Rueda de prensa semanal sobre COVID-19: Palabras de apertura de la Directora, 1 de diciembre de 2021

Buenos días y gracias por participar en la rueda de prensa de hoy.

La semana pasada, se notificaron más de 753.000 casos nuevos de COVID-19 y más de 13.000 muertes conexas en la Región de las Américas.

En América del Norte, el número de casos se mantiene estable en Canadá y Estados Unidos, y tanto el número de casos como de muertes han disminuido más de 20% en México.

En Centroamérica, el número de casos y muertes disminuyó la semana pasada en todos los países a excepción de Panamá. En América del Sur, el número de casos lleva varias semanas aumentando de forma sostenida en los países del Cono Sur. En la zona andina y en Brasil, el número de casos se está estabilizando.

En el Caribe, sin embargo, el número de casos está aumentando en las Islas Caimán y en Anguila.

Se trata de una pandemia dinámica, y las decisiones que tomemos a la hora de mantener las medidas preventivas y ampliar el acceso a las vacunas determinarán el grado de propagación del virus.

Quiero hablar sobre la nueva variante ómicron, que la OMS designó como variante de preocupación hace unos días.

Todavía hay muchas incógnitas. No está claro si la variante ómicron es más transmisible que otras variantes, o si causa una enfermedad más grave, pero los investigadores de todo el mundo están realizando estudios para comprender mejor esta variante y producir la mejor evidencia disponible para guiar nuestra respuesta.

Durante el fin de semana, la OPS se puso en contacto con los ministros de salud de nuestra Región para ofrecer información sobre esta nueva variante, y continuaremos ofreciendo actualizaciones y orientación a medida que estén disponibles.

Todavía no se ha aislado el virus para realizar pruebas de neutralización, y este proceso llevará algún tiempo. Hasta que se completen estas pruebas y otros ensayos de laboratorio, no tendremos suficiente evidencia para determinar el grado de transmisibilidad o gravedad de la variante ómicron, ni para evaluar la efectividad de las vacunas actuales contra ella.

Mientras tanto, la OPS continúa haciendo un seguimiento estrecho de otras variantes y, por ahora, la variante delta sigue siendo la variante predominante en la Región de las Américas.

En nuestra Región, la variante ómicron solo se ha detectado en Canadá y Brasil, pero es probable que otros países comiencen a detectar esta nueva variante pronto.

Por eso es importante que los países redoblen sus esfuerzos de vigilancia, envíen las secuencias a la Red Regional de Vigilancia Genómica y notifiquen a la OMS cualquier caso causado por la variante ómicron.

En estos momentos, la velocidad y la transparencia son fundamentales.

Pero, sobre todo, instamos a las personas a no tener miedo.

Lo más importante que puede hacer una persona para protegerse es vacunarse y reducir su riesgo de exposición al virus. Esto se puede lograr usando mascarilla, manteniendo la distancia física, lavándose las manos con frecuencia y evitando los espacios concurridos, sobre todo si son interiores.

Es importante tener en cuenta que estas medidas son efectivas contra todas las variantes, incluida ómicron.

Los países deben mantener sus medidas de salud pública para limitar la transmisión del virus y ajustarlas de acuerdo con el riesgo de transmisión local.

Como ya he dicho en otras ocasiones, la inequidad en torno a las vacunas está prolongando la pandemia de COVID‑19, y la aparición de la variante ómicron es un ejemplo de ello.

Cuanto más circule el virus causante de la COVID-19, más oportunidades habrá de que sufra cambios y mute.

Por eso es fundamental ampliar el acceso a las vacunas para todo el mundo.

Solamente 54% de la población de América Latina y el Caribe está completamente vacunada

La COVID-19 no es la primera enfermedad infecciosa que ha sacudido al mundo.

Los científicos, los países y las comunidades llevan más de 40 años luchando contra la epidemia de la infección por el VIH.

Hoy, al conmemorar el Día Mundial del Sida, la OPS rinde homenaje a quienes perdieron la vida a causa de esta enfermedad y a quienes llevan años luchando para conseguir nuevas herramientas para proteger a las personas con infección por el VIH.

En toda América Latina y el Caribe, 2,4 millones de personas tienen la infección por el VIH, y solo 81% de ellas conoce su estado serológico con respecto a la infección.

Con el tratamiento antirretroviral adecuado, las personas con infección por el VIH pueden mantener su enfermedad bajo control y evitar contagiar a otros, pero para ello deben tener acceso regular a estos medicamentos.

Incluso antes de la pandemia, solamente 65% de las personas con infección por el VIH en nuestra Región recibían tratamiento antirretroviral.

Y, lamentablemente, a medida que progresó la pandemia, aumentó el número de países que informaban interrupciones parciales en los servicios de tratamiento antirretroviral. Pero los países de la Región, incluidos los ministerios de salud, las organizaciones de la sociedad civil y los organismos de cooperación internacional, trabajaron juntos para mantener el suministro de medicamentos antirretrovirales para la prevención y para el tratamiento de personas con infección por el VIH. Probaron métodos innovadores para llevar medicamentos a quienes los necesitan, como la entrega de suministros para varios meses, préstamos entre países y la activación de procedimientos especiales de adquisición.

Si bien nuestra Región ha logrado avances significativos en lo que respecta a reducir el número de nuevas infecciones por el VIH y eliminar las muertes relacionadas con el sida, se está quedando atrás respecto a las metas para el 2030.

También contamos con medicamentos efectivos para controlar el VIH e interrumpir la transmisión. Y contamos con vacunas contra la COVID-19, que han demostrado ser seguras y efectivas para las personas con infección por el VIH. Ahora debemos garantizar un acceso sistemático y equitativo a estas poderosas herramientas.

Pero solo es posible ampliar el acceso si combatimos el estigma y la discriminación persistentes que mantienen los servicios de salud fuera del alcance de demasiados hombres que tienen relaciones sexuales con hombres, mujeres transgénero y trabajadores sexuales en toda nuestra Región.

Por ese motivo, nuestras respuestas para eliminar el sida deben reflejar la diversidad cultural y sexual, la igualdad de género y los derechos humanos, y contar con la participación activa de las comunidades más afectadas.

Esta semana también se cumplen 119 años desde la Primera Convención Sanitaria Internacional de las Repúblicas Americanas, que convocó a representantes de países de la Región en Washington, D.C., y marcó la creación de la Organización Panamericana de la Salud.

Durante 119 años, la OPS ha trabajado estrechamente con los países de la Región de las Américas para generar conocimiento, guiar las medidas de salud pública y apoyar nuestro objetivo de salud para todos.

Nuestro aniversario nos recuerda la importancia de la solidaridad y la colaboración para proteger la salud y el bienestar de nuestra Región, especialmente durante las emergencias de salud.

Logramos un gran avance en el tratamiento de la infección por el VIH/sida y desarrollamos vacunas efectivas para proteger a las personas de la COVID-19 en un tiempo récord.

Ahora debemos trabajar juntos para lograr nuestros objetivos y aprovechar al máximo las herramientas con las que contamos para salvar vidas, de manera que todas las personas en nuestra Región tengan acceso a los servicios y las herramientas que necesitan para vivir una vida saludable y productiva.