS se ha reunido con los países para evaluar los riesgos, revisar los planes y ayudar a abordar las vulnerabilidades con antelación.

También se realizaron inversiones a largo plazo con el respaldo del programa de “Hospitales inteligentes” de la OPS, que apoyó la renovación de los centros de salud en zonas vulnerables a desastres naturales para que pudieran resistir mejor ante las crisis.

Este enfoque se ha aplicado en toda la Región y ha ayudado, por ejemplo, al hospital Chateaubelair, en San Vicente y las Granadinas, a hacer frente a una erupción volcánica, la pandemia de COVID-19 y un huracán.

Ya sea que se trate de la COVID-19, los huracanes o los virus respiratorios estacionales, dependemos de los mismos sistemas de salud para dar respuesta y salir adelante.

En un momento de crisis, nuestro bienestar y el de nuestras sociedades dependen de la resiliencia de nuestros sistemas de salud. Esa es una enseñanza importante que nos deja la COVID-19 y que no podemos ignorar. En la 9.ª Cumbre de las Américas, que se celebrará en Los Ángeles del 8 al 10 de junio, los jefes de Estado se comprometerán a construir un futuro sostenible, resiliente y equitativo, que incluya la resiliencia del sector de la salud y la economía.

Debemos planificar e invertir ahora para hacer frente a los riesgos de hoy y prepararnos mejor para los retos del mañana.

La inversión en la salud es esencial para lograr todo lo que esperamos para el futuro de nuestra Región: resiliencia y seguridad, prosperidad económica y el bienestar de nuestra población.