Durante el último decenio, diversos brotes importantes como los relacionados con la enfermedad por el virus del Ébola y el síndrome respiratorio de Oriente Medio, y más recientemente, el brote de enfermedad por el virus del Sudán en Uganda y la pandemia de enfermedad por coronavirus (COVID-19) han demostrado que los brotes pueden propagarse rápidamente a nivel de la comunidad y amplificarse considerablemente en los entornos de atención de salud.
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