Washington, DC
Hoy estamos celebrando el Día Mundial de la Salud, como lo hacemos cada año el 7 de abril, pero, además, estamos honrando a la Organización Mundial de la Salud por el 75to aniversario de su creación. Es, entonces, una gran ocasión para destacar los logros conseguidos en las últimas décadas, los grandes avances en salud pública que han mejorado la calidad de vida de las personas, las lecciones aprendidas y, a la vez, reconocer los desafíos que se nos presentan para el futuro.
Salud para todas las personas ha sido el objetivo máximo que hemos perseguido en todos estos años. Y si bien no tengo dudas de que hemos avanzado enormemente, en la región de las Américas las inequidades son persistentes y se han exacerbado como consecuencia de la COVID-19.
La pandemia ha tenido un impacto considerable en la salud y en la vida de las personas, así como también en las condiciones para el desarrollo de los países de la Región. Ha expuesto y profundizado desafíos estructurales que enfrentan los sistemas de salud y que han afectado la capacidad de respuesta, profundizando las inequidades.
Durante la crisis, los servicios de salud esenciales se vieron interrumpidos; y los que recibían pacientes con COVID-19 se vieron saturados por la alta demanda y, pese a los esfuerzos realizados, sigue siendo difícil mantener su continuidad.
La pandemia también provocó situaciones de desabastecimiento e inequidad en el acceso a los medicamentos esenciales y a otras tecnologías sanitarias y empeoró significativamente las barreras de acceso a los servicios de salud que ya existían y generó barreras nuevas.
Aspiramos a desarrollar y alcanzar sistemas de salud resilientes que tengan la capacidad de prepararse ante una emergencia y responder de manera efectiva, mantener las funciones básicas cuando se produce una crisis y reorganizarse y transformarse si las condiciones lo requieren.
A medida que atravesamos la pandemia, la estrategia de Atención Primaria de Salud (APS) se ha reafirmado como el enfoque clave para lograrlo. Porque el componente fundamental de un sistema de salud resiliente es una atención primaria eficiente, con la capacidad de articular medidas de promoción, prevención, vigilancia y atención para los problemas de salud más prevalentes en las comunidades.
Ahora más que nunca “Salud para todas las personas”, en el contexto de la Región de las Américas, es un llamado a reafirmar el compromiso con la atención primaria de salud para construir sistemas resilientes y también es un llamado a redoblar esfuerzos para lograrlo
En representación de la Organización Panamericana de la Salud, reitero nuestro compromiso con los Estados Miembros y nuestro apoyo para el logro de la Salud para todas las personas.
Muchas gracias y hasta pronto.
Dr. Jarbas Barbosa
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