En América Latina y el Caribe, las comunidades indígenas y afrodescendientes se han enfrentado históricamente con desigualdades. Como consecuencia de sus menores ingresos, un nivel de instrucción más bajo y otros determinantes sociales desfavorables de la salud, sumados al acceso reducido a servicios de la salud, barreras geográficas, la discriminación y el estigma, estas poblaciones son especialmente vulnerables a la infección por el virus causante de la COVID-19 y a la mortalidad durante esta pandemia.
La COVID-19 se ha propagado a los 54 países y territorios de las Américas. Para el 26 de mayo del 2020, los casos y las muertes en América Latina habían sobrepasado los de Europa y Estados Unidos en lo que se refiere al número diario de infecciones por coronavirus notificadas. Para junio, dos de los tres países con el mayor número de casos notificados se encontraban en las Américas, región que se ha convertido en el epicentro de la pandemia.
En este informe se expone una visión general de la respuesta de la OPS a la pandemia de COVID-19. Comienza en enero de 2020, cuando la OPS movilizó rápidamente sus expertos y despachó material de laboratorio para la detección molecular del virus hasta el 31 de mayo del 2020. Se presenta un análisis de la situación epidemiológica en las Américas y del impacto de la propagación del virus en los sistemas de salud de América Latina y el Caribe, así como aspectos destacados selectos del trabajo de la OPS en los países y territorios que integran esta organización de salud pública. Se incluyen datos epidemiológicos hasta el 12 de junio del 2020 (salvo que se indique otra cosa) para reflejar con mayor precisión la rápida evolución de la situación. Asimismo, se explica el trabajo de la OPS orientado a detener la propagación del virus SARS-CoV-2 hasta el 31 de mayo del 2020.
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